Desazón, tristeza y expectativa es lo que reinaba la mañana de este martes en la escuela pública N° 52 de Piriápolis, a la que asisten más de 530 niños que son atendidos por 22 maestras. Por lo que resta del año, allí no se dictarán más clases como consecuencia de la voladura del techo.

Poco más de 530 niños asisten diariamente a la escuela pública N° 52 de Piriápolis -la única del balneario-, que ya no volverá a abrir sus puertas por lo que resta del año 2016. Desazón y tristeza se dibujaba esta mañana en los rostros de las 22 docentes comandadas por Silvia, la directora.

Arrinconadas en una habitación segura intentaban tomar un café; la cocina no olía a nada como cada día. Todas hacían una especie de guardia mientras afuera, personal del Ejército literalmente trituraba las grandes estructuras del techo que se voló y trozaban un añoso árbol que cayó entre los juegos del patio.

Ya nada será igual a partir de lo que sufrió la escuela sobre la hora 19.00 de este lunes. No se vio un solo niño, aunque esporádicamente llegaban padres apesadumbrados a conocer las últimas noticias. Las autoridades de Primaria inspeccionaron en lugar.

Evaluaron la posibilidad de dictar clases en la planta baja, pero finalmente se entendió que será imposible, más aún porque existe la certeza de que prontamente comenzarán las obras que en forma urgente otorgará Primaria a una empresa, a un costo estimado en los $ 7 millones.

Pupitres con restos de vidrios, hojas, y ramas; cuadritos y trabajos de los niños amontonados a resguardo en algunos muebles que quedaron bajo techo. Silva, se lamenta porque el techo hacía poco más de dos años que se había colocado luego de mucho tiempo de reclamos.

Ahora, en este momento, se estaban poniendo a nuevo las baterías de baños; las obras seguirán, pero este año no podrán ser disfrutadas cuando estén culminadas. La incertidumbre es grande, porque más de 530 niños deben cerrar el año lectivo, el problema es donde lo harán.

Piriápolis tiene capacidad locativa para ello, pero tienen que conjugarse otros aspectos: instalaciones adecuadas para el dictado de las clases, otras para los docentes, baños en condiciones y un espacio necesario para la cocina y otro para el comedor.

La esquina de las calles Gregorio Sanabria y Reconquista de Piriápolis, ha sido de las más concurridas en las últimas 20 horas. Allí está la “vieja” escuela 52, donde varias generaciones de piriapolenses “hicieron la primaria”. Ahora, todos miran al futuro, no hay tiempo para detenerse.

Por lo pronto hoy no se vio un solo niño por allí. Afortunadamente, tampoco había ninguno cuando comenzaba a acercarse la furia del viento que sopló a más de 180 kilómetros por hora durante varios minutos. Sobre la hora 19.00 del lunes, ya no quedaba nadie en la escuela. Silvia, la directora estaba en su casa, a pocas cuadras de allí.

 

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(Fotos/Video: MaldonadoNoticias)

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