*) Psic. Forense Adriana Savio Corvino

Si continuamos con cifras de alarma internacional, y los índices de natalidad uruguayos no ascienden, podríamos predecir que en 10 años aprox. nos quedaríamos con un país vacío y sin gente… se perdería casi un 1% de la población total de nuestro país, únicamente por causales de suicidio.

No habilitar a que se difundan valores de suicidio, no estamos permitiendo que las victimas pidan auxilio.

Las últimas cifras de suicidios según observatorio del Min. del interior son alarmantes: 53 uruguayos se quitan la vida por mes y Uruguay lidera la tabla de países con más suicidios de toda Latinoamérica. En los últimos 60 años nuestro país, escaló un 60% de tasa en suicidios, sumando un 10% cada año, lo que nos conduce a las cifras de alarma pública actuales.

Durante el 2016, 18 uruguayos de 100mil se quitaron la vida expresando el índice y tasa record en suicidios de Latinoamérica en los últimos tiempos. Según el Ministerio del Interior por mes 2 mujeres mueren en manos de familiares o parejas, hay 20 víctimas de homicidio y 38 fallecen en accidentes de tránsito. Sin embargo los 53 que se suicidan siguen liderando la lista siniestra nacional.

Cada 3 días se suicidarían 2 personas y de esta población el 75% son varones. Hay una clara marca en el género masculino que por cuestiones sociales aparentemente soporta “mucha presión”, no puede “expresar” ni llorar, lo que claramente le juega en contra en estos casos, pues es la expresión del malestar lo que puede hacer salir adelante.

Es importante destacar que la población que debemos mirar y seguir con más precisión no es la diagnosticada con depresión o cuadros similares, sino LA AÚN NO DIAGNOSTICADA O ATENDIDA. Es la población que no asiste a consulta médica, que piensa que “puede” seguir adelante “resistiendo” y “sobre adaptándose” cuando esto es lo que genera los desgastes extremos, que cuando van a ser intervenidos, ya es demasiado tarde y la persona se agotó y decidió lo peor.

Esta población que es preciso identificar desde lo familiar cotidiano y público, es fundamental atender incluso por lo clínico ya que un paciente depresivo potencial tiene movilidad mental y física aún; cosa que un paciente depresivo diagnosticado o avanzado en dicha patología no manifestará y por ende tampoco tendrá entonces el libre albedrio de decidir quitarse la vida, pues no cuenta ni con las fuerzas psíquicas ni físicas para hacerlo.

¿Por qué nos sucede a los uruguayos esto? Suicidología Forense en el Uruguay

¿Cuándo fue que dejamos de movernos para seguir viviendo?

Si me preguntan acerca de mi percepción antropológica clínica y forense con relación a este fenómeno, puedo decirles que la población uruguaya sufre hoy un masivo “síndrome de oveja perdida”, algo que se conoce con dicho nombre en el ámbito de la neuropsicología y etología comportamental animal de la cual tenemos aún mucho más de lo que creemos.

La oveja que pierde su manada, pierde su sentido y por supervivencia tenderá a dejarse caer dormida o paralizarse con el fin de que su manada la vuelva a hallar.

Por eso, cuando nos comenzamos a deprimir empezamos a desear estar más quietos, pasivos, y tendemos a engordar. El objetivo es que aquello que “perdí” e interpreto que otorga sentido a mi vida, vuelva a encontrarme. Por esta razón no hay que preguntar ¿cuándo la persona se deprimió?, sino más bien ¿cuándo la persona dejó de sentir que era importante SEGUIRSE MOVIENDO?.

Habitualmente son muchos los uruguayos que están viviendo una crisis de “sentido por la vida”; el no saber para qué sirvo o para qué sigo viviendo es una clave que hoy es denominador común en la vida de unos cuantos. Estos son los casos que debemos observar de cerca, ya que de esta percepción vivencial llamada “muerte psíquica” se deriva muy rápidamente a entrada de cuadros depresivos más importantes que pueden cerrarse más tarde en intentos de autoeliminación o suicidios consumados.

Es muy probable que nuestro conocido o familiar, comience antes de ingresar a estas etapas más deprimidas, a expresar en su forma de hablar y emitir opiniones pensamientos acerca de la muerte, o referencias acerca de cuánto podría facilitar los problemas de su vida que él o ella no estuvieran vivos o demás.

