La función del refugio del Mides en la ciudad de Maldonado, va mucho más allá de la asistencia a quienes el invierno sorprende en la calle, sin tener donde guarecerse o como obtener alimentos. Es mucho más amplia, requiere el trabajo de un núcleo de profesionales y atención permanente.
Mucho se habla de los refugios del Mides cuando el invierno se acerca y las temperaturas comienzan a bajar. Pero el problema de algunos uruguayos no es solo que el invierno los encuentre sin techo y comida; algunos necesitan escapar de la violencia, de las drogas.
Gladys Rodríguez, una de las coordinadoras del refugio del Mides en la ciudad de Maldonado, fue entrevistada días atrás en el periodístico Frecuencia Abierta de Aspen FM de Punta del Este, donde reveló la dura realidad que atraviesan quienes se asisten allí.
El refugio del Mides en Maldonado, como muchos otros, comenzó brindando atención durante la noche; pero con el paso del tiempo, las necesidades obligaron a que estuviera abierto las 24 horas y ampliará el grupo interdisciplinario de trabajo para atender diversas problemáticas.
La dependencia está emplazada en el populoso barrio Maldonado Nuevo y cuenta con tres dormitorios amplios los que casi siempre están colmados y superados en su capacidad. Está abierto las 24 horas de cada jornada, porque allí viven hasta mujeres con sus pequeños hijos.
El grupo de trabajo está integrado por psicólogos, educadores y profesionales en distintas disciplinas, para atender no solo problema que significa vivir en la calle, sino el de jóvenes, madres con niños, personas de la tercera edad, víctimas de violencia o de adicciones a las drogas.
El refugio tiene cupo para 35 personas, pero siempre alberga a unas 40, señaló Gladys Rodríguez. La población es muy diversa y no está constituida solo por aquellos que se encuentran en la calle y necesitan donde dormir y un plato caliente de comida.
En estos momentos, se alojan 14 mujeres, 2 de ellas embarazadas y 4 con algún tipo de discapacidad intelectual, además de 2 transexuales; también hay alojados con sus madres, 7 niños, entre varones y nenas.
La población masculina está compuesta por 18 hombres, 5 de los cuales padecen algún tipo de enfermedad crónica. En total se asisten 39 personas, entre las que están en forma permanente en el refugio y las que salen a la calle cada día y vuelven a la noche.
Gladys Rodríguez remarcó que el trabajo no es fácil, pero si gratificante, porque a todo el equipo le consta que lo que está haciendo es muy importante para proteger y tratar de poner en un plano de igualdad a uruguayos que están en situación delicada.
Reconoció que deben enfrentar todo tipo de problemas pero que generalmente encuentran soluciones, incluso de convivencia ya que en casos este aspecto se torna complicado e implica alguna exclusión. Aseguró que salvo algún caso aislado, nadie les falta el respeto.