En medio de un buen ambiente empresarial, el nuevo gobierno argentino ha comenzado a desarrollar su política económica desatando aplausos y críticas, dependiendo de quienes emiten los juicios al respecto.
El nuevo gobierno hereda una situación muy buena en materia de desempleo, endeudamiento público (y privado), desigualdad social y pobreza. No sería correcto desconocer que la Argentina no es el mismo país heredado por el Partido Justicialista en el año 2002, y que ha logrado muchos avances, fundamentalmente en el plano social. Pero la administración Kirchner dejó al menos tres grandes problemas por resolver: la inflación, el mercado cambiario, y el default de la deuda pública.
El gobierno del Ing. Macri se ha abocado a solucionar estos problemas inmediatamente: hay una fuerte política monetaria restrictiva que se traduce en altas tasas de interés en sus Lebacs, destruyó las restricciones cambiarias (casi en su totalidad), e instruyó a Luis Caputo a solucionar el diferendo con los Holdouts.
Si bien la intención ha sido correcta para perseguir estos objetivos, los resultados a corto plazo han sido diversos: se equilibró el mercado cambiario cortándose la sangría de reservas internacionales del Banco Central Argentino, se avanzó con varios holdouts (aunque no con todos); pero lejos de contenerse la inflación, la misma se aceleró fuertemente.
Si bien podemos adelantar que dicha aceleración no tiene vida a mediano plazo (comenzará a caer nuevamente a partir del segundo trimestre del año), demuestra a las claras que las medidas adoptadas no fueron efectivas en el corto plazo en este aspecto.
El gran problema que enfrentará este gobierno, es que las políticas utilizadas chocan contra el gran logro del gobierno saliente ya mencionado. Implicará fuerte endeudamiento y apreciación cambiaria, con sus consecuencias sobre el empleo y la desigualdad social.
La industria local sufrirá la competencia externa, y el endeudamiento a mediano plazo (si se mantiene a niveles actuales) no es consistente con el crecimiento del PIB. La vuelta de estos males: desempleo y endeudamiento, generará primeramente desconfianza entre los analistas, y luego entre los agentes económicos. Es que ha sido la dupla que llevó a este país a la crisis del año 2001.
El desafío del actual gobierno es mantener los cambios realizados, pero de forma tal que no se traduzcan en problemas sociales como los mencionados. Para ello se necesita aplicar las clásicas medidas económicas que aparecen en un texto de Macroeconomía clásica (como lo dicen los analistas de Argentina), pero condimentarlas adecuadamente, considerando las peculiaridades de la economía argentina.
*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es asesor de inversiones financieras.