Uruguay es prácticamente el único país de América que evitó la epidemia de sarampión y tiene dosis suficientes atender la demanda, según el ministro interino de Salud Pública, Jorge Quian. El jerarca comunicó que antes de fin de año arribarán 335.00 dosis, por una inversión de US$ 1 millón, de manera de asegurar la inoculación a las personas que lo requieran en 2020.
El titular interino de Salud Pública, Jorge Quian, en conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva, anunció que el gobierno aprobó la compra de 335.000 dosis de la vacuna triple viral (sarampión, paperas, rubeola) por un monto superior a un millón de dólares.
“Constituye una seguridad de que Uruguay seguirá manteniéndose libre de sarampión si la población sigue respondiendo como hasta el momento”, enfatizó el jerarca, quien recordó que los niños deben recibir las vacunas a los 12 y 15 meses, y no a los 5 años, como antes, de manera de reforzar la seguridad.
Uruguay dispone de vacunas suficientes para “estar tranquilos” y en los próximos meses llegarán nuevas dosis para inocular a niños o a quienes lo requieran en todo el año 2020. El sarampión no está presente en Uruguay desde 1999, aunque sí se constataron casos provenientes de Argentina que afectaron a personas que habían visitado transitoriamente Uruguay.
Es importante que los mayores de 15 meses y menores de 52 años hayan recibido dos dosis de esta vacuna. Los niños de entre 12 y 15 meses deben haber recibido una. En tanto, los lactantes de entre 6 y 12 meses que se encuentren en proximidad de personas que padezcan sarampión o viajen a zonas donde exista transmisión deben recibir una dosis. En este caso, igualmente recibirán la cantidad prevista en el calendario de vacunación, a los 12 y 15 meses de edad.
Las embarazadas, los lactantes menores de 6 meses, las personas con alergia al huevo o con inmunosupresión severa no pueden ser vacunadas, ya que las dosis contienen virus vivos. Quienes no estén seguros de haber recibido la segunda dosis o de haber padecido sarampión pueden vacunarse de todas formas, siempre que no integren la población a la que no se recomienda hacerlo.
