El pasado domingo, el periódico alemán Suddeutsche Zeitung hizo estallar un escándalo internacional al publicar un listado de figuras internacionales destacadas, quienes figuran como accionistas o vinculadas a sociedades panameñas.
Concretamente, se ha divulgado una investigación en torno a los archivos de la consultora Mossack Fonseca, radicada en Panamá, acerca de quiénes se han relacionado con sociedades panameñas off shore, para desarrollar todo tipo de actividades financieras.
Los efectos inmediatos han sido: la renuncia del Primer Ministro de Islandia David Gunnlaugsson; del presidente de Chile Transparente, Gonzalo Deleveau; el inicio de un juicio penal al Presidente de Argentina, Mauricio Macri; la renuncia de Juan Pedro Damiani, presidente de Peñarol, a comité de ética de la FIFA; entre los más importantes.
El asunto es que ser propietario o vincularse a una sociedad panameña off shore no es delito, a menos que se constate que la misma ha sido utilizada con fines delictivos. Pero, visto que las sociedades panameñas se regulan por el derecho de Panamá, a menos que las autoridades de dicho país tomen cartas en el asunto (seguramente no será así, más allá de la retórica), difícilmente todo esto quede en manos de la Justicia.
Y tampoco a la Justicia de los países donde estas personalidades se radican verdaderamente, les interesa mayormente involucrarse en estos asuntos; quizá a excepción de Europa o Canadá y USA. Es que el asunto va más allá de lo judicial y legal, ya que se sitúa en lo ético y moral.
¿Puede un Primer Ministro, Presidente de un país, Senador, Diputado, cónyuge de un alto funcionario público, director público, etc., utilizar una off shore panameña para realizar operaciones comerciales o financieras?. Desde el punto de vista legal, sí lo puede hacer. Desde el punto de vista moral y ético, definitivamente no.
Estas sociedades no son indispensables para el desarrollo de dichas actividades; sería bueno que los implicados en este escándalo nos informen porqué han utilizado estas sociedades, cuya reputación es muy mala, para dichos objetivos. No me conforma que un Presidente me diga que ha constituido una sociedad panameña para realizar operaciones comerciales en Brasil, preferiría escuchar por qué lo ha hecho, visto que hay miles de empresas que realizan operaciones comerciales con Brasil sin utilizar sociedades panameñas, y quienes las utilizan, lo hacen generalmente para evadir impuestos o lavar dinero.
El Semanario Búsqueda publicó un primer listado de empresas y personas vinculadas a este escándalo en Uruguay. Surgen allí varios nombres conocidos, como el ya mencionado Presidente de Peñarol, o el imputado por la causa sobornos FIFA, Eugenio Figueredo; el Senador del Partido Colorado, Pedro Bordaberry; el ex Canciller del Partido Nacional, Sergio Abreu; el cónyuge de la Senadora del Partido Nacional, Verónica Alonso; el Cr. Ricardo Zerbino, ex Ministro de Economía de la administración Sanguinetti; el candidato y líder del Partido de la Concertación, Edgardo Novick; la esposa del actual Canciller Nin Novoa; varios futbolistas, estudios contables, etc.
Sería bueno que todos ellos, y aún los que no aparecen en este listado, nos puedan explicar a los uruguayos porqué han operado con estas mal renombradas sociedades y en qué situaciones. Quizá la Justicia nos pueda ilusionar citándolos a todos ellos para que nos brinden la claridad en la información que merecemos los uruguayos. O quizá, con la misma altura del Primer Ministro de Islandia, todos ellos se retiren de la actividad pública, vista la opacidad de sus actos.
De no ser así, queda en nosotros los uruguayos, en darle el merecido castigo a quienes tanto predican, pero no específicamente con el ejemplo.
*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es asesor de inversiones financieras.