Juan Corales, tenía 75 años, severos problemas cardíacos y renales¿Existe el bullying a adultos? Sí, existe y tal vez en este tipo de acoso encuadre el caso de Juan Corales (75), quien durante varios años fue hostigado por adolescentes que le pateaban la puerta de su casa, le grafiteaban las paredes y lo provocaban. El último de estos incidentes terminó con su vida algunas semanas después.

 

En horas de la tarde del miércoles 17 de septiembre, se produjo un confuso incidente en proximidades de calle 18 de julio y 3 de Febrero, en el centro de la ciudad de Maldonado, protagonizado por un grupo de jóvenes -estudiantes de un cercano centro educativo- y un vecino de la zona, de 75 años.

Al lugar fueron efectivos policiales de Investigaciones de Zona 2 quienes demandaron en forma inmediata la presencia de una unidad médica, mientras un móvil de la URPM llegó con un DEA para practicarle tareas de reanimación al septuagenario que había sido encontrado en la calle sin signos vitales.

Un médico que se encontraba participando en una actividad en las cercanías, trabajó finalmente en las tareas de reanimación, hasta que una emergencia médica móvil trasladó al hombre a sanatorio Cantegril. Junto a él, la Policía había encontrado una pistola marca Versa, aunque nunca se aclaró si estaba en funcionamiento y cargada.

Vecino de la zona

Requerido el apoyo de visualizadores del Centro Comando Unificado, mediante análisis de cámaras de video vigilancia de la zona, lograron ubicar a otras personas involucradas en el confuso incidente, tratándose de 4 adolescentes que poco después fueron intervenidos y trasladados a la base de Investigaciones.

En registros de otra cámara, se pudo confirmar que los adolescentes se encontraban sentados en un muro cuando se aproximó el hombre portando un arma de fuego, por lo que los mismos emprendieron la fuga, mientras el septuagenario realizaba ademanes de efectuarles disparos con el arma de fuego.

El protagonista era Juan Corales, vecino de calle 18 de Julio que tomó la decisión de salir a la calle armado, extremadamente ofuscado y cansado del acoso del que era objeto: lo real es que había sido hostigado en forma constante desde el año 2019, con golpes en la puerta de su casa, pintadas y gritos.

Nunca se brindó información respecto a lo que había ocurrido antes, y tampoco que uno de los adolescentes había empujado a Corales que, cayó al piso e hizo el paro cardíaco. Tampoco se conoce la versión que los jóvenes le dieron a la Policía que les tomó declaración en presencia de los respectivos adultos responsables.

Juan Corales nunca se recuperó de aquel incidente del 17 de septiembre. Familiares narraron a MaldonadoNoticias que ingresó en CTI donde estuvo inconsciente durante 2 o 3 días; luego fue trasladado a Cuidados Intermedios y finalmente a Cuidados Moderados donde quedó a la espera de una solución que nunca llegó.

Él era paciente cardiológico, había sufrido varios infartos y tenía algunos stents. Era enfermo renal crónico aunque hasta ahora había evitado someterse a diálisis. Mientras permaneció internado, estuvo a la espera del ok del Fondo Nacional de Recursos, para que le instalaran un desfibrilador interno.

El jueves 2 de octubre, Corales falleció. Su hija, quiere que se sepa lo que no se informó: “el juego diario era patearle la puerta y hacerlo enojar... no jugaban al ring raje, como dicen por ahí. Tomaban carrera y pateaban la puerta. Tanto es así, que tuvimos que reforzar la puerta por dentro...”, narró.

Por estos actos constantes y extremadamente molestos para Juan y su esposa, había denuncias policiales radicadas en los años 2019 y 2021. Incluso, hablaron con autoridades del centro educativo al que concurrían los acosadores, y si bien su hija dijo que estaban en conocimiento, argumentaban que no podían hacer nada.

A pesar de que los actos de acoso y hostigamiento estarían en conocimiento de las autoridades del centro educativo, ni siquiera habían hablado con los adolescentes para que despusieran esa actitud, o en todo caso, haberlos advertido de que se les informaría a sus padres para que tomaran medidas.

La hija de Corales remarcó que cada vez que ocurrían los ataques, su padre salía a la calle, les gritaba y los corría. Pero el hostigamiento nunca se detuvo al extremo de que “el dato” se pasaba entre estudiantes, porque evidentemente los del incidente del 17 de septiembre, no eran los mismos que impulsaron las denuncias de 2019 y 2021.

Finalmente, la hija de Juan Corales, aseguró que nunca supieron que tuviera un arma, por lo que presumen que estaba guardada desde hace muchos años y que alguien se la había regalado en tiempos que trabajó como sereno. Presume que su padre decidió amenazar a los 4 adolescentes con el arma, pero lejos de intentar dispararles.

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