*) Psic. Manuel Froilán Zavala Ayala
En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, la crisis de angustia o ataques de pánico se define como un “período discreto de miedo intenso o incomodidad”, que se acompaña de al menos cuatro síntomas somáticos o cognoscitivos como palpitaciones, temblores, respiración entrecortada, sudores, y sensación de ahogo, entre otros.
Éste trastorno se acompaña a menudo de agorafobia o miedo a estar solo en lugares públicos (como supermercados), particularmente en lugares de los que resultase difícil salir rápidamente durante una crisis de angustia. La agorafobia puede ser considerada como la fobia más incapacitante, ya que interfiere significativamente con la capacidad de una persona para funcionar en su trabajo y en situaciones sociales fuera del hogar.
La primera crisis de angustia, a menudo, es completamente espontánea, aunque las crisis de vez en cuando suceden a la excitación, al ejercicio físico, a la actividad sexual, o a un trauma emocional moderado.
El ataque comienza a menudo con un período de diez minutos en los que la sintomatología se incrementa de manera rápida. Los principales síntomas mentales son miedo extremo con sensación de muerte inminente. Los pacientes, normalmente, son incapaces de identificar el origen de sus miedos; pueden encontrarse confusos y tener dificultades de concentración.
Los signos físicos son: taquicardia, palpitaciones, disnea y sudoración. Los pacientes generalmente tratan de abandonar cualquier situación en la que estén y buscar ayuda. El ataque dura aproximadamente unos 20 a 30 minutos y rara vez más de una hora.
Una exploración formal durante una crisis revelaría rumiación, dificultad en el habla (por ejemplo, tartamudeo) y una memoria deteriorada. Los pacientes pueden experimentar depresión o despersonalización (estar separado de uno mismo) durante las crisis.
Los síntomas pueden desaparecer rápida o gradualmente. Entre crisis, los pacientes pueden sufrir ansiedad anticipatoria ante la posibilidad de sufrir otro ataque. La hiperventilación puede producir una alcalosis respiratoria.
Las preocupaciones somáticas de muerte por un problema cardiaco o respiratorio son el principal centro de atención de los pacientes durante las crisis de angustia; creen que las palpitaciones y la opresión o malestar torácico indican que están a punto de morir.
Resumen de síntomas: palpitaciones o elevación de la frecuencia cardiaca, sudoración, temblores, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácico, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización, miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir, entumecimiento u hormigueo, escalofríos o sofocaciones.
En personas con crisis de angustia, el suicidio es un riesgo presente.
RECUERDE: El SUICIDIO es una causa de muerte EVITABLE.
*) Licenciado en Psicología, especialidad Clínica (con Habilitación Profesional del MSP). Miembro Honorario en el Área de Negociación Antisecuestro (gerenciamiento de crisis) del Grupo Halcón de la Policía Argentina
Especializaciones en Suicidología: Red Mundial de Suicidiólogos (Representante Nacional hasta el año 2.008); Red Iberoamericana de Suicidiólogos (Argentina).
Miembro de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), desde el 10 de agosto de 2016.
Ex - Miembro de la Sociedad Mexicana de Tanatología.
Libros publicados: “Suicidio Infanto-Juvenil” - Cómo reconocer las Señales de Advertencia (Editorial Arandura. Año 2006); en proceso: “Estrés, Depresión y Suicidio”. Disertante en múltiples eventos en varios países.