Desde hace casi un mes, las bolsas de valores de Shanghai y Sensex en China, han venido bajando desde sus máximos de junio, para descender hasta casi un 43%. Ello implica que quien adquirió acciones en tal fecha, ha perdido en apenas dos meses, casi la mitad de su inversión. Pero ello no debe llamarnos a engaño.
Las bolsas chinas han participado de una corta, pero intensa, burbuja que estalló a fines de junio y se prolonga hasta el presente. Es probable que el piso aún no haya sido alcanzado, y tengamos adicionales caídas en próximas semanas.
Sus efectos en los mercados internacionales no se han hecho esperar. Las bolsas europeas han caído a valores de febrero de este año, como en el caso de Frankfurt, o a valores de inicios de 2014 para Madrid. La bolsa de Nueva York ajustó fuertemente el pasado lunes, y hoy se encuentra a valores conocidos en febrero de 2014.
Todos estos movimientos bursátiles son consecuencia de varios cambios que experimenta la economía internacional. En primer lugar, la decadencia de la hegemonía china es indiscutible como motor económico internacional. La somnolencia europea no se discute, y el consecuente liderazgo económico de los EEUU, parecen claros.
A nuestro entender, sus consecuencias ya se ven en los mercados, o brindan oportunidades interesantes a corto y mediano plazo: en primer lugar, los precios de las commodities como el petróleo, el cobre, la plata o nuestra soja, han caído a sus mínimos de 6 años; se ha terminado el ciclo de bonanza de las materias primas. En segundo lugar, el dólar (y también el oro) vuelve a ser la moneda de ahorro por excelencia. En tercer lugar, aquellos países que dependían de los altos precios de las materias primas, sufrirán las consecuencias (como Nigeria, Rusia o Venezuela, entre otros).
Para aquellos que no se interesan en estos temas, parecería que nuestro país es inmune a los mismos: no hemos visto más que un moderado aumento del dólar en las pizarras de los cambios, como si nada de esto nos afectara. Reconozco personalmente el mérito de nuestras autoridades económicas en ello, no pueden decir lo mismo quienes residen en la mayoría de los países del mundo, mientras varios sufren sus inmediatas dificultades, nuestra política económica nos aísla de los movimientos de corto plazo y el nerviosismo internacional. Mérito a destacar.
Pero no pensemos que a mediano plazo (quizá un año) estaremos divorciados de ellas, con menor producción, e ingresos. Esperemos que en dicho lapso de tiempo, podamos volver a felicitar a nuestras autoridades departamentales y nacionales, por lo bien que han enfrentado esta compleja coyuntura internacional. Ojalá así sea por nuestro bien.
*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es Sub Director Gral. de Hacienda de la Intendencia Departamental de Maldonado. Es asesor de inversiones financieras.