El animal, de nombre “Rodríguez”, murió tras un progresivo deterioro de su salud y de padecer artrosis y ataxia de nacimiento. Permaneció alojado en la estación de cría del cerro Pan de Azúcar durante dos décadas y su muerte ocurrió el 20 de noviembre.
El informe de departamento de Patobiología de la Facultad de Veterinaria, echa por tierra versiones que daban cuenta de la muerte del animal por electrocución. Según se desprende del análisis técnico, esa hipótesis quedó completamente descartada, ya que no se encontraron quemaduras eléctricas en ninguna parte del cadáver.
Como lo informara MaldonadoNoticias, los pumas viven solamente entre 8 y 13 años, pero el puma “Rodríguez”, alojado en la Estación de Cría de Fauna Autóctona (ECFA) superó ese tiempo y murió con 20 años. Durante los últimos meses su estado de salud había comenzado a deteriorarse hasta su muerte ocurrida el miércoles 20 de noviembre.
El doctor Hugo Arellano, uno de los veterinarios de la ECFA, explicó que las radiografías y otros estudios como ecografías y tomografías, confirmaron los dichos del equipo: el puma sufría un marcado deterioro de la parte osteoarticular con distintos focos de osteólisis, espondilitis y deformación de cadera, propio de un animal geronte.
El cadáver fue trasladado a la Facultad de Veterinaria donde realizaron la necropsia en la que encontraron en cada una de las regiones del organismo distintas lesiones, la mayoría de ellas crónicas que indicaban un deterioro multisistémico. Las más graves se destacaban a nivel osteoarticular y una insuficiencia renal crónica.
Sobre las versiones de que murió por electrocución, Arellano remarcó que el informe descarta dicho extremo, recordando que el recinto de “Rodríguez” estaba a un kilómetro de los nuevos que recibieron a los 4 pumas que llegaron de Argentina y como tenía problemas de desplazamiento el recinto no contaba con sistemas eléctricos.
En el estudio describe “lesiones osteoarticulares graves y crónicas que implicaría dolor crónico y una dificultad severa en el desplazamiento. Entre ellas se identifican una espondilomielopatía cervical caudal severa, angulación de la cadera, sacro y fémur, con disminución del canal pélvico indicativos de un hiperparatiroidismo nutricional secundario”.
Asimismo, agrega que “adicionalmente se observa pectum excavatum y un clavo por hiperparatiroidismo nutricional secundario. También se observan artritis avanzadas de codo, enfermedades reabsortivas en los alvéolos dentales, con lisis en molares y colmillos indicativas de una enfermedad periodontal avanzada”.
A su vez, indica que “debido al fuerte olor urémico que presentaba el cadáver, el urolito y vejiga sumamente distendida, junto a las alteraciones pulmonares y posibles alteraciones entéricas, es razonable sospechar que el animal presentaba una insuficiencia renal crónica. Pero debido al estado del cadáver no es posible llegar a una conclusión definitiva”.
Sobre su muerte
Lo sucedido fue informado el sábado 30 de noviembre, tras el surgimiento de algunos comentarios que vinculaban la muerte del animal con las cercas eléctricas que se instalaron en el nuevo recinto donde, desde el 21 de noviembre se alojan dos parejas de pumas que fueron trasladados desde Argentina.
Según los informes firmados por los veterinarios de la ECFA y hechos públicos esa jornada, en el parte diario del 19 de noviembre, los veterinarios responsables del establecimiento establecieron que, “el ejemplar Puma (Rodríguez) se encuentra con apetito caprichoso y pérdida ponderal del mismo…”.
Al día siguiente, el informe elevado a la directora de la estación, Brenda Bon y firmado por los tres veterinarios de la misma: Hugo Arellano, Matías Loureiro y Analía Rey, deja constancia “con meridiana claridad” que el viejo puma “estaba con desmejoramiento de su estado corporal que se había agudizado…”.
El animal se encontraba débil y con ataxia (descordinación de los movimientos). “Presentaba además múltiples patologías osteoarticulares desde su nacimiento (artrosis para ser más específicos) que fueron tratadas de forma paliativa con condroprotectores (alimentos complementarios)”.
En las primeras horas de la noche del miércoles 20, el animal dejó de existir, y su cadáver fue enviado a la Facultad de Veterinaria para la realización de la necropsia. Se aclaraba que el puma “Rodríguez” vivía en un recinto alejado de los nuevos que fueron construidos para alojar a los cuatro pumas que llegaron de Argentina.