El caso involucra a un humilde trabajador afincado en Ocean Park, y a un grupo de argentinos residentes en la misma zona, que tras golpearlo y practicarle el submarino en una cuneta, lo llevó al destacamento policial de Sauce de Portezuelo. El caso ya se encuentra en la órbita de una Fiscalía de Maldonado.

 

Gabriel Pérez tiene 46 años, es divorciado y vive hace 12 años y medio en Ocean Park. No posee ningún tipo de antecedente, y es muy apreciado por quienes lo conocen. Se dedica a la venta de conservas artesanales y árboles frutales, principalmente de la flora nativa.

El jueves 6 de julio a media tarde, Gabriel Pérez se desplazaba en su bicicleta a la altura de avenida Sarmiento y la calle paralela a la Ruta Interbalnearia, llevando una garrafa de supergas de 3 kilos hacia un puesto cercano de recarga, y su mochila con los productos envasados que vende.

Sorpresivamente, según dijo a MaldonadoNoticias, fue interceptado por dos camionetas matriculadas en Argentina: una “Ranger” conducida por una mujer, y otra Peugeot tipo furgón que era ocupada por tres hombres. Todos bajaron rápidamente, lo redujeron y comenzaron a golpearlo.

Dijo que le exigían que les dijera “donde está lo robado” y “quien los había robado”. Lo tiraron al piso mientras continuaban golpeándolo, llegando al extremo de oprimirlo boca abajo en una cuneta con barro. Luego lo cargaron a la camioneta y lo condujeron a una dependencia policial.

Coincidentemente, a dos cuadras del lugar del ataque, está emplazado el destacamento de Sauce de Portezuelo, donde según Gabriel Pérez, fue recibido y encerrado esposado a un calabozo. A la dependencia entraron los tres hombres que dijeron: “acá traemos otro delincuente más”.

La víctima asegura que no pudo escuchar más nada porque estaba muy aturdido por la golpiza recibida y que luego que los hombres se retiraron, los policías de guardia le dijeron que por orden superior, debían trasladarlo a Piriápolis donde asumiría el caso Investigaciones de Zona 1.

Gabriel Pérez, aclaró que los efectivos policiales en todo momento lo trataron bien y que incluso los dos que lo llevaron a Piriápolis son vecinos de la zona y lo conocen. Sin embargo, fue trasladado desde Sauce de Portezuelo al balneario de los cerros sin ser visto antes por un médico.

Recién fue llevado a la policlínica de ese balneario donde, no lo vio un médico sino una enfermera que le brindó un calmante por los dolores que tenía en el cuerpo. En dependencias policiales, estuvo en una celda y esposado, le tomaron declaraciones y sobre las 19.30 por disposición Fiscal quedó en libertad.

Recién el viernes 7 fue visto por un médico forense en Maldonado que constató hematomas y erosiones producto de los golpes recibidos. Este lunes, Gabriel Pérez, acompañado por vecinos toma contacto con un abogado para iniciar las acciones correspondientes contra los agresores.

Dijo que los conoce, y que son argentinos radicados en la zona de Ocean Park desde hace algunos años. Durante la brutal agresión y privación de la libertad de la que fue víctima, reconoció a la mujer, a su pareja y a un amigo. Paradójicamente, el pasado verano les vendió algunas plantas para su casa.

La pareja suele recibir “amigos” que integrarían algún grupo de motociclistas, y según pudo saber MaldonadoNoticias, son los propietarios de un restaurante ubicado sobre la ruta en la zona de Portezuelo. Plenamente identificados, los agresores serían llamados a declarar en las próximas horas.

Carta de vecinos

Un grupo de vecinos de la zona que conoce a Gabriel Pérez, libró una carta pública brindándole su apoyo, preocupados y consternados, por lo que califican de “un terrible ataque perpetrado por una banda de delincuentes neonazis en nuestra comunidad de Ocean Park, en Maldonado”.

En la carta, aseguran que “Gabriel es un hombre humilde y trabajador que se dedica a vender plantas en una bicicleta vieja. Es ampliamente conocido y respetado en nuestra vecindad debido a su carácter amable y su contribución positiva a nuestra comunidad”.

Denuncian que, “… fue abordado por esta banda de delincuentes neonazis, quienes lo sometieron a una tortura física y psicológica extremadamente cruel. Le hundieron la cabeza en una cuneta con agua, lo golpearon y torturaron. Además de sufrir estas terribles vejaciones, fue obligado a auto inculparse de robos que no cometió”.

Asimismo subrayan que “fue llevado posteriormente a la policía, donde injustamente fue arrestado y mantenido en un calabozo. Sin embargo, gracias a la intervención de los policías comunitarios que lo conocen y saben de su buen carácter, finalmente fue liberado”.

“Estamos profundamente indignados por lo ocurrido y exigimos que se haga justicia en este caso. Instamos a las autoridades competentes a llevar a cabo una investigación exhaustiva y diligente para identificar y castigar a los responsables de esta salvaje agresión”, sostienen más adelante.

Finalmente, piden “que se tomen las medidas necesarias para garantizar la seguridad de Gabriel y de todos los residentes de nuestra comunidad. Es fundamental que se implementen acciones preventivas y se fortalezca la seguridad en Ocean Park para evitar la repetición de actos tan violentos y discriminatorios”.

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