El trabajo de campo realizado por el MIDES confirmó que en estos momentos no hay niños ni mujeres embarazadas en situación de calle. El perfil de las personas sin techo ha cambiado ya que no hay familias en las calles, sino muchas con problemas de salud mental y consumo problemático de drogas.

Durante el Concejo de Ministros celebrado en Tacuarembó, la titular del MIDES, Marina Arismendi, dio a conocer los primeros resultados del reciente censo para establecer cuantas y quienes son las personas que se encuentran en situación de calle en nuestro país.

Arismendi recordó “con un dolor tremendo” cuando nació el Ministerio de Desarrollo Social, porque en 2005 “existían aquellas ‘bandadas’ de niños de distintas edades que estaban solos en calle y formaban grupos para protegerse y se los encontraba en distintas plazas y lugares públicos”.

En ese momento se los llevaba a refugios lo que implicaba trabajar en conjunto con el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU). “Hoy la realidad es otra, no hay ni un solo niño ni niña en la calle, tampoco mujeres embarazadas”, reafirmó la jerarca.

El censo

El trabajo finalizó el martes 21 de junio, por lo que los datos aún se están procesando. Resta, entre otras cosas, verificar si no se dio superposición de casos, es decir, si no se censó más de una vez a la misma persona, dado que son más de 60 los equipos que salieron a la calle a realizar este trabajo.

Las brigadas, compuestas por 3 trabajadores del MIDES entrevistaron a unas 500 personas que accedieron a responder las consultas. De cada una, “sabemos qué edad tiene, qué circunstancias de vida, y toda esa información la tenemos que procesar y cruzar los datos para, entre otras cosas, saber si hay más o menos personas viviendo en la calle”, añadió.

Subrayó que hoy no hay familias en la calle, por ejemplo por lanzamiento de la vivienda en la que residían. Las mujeres con niños están en refugios de 24 horas con un proceso de salida que se está procurando, pero “la idea es que la mujer con sus hijos pueda tener una vida más autónoma”.

“Ojalá tuviéramos una vivienda para cada una de esas 300 y tantas mujeres que están solas con sus niños. Pero estamos trabajando en este proceso porque aspiramos a que el refugio de 24 horas sea un lugar de pasada, más corto o más largo el período, pero de pasada hacia la autonomía”, agregó Arismendi.

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