Milagros Chamorro Cabrera (30), falleció el viernes 25 de octubre en dependencias de una mutualista de Montevideo a la que había acudido en busca de un psiquiatra que le ajustara la medicación. Cargaba con un gran dolor por la violación grupal de la que fue objeto 15 años atrás, en Maldonado, y terminó con su vida.

 

La tarde de este viernes 1° de noviembre se realizó una multitudinaria sentada en silencio en la plaza San Fernando, frente a la Jefatura de Policía y a la seccional 1ª, reclamando justicia para “Mili” y honrando su memoria. Familiares, amigos, y decenas de jóvenes de generaciones que seguramente no la conocieron dijeron presente.

La madre y un hermano de “Mili” estuvieron allí con una gran fortaleza, abrazados por cientos de personas que prometen no dejar en el olvido el caso tan aberrante que ocurrió 15 años atrás en un apartamento de un edificio de Maldonado, cuando Milagros era un adolescente y fue traicionada por un supuesto amigo.

Horas antes de la sentada, la familia de “Mili” hizo público un comunicado, en el que reveló que está atravesando un “dolor inconmensurable”, aunque se hizo un espacio para agradecer las condolencias y múltiples muestras de cariño y apoyo que ha estado recibiendo desde hace ya una semana.

“… tanto de amigos, compañeros de trabajo, conocidos, organizaciones sociales, colectivos feministas, redes de contención, y toda la población en general que se ha sensibilizado con todo lo vivido y padecido por Mili, tanto en el momento en que se animó a hablar en público sobre su violación como también ahora con su suicidio”.

La familia sostiene en el comunicado que el desenlace es multicausal, “desde la violación, las trabas y el desamparo por parte del Sistema Judicial, y la enorme ineficiencia del Sístema de Salud que una y otra vez no contempla a la salud mental como una de las principales emergencias sociales de Uruguay”.

Recuerdan los familiares que Milagros era una trabajadora social “que ayudaba a niños, personas sin hogar y mujeres víctimas de violencia de género”, y reiteran que “fue una víctima de violación y de las inoperancias del Poder Judicial y también del Sistema de Salud…” de nuestro país.

Concluyen que “no buscamos justicia porque sabemos que en su caso no la hubo, no la hay y no la habrá. Nada nos la podrá devolver. A pesar de sentir una inmensa impotencia y tan profundo dolor, escribimos esto intentando apelar a su voluntad y para hacer honor a su causa, deseando desde lo más profundo que pueda ayudar a otras víctimas”.

En la sentada estuvieron Laura, la madre de “Mili”, y su hermano Sebastián. Apoyados por cientos de personas dijeron gracias y aunque no volverán a tenerla entre ellos, pretenden que no le ocurra algo así a nadie más. Reiteraron que, “falló el sistema judicial, la fiscalía, los juzgados, todos le fallaron y le cerraron las puertas. También le falló la mutualista, la salud mental, y la falta de un psiquiatra”.

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