La pasada semana, por segunda vez en el año, el Ministerio de Ambiente aprobó la apertura mecánica de la barra de la Laguna Garzón (Resolución Ministerial N°535/2024), debido a la creciente generada por las últimas lluvias en la cuenca.

 

La apertura de la barra de Laguna Garzón, área limítrofe de los departamentos de Maldonado y Rocha, se efectuó tras alcanzarse el nivel de 1,90 metros que representa el valor establecido para proceder a la apertura mecánica, si es que esta no se produce naturalmente, para evitar daños en viviendas por inundación.

El sitio de apertura fue el mismo que en las oportunidades anteriores y se realizó con maquinaria de la Intendencia de Rocha. En esta oportunidad, el trabajo llevó menos tiempo que la vez anterior, ya que la berma de arena se encontraba baja y fina por efecto de la apertura realizada en abril.

Los movimientos de arena se realizaron bajo el monitoreo del personal del área protegida y los técnicos de las direcciones nacionales de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Dinabise) y Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea) del MA, siguiendo directrices y recomendaciones técnicas para su apertura.

Al día de hoy, se ha consolidado una boca de gran tamaño y la laguna está descargando un importante volumen de agua y un arrastre hacia el mar de gran parte de la masa vegetal que ocupaba el espejo de agua. El MA se encuentra evaluando la exportación de masa vegetal muerta y las variaciones de salinidad y el nivel de la laguna.

Hace poco tiempo

El miércoles 3 de abril y luego de mucho tiempo, se había iniciado la apertura de la boca de Laguna Garzón, también con una retroexcavadora de la Intendencia de Rocha, y en el mismo punto que se habían realizado las anteriores, un lugar no adecuado según lugareños y autoridades como la directora de Medio Ambiente de la IDM.

Bethy Molina, subrayó que en distintas instancias la Intendencia de Maldonado manifestó no estar de acuerdo con el lugar que se elige para realizar la apertura de la barra, y “esta vez tampoco con el momento” porque el criterio es por “altura de agua”, es decir, hacer la apertura cuando haya cierto nivel de agua en la laguna.

Para Molina, ingeniera y bióloga, la apertura es “multicausal, y hay que tener en cuenta no solo el nivel del agua, sino las condiciones climáticas, sobre todo vientos y oleaje para que el intercambio de agua dulce y salada se produzca adecuadamente y la boca no vuelva a cerrarse rápidamente como efectivamente ocurrió.

Sobre el lugar, la directora de Medio Ambiente de la IDM, insistió en que debe ser lo suficientemente profundo para que “cuando el mar esté calmo no deposite rápidamente arena y lo tape”, por lo cual cuanto menos profundo es el lugar donde se abre, más chances hay de que se cierre rápidamente por la reacción natural del mar.

“Tiene que abrirse en un sitio suficientemente profundo para que el mar tarde mucho tiempo en cerrarla y permita ese intercambio de agua, sino el agua salada llega a la barra y ni siquiera llega al cuerpo de agua”, remarcó. El punto sería donde antiguamente se emplazaba el parador La Caracola, edificación de fuera demolida.

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