*) Psic. Manuel Froilán Zavala Ayala
“Noche de paz, noche de amor”. Logramos que siempre sea así?
Llega la navidad y las ciudades se iluminan con luces navideñas, música o villancicos que se escuchan en cada rincón y se respira un ambiente de felicidad. Además, centenares de personas llenan las calles cargados con bolsas de comida y regalos para las fechas.
Todo esto se da ya que se suele relacionar la Navidad con la alegría, las compras, salir a la calle, comidas de navidad entre amigos, pasar tiempo en familia… Pero mucha gente (más de la que pensamos) se siente obligada a sentir esta felicidad, provocando malestar, presión, obligación o incremento del estrés y depresión en Navidad.
La llaman depresión navideña o depresión blanca. No aparece en ningún manual de clasificación de enfermedades mentales. Pero existe: un síndrome caracterizado por un estado de ánimo melancólico que aparece en las fiestas navideñas. Sus síntomas se parecen mucho a los de la depresión verdadera.
Una de las causas más frecuentes es el duelo por un ser querido. Y es que estas fiestas suelen ser las ocasiones en las que más se notan las ausencias de las personas que han muerto. Esta sensación es especialmente fuerte el primer año, es decir, durante las primeras fiestas en que la persona no está.
En ocasiones, la abrupta, inesperada e inevitable presencia de inconsolables despedidas.
Abrazos ausentes, mezcla de angustia y amor… angustia que no sé por qué se agudiza cuando se mezcla con el amor; o al revés, no sé por qué el amor es más amor cuando se confunde con la angustia… esa sensación de carencia infinita, esa melancolía de un pozo que no se puede llenar nunca.
El papá o mamá ausente, el hermano, los abuelos… ese amor que ya no está, pero sí, muchas veces, ese amor en la singularidad de su olor, en la mezcla de los supuestos olores naturales con la artificialidad aromática de un jabón, un perfume que queda prendido en la solapa de alguna ropa… ausencias de alguna forma aún presentes.
Personas queridas que se han distanciado, a causa de peleas, separaciones o porque viven lejos. En estos casos, a la ausencia se añaden sensaciones como la culpa y la soledad ante lo que podría estar ocurriendo y sin embargo no sucede.
También la añoranza es uno de los motivos recurrentes de la depresión navideña. “Pensamos que las Navidades del pasado eran felices, porque teníamos niños, o porque teníamos otras características”. Está claro que, muy a menudo, la memoria selectiva lleva a idealizar el pasado y a tener la sensación de que antes todo era maravilloso, cuando en realidad no es así.
Ese caprichoso comportamiento de los recuerdos también puede contribuir a sentirse mal en la época de Navidad.
La llegada del fin de año, por otra parte, promueve que mucha gente haga un balance del año. A menudo el saldo no es positivo, debido a los proyectos no concretados, las pérdidas sufridas u otros elementos negativos.
Muchas personas que atraviesan una situación económica difícil se sienten mal por no poder comprar esas cosas que “debemos” supuestamente comprar. El mandato social, la "obligación" de que en estas fechas “debemos” ser felices.
Los medios y las redes sociales ayudan a crear la sensación de que, en efecto, "todo el mundo" es feliz. Como contrapartida, lo que muchos sienten es: "Todo el mundo es feliz, menos yo", lo cual agudiza su malestar.
Muchas son las personas que no disfrutan de estas fiestas por diversos motivos, y son más que fiestas, generadoras de angustias.
QUERIDO AMIGO:
No te veas obligado a celebrar algo que no quieras o sientas sencillamente “porque hay que hacerlo”; no te adaptes a la fiesta ni a la manera de vivirla… adapta la fiesta a tus sentimientos y posibilidades.
Si sientes la falta de alguien, de un familiar, amigo querido, aprovecha estas fechas para recordarlo de la mejor manera y hazlo a modo “homenaje”.
Si estás pasando por un mal momento, pon esa angustia en palabras… quizás algún amigo o familiar pueda ayudarte más de lo que piensas.
Fundamentalmente, trata de no pasar solo.
TE DESEO UNA FELIZ NAVIDAD!!!…a tu manera.
*) Doctorando en Psicología, especialidad Clínica (con Habilitación Profesional del MSP). Miembro Honorario en el Área de Negociación Antisecuestro (gerenciamiento de crisis) del Grupo Halcón de la Policía Argentina
Especializaciones en Suicidología: Red Mundial de Suicidiólogos (Representante Nacional hasta el año 2.008); Red Iberoamericana de Suicidiólogos (Argentina).
Miembro de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), desde el 10 de agosto de 2016.
Ex - Miembro de la Sociedad Mexicana de Tanatología.
Libros publicados: “Suicidio Infanto-Juvenil” - Cómo reconocer las Señales de Advertencia (Editorial Arandura. Año 2006); “El Suicidio - Un grito silente (Imprenta Tradinco. Año 2017). Disertante en múltiples eventos en varios países.
Secretario General de la Sección Suicidio y Autolesiones de la World Federation for Mental Heald (WFMH).