Otro integrante de la banda de asaltantes que perpetró al menos dos atracos entre fines de 2015 y comienzos de 2016 en distintas zonas de Maldonado, fue procesado con prisión en las últimas horas. Se trata de un individuo de 47 atrapado por Interpol Argentina y extraditado a Uruguay en la jornada de éste miércoles.

La Jueza Penal de 4° Turno, dispuso el procesamiento de Leonardo Ariel Rodríguez Amorin, de 47 años de edad, imputado por la presunta comisión de dos delitos de rapiña especialmente agravados por el uso de armas, y la pluriparticipación en calidad de autor en régimen de reiteración real.

Leonardo Ariel Rodríguez Amorin, como lo informara MaldonadoNoticias, estaba identificado como uno de los integrantes de la banda que viajaba desde Montevideo a perpetrar grandes atracos, para lo que contaba con un individuo que alojado en La Barra, hacía el trabajo previo de inteligencia.

Durante el interrogatorio al que fue sometido luego de haber llegado extraditado desde Argentina, donde fue detenido por Interpol dos días atrás, Leonardo Ariel Rodríguez Amorin admitió ante investigadores del Distrito 4, haber participado en dos atracos: uno en Punta del Este y otro en La Barra.Leonardo Ariel Rodríguez Amorin fue detenido en Argentina y trasladado a Maldonado.

Los golpes

El lunes 7 de diciembre de 2015, sobre la hora 16.00, participó en el asalto al empleado de una conocida automotora de Maldonado, cuando se disponía a depositar $ 430.000 en un cambio de Hipercentro Devoto de Punta del Este, ubicado en la Parada 10 de la avenida Roosevelt.

La víctima, de 36 años de edad, apenas detuvo su coche frente a la puerta principal, fue encañonado por un hombre enmascarado. Quedó prácticamente encerrado entre su coche, los carros del supermercado y el delincuente que lo apuntó dos veces con un arma corta pero de grueso calibre.

El atracador tomó el bolso que el empleado dejó en el piso, y se introdujo rápidamente en una camioneta VW Tiguan de color gris oscuro, en la que había al menos otras tres personas. La banda, partió raudamente del estacionamiento tomando Roosevelt al Norte.

Unos 45 minutos más tarde, la camioneta que había sido robada días antes en Carrasco, y que llevaba chapas matrículas argentinas, apareció prolijamente estacionada en un complejo de apartamentos de avenida Camacho y calle Antártida, en Maldonado.

El último atraco, que le habría reportado a la banda de Rodríguez Amorin $ 1 millón y US$ 20.000, se perpetró con gran precisión sobre la hora 12.00 del lunes 15 de febrero de 2016, en un lugar que registraba un importante movimiento, en el corazón de La Barra y a corta distancia de la comisaría del lugar.

Un hombre que oficiaba de remesero y se movía sin ningún tipo de apoyo para realizar la tarea, fue abordado por dos individuos luciendo caretas y armados, apenas había salido del local del Abitab del edificio de la estación de servicios Ancap de La Barra y antes de subir a su coche.

Mediante amenazas con armas de grueso calibre (una larga), se hicieron de la recaudación que acababa de retirar. Los delincuentes huyeron en un VW Gol de color gris y vidrios polarizados que luego se confirmó había sido robado mediante rapiña el 1° de febrero en jurisdicción de la seccional 9ª de Montevideo.

Sobre la hora 15.00 del mismo lunes 15 de febrero del año pasado, el Gol fue encontrado en una calle perpendicular a la costa, frente al parador Mantra, entre las playas Montoya y Bikini. A esa altura, los investigadores de la Policía de Maldonado ya trabajaban con algunos datos concretos.

La clave

El viernes 19 de febrero fue detenido en La Barra, L.J.C.R., de 30 años de edad, quien dos días después fue procesado por la Jueza Penal de 4° Turno de Maldonado, imputado por dos delitos de rapiña agravadas, en calidad de coautor, y por tres delitos de receptación.

Este individuo oriundo de Montevideo pero domiciliado en una finca de La Barra allanada el viernes 19 de febrero de 2016, fue el entregador de al menos dos asaltos perpetrados contra remeseros (informales) que cumplían funciones para distintas empresas de Maldonado.

Radicado en la zona, durante meses se dedicó a estudiar los movimientos de dinero de distintas empresas, como estaciones de servicio, financieras y otras. Ciertos traslados de fuertes sumas de dinero y cheques, se realizaban en forma rutinaria y sin ninguna medida de seguridad.

Rápidamente, L.J.C.R. lograba saber que día y a que hora se movilizaban con dinero ciertos funcionarios que en realidad no eran remeseros profesionales, sino trabajadores en los que distintas empresas confiaban la tarea. Luego, la banda viajaba desde Montevideo y daba los golpes.

Durante los interrogatorios a los que fue sometido, L.J.C.R. “se abrió” y aportó importante información sobre el resto de la banda. La cabeza de la misma y al menos otros dos integrantes fueron plenamente identificados y comenzaron a ser buscados inmediatamente.

Aunque el entregador fue procesado por coautoría en los atracos perpetrados días antes en la estación de servicios Ancap de La Barra, y en el consumado en diciembre de 2015 en el estacionamiento de Devoto Punta del Este, la banda pudo haber sido responsable de otros dos hechos similares.

Se estima que L.J.C.R. pudo haber preparado el terreno para que la banda perpetrara otros golpes vinculados a Maldonado: el de un remesero asaltado en la avenida Giannattasio, a la altura de Solymar, y el de un cobrador de Crufi consumado en la zona de Cerro Pelado.

En el caso de los delitos de receptación que le imputaron, están vinculados a la tenencia del automóvil Kia Rio -robado en diciembre de 2015 en Colonia-, y a la tenencia de cuatro poderosas armas. Increíblemente no fue imputado por tenencia ilegal de armas, una de ellas de guerra.

Lo incautado

Tres chalecos antibala, 3 pistolas calibre 9 m.m. con munición viva, 1 arma larga automática calibre 5.56, de última generación con munición viva, 3 máscaras de plástico, 4 pares de guantes y varias mochilas, fue lo encontrado dentro de la finca que alquilaba L.J.C.R.

Allí lo descubrieron los investigadores del Distrito 4 de la Policía de Maldonado, a cargo entonces del comisario mayor Julio Pioli, viviendo junto a su esposa y dos hijos menores de edad. El coche robado en Colonia y que lucía chapas matrículas de Brasil, lo estacionaba a dos cuadras.

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