Dos mujeres vivieron durante varios años literalmente en estado de esclavitud en un hotel boutique de Punta del Este. Eran dominadas por la pareja de una de ellas y trabajaban como personal de servicio del establecimiento, sin percibir incluso remuneración, cuando en realidad una de ellas era la propietaria.
El impactante caso quedó al descubierto en las últimas horas cuando dos mujeres finalmente se animaron a denunciar a la pareja de una de ellas que, con el correr del tiempo, fue tomando el control absoluto no solo de un hotel boutique de Punta del Este, sino de sus propias vidas.
El drama de las dos mujeres (suegra y pareja del acusado) comenzó hace unos 7 años, según confirmó a medios capitalinos el abogado de las víctimas, doctor Martín Etcheverry. Una hija del matrimonio, también padeció una situación similar aunque en cierto momento abandonó a la familia.
La pareja instaló un hotel boutique en el barrio Jardines de Córdoba, en un terreno de la mujer. Pero en determinado momento todo comenzó a cambiar cuando el hombre (brasileño) paulatinamente fue tomando el control de todas las actividades comenzando a dominar a su esposa y su madre.
Ambas aseguran que tuvieron que hacerse cargo de todas las tareas en el pequeño establecimiento, pero sin percibir ninguna remuneración por ello, y siempre bajo amenazas. El hombre, al momento de ser intervenido por la Policía, tenía dos armas que se supone eran para intimar a sus víctimas.
La hija de la pareja y nieta de la otra víctima de esta impactante situación, de unos 20 años, fue la única que en determinado momento logró escapar de ese círculo de violencia intrafamiliar y viajó a Chile; sin embargo, a los pocos meses tuvo que retornar porque no tenía como mantenerse.
Etcheverry narró que la mujer intentó separarse de su pareja, y que en su momento le pidió que al menos le diera dinero suficiente para alquilar una habitación para las tres, diciéndole incluso que podía quedarse con todo el dinero restante, aunque le perteneciera a ella y a su madre.
El abogado, reveló que supo lo que ocurría en esa propiedad a través de otra clienta que conocía a la pareja del victimario. A fines del año pasado, Etcheverry y la mujer organizaron un encuentro casual que se produjo en la vía pública para no despertar sospechas.
Fue así como el caso finalmente llegó a la Justicia que desató un procedimiento habitual para casos de violencia doméstica. Teniendo en cuenta que ellas no tenían dinero, que él hombre estaba armado y que claramente existía una situación de violencia, la Justicia de Familia ordenó un operativo policial.
Días atrás, un importante número de efectivos policiales irrumpió en la casa y hotel boutique, procediendo a detener al principal acusado y a otro individuo. Al mismo tiempo, las tres mujeres fueron rescatadas. A partir de esta instancia, el hombre tiene prohibido acercarse a la propiedad.
El otro, que también permanece en libertad, tendría el cometido de controlar a las mujeres y sería amigo del principal acusado. El caso pasó a la órbita de Fiscalía Penal que de un momento a otro podría comenzar a citar a todas las partes mientras ordenó una serie de procedimientos.