*) FAO

Ejemplos de extraordinarios sistemas de coexistencia humana y animal que han contribuido a preservar la biodiversidad y proporcionar seguridad alimentaria. Si alguien se propusiera elaborar una estrategia para preservar en el futuro algunos de nuestros sistemas agrícolas y alimentarios más vitales pero también más frágiles, lo más probable es que elaborase algo muy parecido al Programa Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM), creado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

 

Estos lugares singulares preservan importantes tradiciones humanas de sostenibilidad y convivencia en armonía con los animales y la naturaleza.

La salud y el dinamismo de los ecosistemas, con inclusión de las plantas y los animales con los que convivimos, es fundamental para nuestra vida cotidiana y la satisfacción de nuestras necesidades de agua, alimentos, medicinas, refugio y energía. Los SIPAM designados por la FAO son lugares donde esta coexistencia ha perdurado y prosperado durante siglos o incluso milenios.

Veamos algunos de los SIPAM recientemente designados donde los seres humanos y los animales coexisten y prosperan juntos:

El sistema agrosilvopastoril de los montes de León (España)

En esta región rica en biodiversidad, pero pobre y donde las oportunidades para producir cultivos alimentarios son escasas, el ganado constituye un elemento clave de los medios de subsistencia de las comunidades locales. Las razas autóctonas de vacas, cabras, ovejas y caballos que se crían en este territorio son únicas en el mundo. En los pueblos de los montes de León, las ferias ganaderas tradicionales son lugares de intercambio no solo de animales, sino también de conocimientos tradicionales.

La ganadería sostenible que se practica aquí contribuye a una interacción respetuosa con el medio ambiente y a una mayor calidad de los productos de la región. La tradición de la trashumancia, o movimiento estacional del ganado dentro de un extenso territorio, también desempeña un papel importante en la dispersión de semillas y la fertilización de los campos, lo que fomenta el patrimonio genético y la biodiversidad.

La biodiversidad de este territorio, con una estructura en mosaico en la que cada unidad familiar combina simultáneamente actividades forestales, ganaderas y agrícolas, da lugar a una mayor resiliencia y sostenibilidad ambiental, social y económica.

El sistema agroecológico de pastoreo de búfalos en humedales de Thale Noi (Tailandia)

El búfalo se encuentra representado en el alfabeto tailandés y es elogiado en innumerables composiciones artísticas y ceremonias, tal es su importancia en las tradiciones rurales del país. No es de extrañar, pues, que este animal desempeñe un papel central en el primer SIPAM designado en Tailandia.

El pastoreo de búfalos es fundamental para el sustento de las comunidades que viven y trabajan en los extensos humedales del sur de Tailandia. A lo largo de los siglos, esta actividad ha contribuido a modelar los ecosistemas y a conservar la biodiversidad.

El pisoteo de los búfalos cambia continuamente la topografía del paisaje local, creando cursos de agua, canales, senderos, revolcaderos y depresiones por todo el humedal, lo que proporciona hábitats protectores para que las aves puedan anidar y zonas de alimentación para los animales. Los cursos de agua creados por los búfalos también actúan como una eficaz barrera natural contra los incendios durante la estación seca, minimizando la cantidad de carbono emitida por los incendios en los pantanos de turba.

Los búfalos también proporcionan carne y productos lácteos a los humanos, mientras que su estiércol sirve de abono para el suelo e incluso de alimento para los peces, que a su vez proporcionan alimento a las aves.

El oasis de Figuig Ksour (Marruecos)

Los habitantes de este oasis en la zona oriental de Marruecos practican dos tipos de ganadería: o bien crían sus animales dentro de sus casas y en los palmerales circundantes, o bien subcontratan a asociaciones nómadas cercanas para que cuiden del ganado junto con los animales de los propios pastores.

Los agricultores han aprovechado la biodiversidad natural y, sobre la base de una selección empírica de plantas y animales a lo largo de miles de años, han producido variedades de semillas o razas animales adaptadas a las distintas condiciones locales. La utilización de una raza autóctona de ovejas, la d'man, de pequeño tamaño y adaptada al entorno, permite a los pastores llevar un estilo de vida muy móvil, yendo allí donde hay comida para los animales del desierto.

Para los nómadas del oasis de Figuig, los productos de sus animales, como la carne, la lana, las pieles y los cuernos, constituyen el elemento central de su sustento. Sometidos a las duras condiciones climáticas del desierto, los agricultores almacenan estos productos en años de abundancia.

La chakra amazónica (Ecuador)

El sistema agroforestal tradicional de la región amazónica, también llamado sistema chakra, reúne las condiciones óptimas para la conservación de la biodiversidad. La chakra amazónica se caracteriza por la interdependencia del medio ambiente con las comunidades humanas, que viven en estrecha relación con toda la fauna nativa, incluidos reptiles, anfibios, aves, mamíferos e invertebrados.

La ganadería y la caza son parte integrante de la vida de las comunidades kichwa y kijus que pueblan la chakra. El sistema de creencias de estas poblaciones gira en torno a la íntima conexión entre los mundos de los humanos, los espíritus y los animales y el aire, el suelo y el agua. Los humanos conviven en estrecho contacto con los demás seres vivos.

En distintas épocas del año, las comunidades buscan los alimentos disponibles, ya sean peces del río, cultivos de la chakra, frutos silvestres o carne de caza, con lo que mantienen un equilibrio entre las fuentes de alimentos y reducen la presión sobre los ecosistemas.

Como puede observarse en todas estas comunidades, la interacción entre humanos y animales es clave para mantener la seguridad alimentaria y de los medios de vida. Esta interacción también desempeña un papel fundamental para la resiliencia de ecosistemas ricos en biodiversidad. El Programa SIPAM apoya los esfuerzos desplegados a escala mundial para preservar la biodiversidad de nuestro planeta y los extraordinarios sistemas agroalimentarios que promueven la sostenibilidad.

(Foto: © gentileza del sistema agrosilvopastoril de los montes de León (España) de los SIPAM)

 

*) La FAO es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y es la agencia especializada que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. Su objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos y al mismo tiempo garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana.

Con más de 194 Estados miembros, la FAO trabaja en más de 130 países. Todos podemos desempeñar un papel importante en la erradicación del hambre y la malnutrición.

En Uruguay, nos enfocamos en apoyar el cumplimiento del Derecho a la Alimentación Adecuada; avanzar hacia un sistema alimentario sostenible; acompañar la intensificación de la producción agropecuaria, reduciendo la brecha entre sectores urbano y rural y preservando los recursos naturales.

Por más información: http://www.fao.org/uruguay

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