*) Ec. Pablo Broder

La bomba ya está activada. No pocos economistas hablan ya en forma reservada del riesgo de una hiperinflación. …una definición moderna, plantea que puede hablarse de hiperinflación cuando se produce una tasa inflacionaria de dos dígitos mensuales durante al menos cuatro meses o bien una tasa de tres dígitos anuales.

…según esta última perspectiva, nuestro país (Argentina) podría estar en la puerta de entrada al infierno, aunque no repita los niveles de 1989… (F. Laborda. La Nación 24-9-23).

Este es el escenario en el cual se despliega una anodina campaña electoral, cuya muestra fue el lamentable espectáculo del reciente debate vicepresidencial, pleno de agresiones y carente de propuesta alguna, fiel reflejo del actual clima preelectoral, donde la catarata de mensajes, directos o publicitarios, exhibe una total carencia propositiva, más allá de la verborragia publicitaria, sin contenido ni consistencia.

En ese borbotón de apelaciones, brillan, en consecuencia, por su ausencia, los temas que la población querría escuchar para solucionar sus graves problemas. No se han percibido por parte de los candidatos, propuestas serias para enfrentar a algunas de las angustias que acosan a los argentinos, tales como:

* la inflación (o hiper?) ya desatada en sus niveles mayúsculos;

* el interminable proceso para sancionar una ley de alquileres que permita poder acceder a rentar alguna vivienda, proceso de casi imposible cumplimiento en la actualidad;

* el creciente desarrollo de enclaves de drogas en todo el país;

* los paros salvajes de los metro delegados de subtes, o de colectivos, sin aviso previo, impidiendo a la población acceder sea a sus labores o a sus hogares;

* las huelgas docentes, afectando en mucha mayor medida, a los más humildes;

* los bloqueos de empresas por las mafias sindicales;

* el corte de calles, puentes o vías del ferrocarril, sin coto alguno por parte de las autoridades;

* la interminable vigencia de millones de argentinos, beneficiarios de planes sociales, cuya ocupación, en muchos casos, es concurrir a marchas y piquetes, que encuentran poco conveniente en comparación, aun teniendo la posibilidad, encarar un trabajo efectivo, muchas veces de menor remuneración;

* la persistencia en la vigencia de su actual configuración, del impuesto a los Bienes Personales, que constituye desde todo punto de vista una exacción indiscriminada;

* la dificultad, cuando no imposibilidad, de importar insumos para que las fábricas continúen con su ciclo productivo, generando suspensiones y bloqueando cualquier intento de incorporación de personal;

* la defensa partidaria de la aerolínea de bandera, enclave sindical y usina de déficits monumentales, boicoteando o impidiendo la competencia  de empresas privadas, llegando a la aberración del cierre de un aeropuerto (El Palomar) utilizado por estas empresas;

* la justicia interminable, no solo por la acción (o inacción) de jueces, sino por una estructura administrativa y edilicia, obsoleta e indolente;

* la lista podría continuar largamente, pero baste concluirla con la insoportable sensación de inseguridad, no solo en la lamentablemente conocida por este flagelo Rosario, sino a lo largo de todo el país, y también, porque, en la verborragia de candidatos, no se abordan propuestas para enfrentar la delincuencia que no  encuentra obstáculos para sembrar la angustia a la población desguarnecida.

En este contexto, la población cansada y descreída, se cuestiona si se podría escuchar por parte de los candidatos, alguna propuesta de solución, más allá de declamaciones, como a manera de ejemplo, declarar a la salud, el transporte, la educación, la justicia, servicios esenciales imposibilitados de producir paros.

El casi omnipresente silencio en este sentido, también es lo que ha llevado a un gran número de ciudadanos a darle la espalda, no sólo a los postulantes, sino a ejercer su imprescindible acto de participación ciudadana, votando.

Lamentablemente, con esta actitud, los únicos beneficiados son aquellos que le están dando la espalda a la ciudadanía silenciosa.

Los argentinos deben expresarse. Y, por supuesto, también en las urnas.

 

*) Es Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, habiendo realizado cursos de especialización en Economía Moderna en la Universidad Federico Santa María (Valparaíso, Chile).

Presidente honorario de la Fundación Grameen Argentina.

Sus libros: “Fundamentos de la Economía”; “Desarrollo y Estancamiento en el Proceso Económico Argentino”; “La Argentina y el Mundo”; “La convertibilidad en crisis”; “La Argentina de la posconvertibilidad”; “Dos años en la era K”; “Mitos y realidades en la era K” y “El ocaso de la era K”.

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