Todas estas expresiones son definidas por la OMS como “suicidios verbales, donde la persona ya nos está hablando acerca de la posición de consideración y valoración en la que pone su vida.

Central es el tema de la autoestima, y la autovaloración, pero esto no es cuestión únicamente cuantas personas que sobreviven por años situaciones de violencia intrafamiliar, violencia doméstica, abusos, maltrato, acoso laboral, etc.

Centros de Salud nacional más comprometidos, controles de intentos y más campañas anti tabúes

Nuestro país hoy requiere más indicadores de recepción de datos en intervención temprana de suicidios en Atención primaria de la Salud. Cuando el paciente ingresa por cualquier causal, también consultar por su estado de ánimo.

A su vez mayor responsabilidad en cuanto al seguimiento de casos de intervención temprana. Grupos de trabajo e intervención a nivel del sistema sanitario público y privado, y desmitificar también desde lo médico el mito del suicidio y del silencio que hay que generar sobre él. “El contagio” del suicidio como acto es FALSO.

No es real, e incluso se sabe científicamente que no lo es como tal. Lo único que debe ser cuidadosamente expresado son los “métodos” de suicidio empleados que si pueden inducir a poblaciones que deseen copiarlos. Pero los valores y cifras nacionales deben ser difundidas para concientizar a la población y hacerla reconocer por la positiva o negativa el VALOR DE LA VIDA DE TODOS.

Sociedad Laica y Falta de Fe…el uruguayo no cree en nada…

También es cierto que Uruguay hoy y más que nunca, falla en LA FE. Somos una sociedad laica y las creencias o religiones no sostienen por precepto la vida de todos. Esto es importante ya que el Uruguay es una sociedad sin fe oficializada.

La fe es un sentido a pesar de que se trate de creencias y en la mente del ser humano es central a la hora de definir temas como el suicidio.

No somos nosotros y nuestras circunstancias… solo somos nosotros y hay que seguir.

Uno no es la vida que le toca vivir, debemos aprender a separarnos de las circunstancias pues nosotros no somos lo que sucede sino quienes vivimos en esa situación. Esta diferencia es central, pues cuando suceden cosas como despidos, abandonos, crisis, hay que poder separar y evitar irse con la corriente de lo que estamos viviendo y nos angustia.

Pensar en quitarse la vida es quitarse del mundo para no poder “volver” a ver ni siquiera cuando las cosas se solucionen a futuro…

No eres tú el problema, de ti partirá la solución que busques y sí existe una; lo que nunca podemos habilitar a pensar es que “desapareciéndonos” del problema, el problema se solucionará mágicamente, pues esto no es cierto. Si uno se quita la vida para no ver o afrontar un problema, tampoco estará presente para disfrutar cuando el problema se haya solucionado finalmente.

Hay una diferencia entre dejar de vivir en una vida de sufrimiento a desear dejar de vivir; muchas veces interpretamos mal y creemos ser el problema nosotros cuando en realidad el problema real, son las circunstancias en las que vivimos que no se solucionarán desapareciendo sino modificándolas con nuestra existencia y continuidad.

El compromiso es de todos, como sociedad civil, como país, como gente; hay dos cosas en la que el ser humano es semejante a todos los demás y ellas son, en el sufrimiento y en la humanidad de su existencia. Por eso, TODOS PODEMOS AYUDAR a conocidos, extraños o familiares.

Cuidemos entre todos a nuestros pares; el odio y la indiferencia aquí son el veneno que promueve el silencio ante una realidad que es la que hoy, se quitan la vida más uruguayos por mes y año, que aquellos que tienen la desgracia de morir en accidentes de tránsito.

Querámonos un poco más y cuidemos al otro, no cuesta nada y hará una gran diferencia!.

*) Especialista en Psicología Forense y Psicología Criminológica – Perú. Maestrado en Derechos de la Infancia, Adolescencia y Políticas Públicas -  UdelaR. Promotora DDHH Mec. Directora del Instituto de Psicología Forense del Uruguay (I.C.P.F.U.)

Por contacto con la Psic. Forense Adriana Savio, como para información acerca de cursos conferencias y charlas forenses contactarse con el teléfono +5928 091 434 174, WhatsApp, o al correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. .

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