*) Cr. Ricardo Puglia Saavedra
Sentido homenaje a los guerreros de mochila y franela de mi patria, Venezuela.
Como una piedra esculpida por el miedo y por la rabia, como una estaca clavada, bañada en desesperanza, estaba aquella mujer en la puerta de su casa, con la mirada perdida detrás de un velo de lágrimas, juzgando desesperada el fruto de sus entrañas, no salgas hijo, no salgas, no des la vida por nada, no vale la pena el riesgo, no te expongas, no lo hagas, no me quites la ilusión, no me quites la esperanza que ya no me quedan fuerzas para rezar asustada porque llegues sano y salvo después de esas marchas.
Con la voz ahogada en llantos gritaba desesperada, sujetando por los hombros un joven lleno de rabia, que con ira incontrolable le decía estas palabras: -ábreme paso mamá, no pretendas que no salga, ya no hay retorno viejita, porque ya no queda nada, es la hora, es el momento de hacer algo por mi patria, si no salimos no hay lucha, y sin lucha no hay mañana-.
Estoy cansado mamá de verte desesperada, madrugando en una cola por un bocado de nada, tú me criaste repitiendo que jamás me acostumbrara que el país no era así, que nunca faltaba nada, que hasta el más pobre tenía comida cada mañana. Y yo no conozco eso de la abundancia pasada, yo conozco de miserias, de escasez, de desesperanza, conozco de hambre en las noches, conozco de muertes y de rabia.
No me toques ese tema, no lo nombres que me mata, respondió ella -cayendo en el suelo arrodillada- fueron dos los que perdí, dos pedazos de mi alma, tus hermanos mayores dejaron sola esta casa, uno me lo quitó el hampa y el otro murió por nada.
Murió luchando mamá. No hijo, murió en las marchas, una bala desgraciada le arrebató la esperanza y ahora tú también quieres que te arrebaten la vida, lanzando piedras a esos que te responden con balas. No me quito de esta puerta porque no me da la gana de entregarles a esos infames tu vida y mi esperanza.
El muchacho enardecido cargó a su madre en brazos, le quito de su camino, decidido y en su abrazo, le pidió perdón llorando por el dolor que le causaba.
Perdóname madre mía, hoy no hay libros en mi espalda, hoy no llevo una chaqueta, llevo la bandera y agua y estas manos y estos brazos para lanzarles con ganas y en cada piedra que lance les enviaré la esperanza de ver a mi pueblo libre cuando salga el sol mañana.
Que le digo a tu padre cuando pregunte por ti, dile que ruegue a Dios que no me encuentre con él y que cada bala que lance y dispare a un estudiante, ruegue que no sea yo el blanco de sus ataques.
Mientras salía por la puerta volteó por un instante y con dolor y firmeza dijo llorando a su madre: -si no regreso no llores, salúdame a mi papá y dile que nunca entendí porque su fidelidad a ese uniforme manchado de tanta mediocridad, bendiciones mamá, te amo, reza por Venezuela.
Anónimo
*) Especialista en inversión bancaria y asesoramiento empresarial, egresado en 1980 de la Universidad de la República Oriental del Uruguay “Contador Público y Licenciado en Administración”. Ex vicepresidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo. Ha desarrollado una proficua e intensa actividad en la banca nacional e internacional, destacando las áreas de inversiones, reestructuración de deuda, banca corporativa, banca minorista, proyectos de inversión, ingeniería financiera y comercio internacional.
En 1990/1991 ocupó la gerencia comercial de Credit Lyonnais Uruguay y participó en la renegociación de la deuda externa uruguaya en estrecho contacto con el Ministerio de Economía y Citibank N.A.; de 1992 a 1996 estivo a cargo de la gerencia comercial de Banco Exterior Uruguay (hoy BBVAArgentaria).
Desde el año 2006 desarrolló servicios profesionales independientes en Consultoría y Finanzas Corporativas en varias empresas.