*) Mag. José Luis Corbo

“Los griegos sólo conocían dos procedimientos de reproducción técnica: fundir y acuñar. Bronces, terracotas y monedas eran las únicas obras artísticas que pudieron reproducir en masa. Todas las restantes eran irrepetibles y no se prestaban a reproducción técnica alguna.” Walter Benjamín

Hace no muchos años, Tiramonti desarrolló la siguiente idea: la educación tecnológica y esencialmente la educación informática, excede la enseñanza sobre el uso y el manejo de las redes y los recursos que nos ofrecen, exige además un abordaje crítico que proporcione a los estudiantes el filtro cognitivo que los habilite a decidir qué será aquello que, de la interminable oferta que reciben, desean consumir.

Está claro que lo que las redes ofrecen es inagotable y está claro también que lo que necesitemos, allí lo encontramos. La validez de lo que encontramos es lo realmente dudoso pero, aunque todos parecemos saberlo, todos terminamos cayendo en las lecturas insólitas o los videos increíbles que las redes nos ofrecen. Peor aún, cada vez que nos duele algo lo googleamos e inexorablemente llegamos a la misma conclusión: nos vamos a morir.

Lo que Tiramonti plantea está claro, es fundamental que se enseñe a los estudiantes dónde buscar, que fuentes leer, que nivel de credibilidad tienen determinados sitios y dónde se debe buscar información veraz en lo que a ciencia se refiere. Intentemos subir un escalón más.

Existen objetos de conocimiento que, dado su lugar como patrimonio de la cultura, parecen pasar al plano de lo universalmente manipulable. Para saber de ellos sólo basta ser parte de la totalidad de las personas que se propongan hacerlo. Sobre esos objetos, la oferta en las redes es inagotable. La gimnasia es uno de ellos. En Internet, todos hablan de gimnasia y todos ofrecen videos que, en sus innumerables formas, la venden o la regalan.

Entonces, si en un primer escalón el filtro cognitivo refiere a la posibilidad de discernir a partir de un juicio de valor, qué será aquello que voy a consumir, nos enfrentamos aquí, en un segundo escalón, a un segundo desafío, esta vez epistémico. ¿Qué tanto sabemos de la gimnasia para, además de filtrar los sitios que me la ofrecen, comprender la validez y la calidad de las propuestas?

En momentos de aislamiento, el encierro ha generado un volumen de clases de gimnasia en las redes otrora impensado. La oferta es inagotable y el volumen de reproducciones se vincula mucho más a las formas estéticas que la propuesta ofrece que a la calidad o el origen de las clases.

Ante tal bombardeo, a nadie se le ocurre desplegar ningún tipo de filtro para seleccionar qué clase reproducir y eventualmente realizar. Pocos objetos han sido tan degradados en los últimos tiempos como la gimnasia. Sus formas actuales se han limitado a la reproducción de gestos sinsentido desechando, entre otras cosas, el manejo sobre los supuestos anatómicos, fisiológicos y biomecánicos que determinan y estructuran los movimientos gimnásticos.

En ideas similares a las de Tiramonti, la Educación Física viene intentando desarrollar propuestas educativas destinadas a transformar a los estudiantes en agentes de cambio en relación con la cultura del movimiento. La gimnasia es uno de los objetos de conocimiento que le corresponde enseñar a la Educación Física en la educación primaria, secundaria, terciaria e inclusive en la educación no formal.

En la misma línea de pensamiento, la educación gimnástica no será entonces la enseñanza para la repetición perfecta de una determinada agrupación de ejercicios sino que su tarea es mucho más que eso. Incluye también la construcción de un filtro cognitivo que habilite a los sujetos a elegir de forma libre y consciente aquellas propuestas que se le ofrecen en el interminable universo de las gimnasias que hoy nos venden.

Es cierto que la gimnasia nos ofrece, en momentos en que el movimiento aparece restringido, una excelente oferta para ejercitarnos. Más allá de eso, no es cualquier gimnasia la que debemos elegir. Aquellos que no han sido parte de procesos de educación gimnástica deberán, en su defecto, pensar en el primer escalón que proponemos y filtrar todo aquello que consumen. Porque está claro que ejecutar ejercicios no parece ser lo mismo que saber de gimnasia.

 

*) Licenciado en Educación Física. Magister en Didáctica de la Educación Superior. Posgrado en Didáctica de la Educación Superior. Actual Director Coordinador de Educación Física de CEIP Maldonado.

Integrante de la línea "La Educación Física y su Enseñanza" adscripta al grupo “Políticas Educativas y Formación Docente. Educación Física y Prácticas Educativas”.

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