La revista norteamericana “Departures” consideró al principal balneario uruguayo como el “Jet Set de América” por la atracción que tiene sobre los argentinos y uruguayos ricos. Destaca a tres grandes inversores extranjeros que primero vivieron en Punta del Este o la Larra y hoy son titulares de grandes emprendimientos.

 

La publicación estadounidense destaca que durante el verano Punta del Este recibe a miles de turistas argentinos, los cuales además de concurrir a las relucientes playas, también cenan en restaurantes y disfrutan del encanto de Casapueblo, construcción de estilo Gaudí que realizó Carlos Páez Vilaró en Punta Ballena.

Además los grandes apostadores concurren al casino y los hoteles 5 estrellas, y el puerto de yates en alta temporada tiene sus amarras completas. Pero como la élite de Uruguay diría, en el departamento de Maldonado hay muchas más cosas que ver y hacer que solo Punta del Este.

Destaca otros lugares como por ejemplo José Ignacio, al que califica como “un pueblo de playa” a unos 40 minutos de la península, que recibe a la multitud más elegante. Este lugar, llamado así por un pescador solitario, era casi inaccesible en los años 80.

Remarca la revista “Departures”, que en la actualidad, posee algunas de las propiedades más caras de América del Sur, y que es en José Ignacio donde el reconocido chef argentino Francis Mallman, dirigió un restaurante durante 30 años, antes de mudarse hacia el pequeño pueblo Garzón.

La edificación en Punta del Este se ha desarrollado tanto que se parece mucho a Miami Beach, pero José Ignacio por sus restricciones para construir en altura, conserva un encanto particular. Una casa en la playa aquí, puede costar entre US$ 2.5 y US$ 15 millones.

Elogios

“Cuando comenzamos a venir aquí, era una fracción de lo que es. Ahora se ha convertido en un destino global muy elegante”, expresó Alex Vik, quien dirige 3 hoteles en José Ignacio con su esposa, Carrie. La pareja comenzó a visitar la zona desde fines de los 80 y compró su primera casa en La Barra en 1999.

Luego la vendieron para comprar una propiedad en José Ignacio. La idea original era mantenerla como propiedad privada, pero fue tal la afluencia de visitantes que decidieron ampliar la construcción y abrirla a los invitados. Estancia Vik de 12 habitaciones fue su primer hotel.

Destaca la publicación que allí, los huéspedes pueden montar a caballo y disfrutar de un tradicional asado uruguayo. Luego abrieron 2 hoteles más en la playa: Vik y Bahía Vik, este último que acaba de estrenar nuevos bungalows, un espacio para eventos y un centro de yoga.

Otro de los puntos que los turistas deben explorar tierra adentro, es pueblo Garzón, donde se puede pasar una noche mágica visitando la estación del tren abandonada y cenar en el restaurante Garzón de Francis Mallmann, donde el fuego siempre arde en su interior y predomina un ambiente romántico del viejo mundo.

La famosa y galardonada bodega Garzón, propiedad del multimillonario argentino Alejandro Bulgheroni, ofrece como propuestas tours para visitantes ocasionales, así como un exclusivo club de membresía, el cual permite a sus socios el acceso al Club de Golf Los Tajamares de 18 hoyos.

También la oportunidad de mezclar vinos en cualquiera de las 12 bodegas propiedad de Bulgheroni. Asimismo se dispone de un exclusivo acceso a la casa adjunta de la bodega, donde pueden organizar comidas, almacenar su colección de vinos o incluso aterrizar su helicóptero en uno de los tres helipuertos.

En breve esta finca albergará un hotel y spa, por lo cual los huéspedes podrán quedarse en el viñedo. Bodega Garzón también planea abrir un club de playa en José Ignacio, cerca del parador La Huella, el cual posee una clientela de alto poder adquisitivo.

“Uruguay es como la Suiza de América del Sur", dijo Christian Wylie, director de Bodega Garzón. Su estabilidad política y financiera al igual que la banca privada off shore, permiten que sea un mercado atractivo además de un paraíso para las personas de alto patrimonio.

Pero es la pasión de estas familias (Vik, Mallman, Bulgheroni) que se radicaron en Punta del Este y su zona de influencia, la que convierte a esta región como visita obligada de los amantes del jet set agrega a la afamada revista norteamericana trimestral de estilo de vida.

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