*) Ec. Pablo Broder

La anunciada intervención y posterior expropiación de Vicentin, más allá del hecho puntual en sí mismo, adquiere el preocupante valor de una señal, por supuesto que confirmatoria, de lo que muchos habían supuesto, y también temido, sobre cuáles serían las políticas que habría de  adoptar este Gobierno. Entre otras peligrosas orientaciones, regenerar la estrategia estatizante de su más pura tradición. (Para preocupación de los memoriosos: ¿se querrá reflotar el IAPI, la Junta nacional de granos o intervenir en todo el comercio exterior como casi se está logrando con el cerrojo a las importaciones?).

La iniciativa permite una doble interpretación: por un lado la formal, respecto de la argumentación presidencial. Pero por otra parte, existe la posibilidad que esta medida se haya dispuesto -ante el fracaso oficial en el diseño de un plan concreto para encarar un doble frente (post cuarentena y deuda externa)-, como un mensaje fundamentalmente para los votos propios, con una reiteración de los principios tradicionales de su sector, con miras ya a las elecciones del 2021.

Los argumentos oficiales esgrimidos para la medida son, por lo menos discutibles. Ya con anterioridad, y apelando a un slogan sobre “soberanía”, se tomó el mismo camino con Aerolíneas, YPF, AYSA, CICCONE, Correo Argentino, entre otras, justificando las decisiones en preservar las soberanías energética, de vuelos aerocomerciales, de acuñar la propia moneda, etc.

En todos los casos, un rotundo y muy costoso fracaso.

Con Vicentin, el presidente apela a la preservación de la “soberanía alimentaria”, o de tener una “empresa testigo”, en un mercado donde el precio de sus productos está marcado día a día, internacionalmente, por la oferta y demanda global, sin entrar a considerar además, que la firma ocupa un rol menor  en el mercado local, al tomar solamente el 10% del comercio total.

Ante el argumento oficial: “… que sus trabajadores tengan la tranquilidad de continuar en sus trabajos.” Surge una inquietud adicional: dados los efectos de la cuarentena provocando la destrucción de un sinnúmero de empresas que genera la zozobra de decenas de miles de argentinos ante la posibilidad de perder su trabajo y su sustento, ¿se optará por similar criterio, de expropiar a todas?

Por otra parte, la afirmación presidencial es al menos controversial, pues la empresa se encontraba en conversaciones, en el marco de su concurso de acreedores, con varios grupos que podrían asumir su control y preservar en consecuencia la fuente de trabajo.

Además, atento a la conformación de los pasivos de Vicentin, al expropiar la empresa, el Estado asume también sus deudas millonarias hacia el sistema bancario y el fisco, por lo cual en esencia, lo que se está produciendo es una estatización de una obligación  privada, en el marco de un país exhausto en sus finanzas.

Ante los distintos dichos y hechos que surgen de la esfera gubernamental, se torna imperioso, en consecuencia, vislumbrar cuánto hay de falacias, medias  verdades, o simplemente relato.

El país, lamentablemente, se encuentra en una problemática circunstancia, y ante un futuro, al menos no prometedor.

*) Es Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, habiendo realizado cursos de especialización en Economía Moderna en la Universidad Federico Santa María (Valparaíso, Chile).

Fue profesor y miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires; y profesor (en la carrera de postgrado) y director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de la Cuenca del Plata, Corrientes. Argentina.

Presidió la Fundación de la Facultad de Ciencias Económicas, fue miembro del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Capital Federal, y Secretario General de la Sociedad Internacional para el Desarrollo en Argentina.

Fue Secretario de Programación Económica del “Gabinete de la Oposición” de la Unión Cívica Radical (Comité Nacional). Ha sido el introductor en la Argentina del programa Grameen, siendo a su vez presidente de la Fundación Grameen Argentina y representante honorario para la Argentina y el Paraguay del Profesor Muhammad Yunus, creador del Grameen Bank (el Banco de los Pobres) en el mundo.

Expositor en diversos congresos, nacionales e internacionales, columnista en medios gráficos, radiales y televisivos, es autor de numerosos artículos.

Sus libros: “Fundamentos de la Economía”; “Desarrollo y Estancamiento en el Proceso Económico Argentino”; “La Argentina y el Mundo”; “La convertibilidad en crisis”; “La Argentina de la posconvertibilidad”; “Dos años en la era K”; “Mitos y realidades en la era K” y “El ocaso de la era K”.

Desarrolla su actividad en el ámbito público y privado, como director y asesor de gobiernos locales, empresas e instituciones.

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