Cada día en Maldonado se reportan incidentes en las calles, protagonizados por perros denominados “callejeros”, u otros que por irresponsabilidad de sus tenedores, pululan libremente atacando tanto a peatones como a motociclistas. En los últimos años han ocurrido ataques graves, como el sufrido recientemente por una pediatra en El Pinar, Canelones.

En la órbita de la Intendencia de Maldonado se constituyó la Comisión de Bienestar Animal que, procura encontrar las mejores soluciones a una serie de asuntos, aunque el más espinoso que es el vinculado a los perros sigue estancado, independientemente de los esfuerzos.

En Maldonado, cada día se denuncian por distintas vías, ataques de perros que han sido abandonados en espacios públicos, o que se le han escapado a sus tenedores; playas, parques, plazas y calles, son lugares donde comúnmente se producen incidentes.

Afortunadamente en los últimos tiempos, no han ocurrido accidentes graves como si los hubo años atrás por mordeduras de perros de razas comúnmente llamadas “peligrosas”, y a las que los especialistas califican de mal enseñadas por quienes son sus responsables.

Uno de los casos más recientes y sonado, ocurrió en El Pinar, Canelones, cuando una pediatra fue atacada por un can al finalizar una visita, sufriendo graves lesiones en el rostro. En este caso, el animal se escapó del control de sus dueños en el predio de la propia familia.

El debate sigue planteado entre las protectoras y quienes ven en los perros a un integrante más de la familia -y exigen más responsabilidad de los dueños de los animales-, y otra porción de la población que ve limitados sus derechos de movilizarse libremente en espacios públicos.

Se reclama una tenencia responsable, pero eso parece no alcanzar, porque no hay quien cumpla requisitos tan elementales, como pasear a sus mascotas de gran porte con correa o bozal. Muchos al ser increpados por esa actitud, responden: “está conmigo, no pasa nada”.

Por supuesto que existe un gran rechazo a “la perrera”, vehículo especialmente acondicionado y con personal capacitado para la captura y traslado de animales. Las experiencias fueron siempre tan malas, que los defensores de los animales rechazan de plano su presencia.

Empero, tampoco dan respuesta al problema de los animales sin dueño, porque las protectoras privadas tienen sus instalaciones abarrotadas de animales y en su gran mayoría, no reciben otro apoyo que el de sus propios allegados, que nunca son los suficientes.

Aquella propuesta

El 23 de marzo de 2010, el entonces edil de la 738 (Frente Amplio), Víctor Hugo Castro, se refirió en la Junta Departamental de Maldonado a un incidente muy grave que tuvo como víctima a una persona que fue atacada por un perro raza Pitbull, “la cual sufrió gravísimas lesiones”, dijo.

Castro explicaba en aquella ocasión, para ratificar la peligrosidad de la raza, que, “antiguamente el término Pitbull o Pit Dog también fue utilizado para referirse a los perros que se criaban para pelear en el foso. Eran usados en violentos espectáculos enfrentándolos a toros y osos”.

Agregaba que la tenencia de ejemplares de ésta raza y de otras “de alta peligrosidad”, se había transformado casi en una moda en Maldonado. “El objetivo de cuidar un domicilio no significa que se pueda tener un animal de las características de Pitbull o Rottweiler o el Dogo”, advertía.

Víctor Hugo Castro, sostuvo que era su obligación como legislador departamental, buscar una solución, “para evitar en lo posible que las condiciones se sigan dando para este tipo de ataques que ya han cobrado incluso vidas en algunos otros lugares del país”.

El proyecto de decreto presentado por Víctor Hugo Castro, apuntaba a elaborar una Ordenanza Municipal “que establezca la prohibición de la tenencia de perros de raza Pitbull, Rottweiler, Dogo y Fila en la planta urbana de las ciudades del Departamento de Maldonado”.

Asimismo, buscaba “establecer duras sanciones económicas a quienes tengan en sus domicilios este tipo de animales”, y fijar “un plazo prudencial y gradual a los efectos de la aplicación” del Decreto, para lo cual se deberían cumplir varios pasos previos en todo el departamento.

Entre otras cosas, un relevamiento y registro de todos los perros de estas razas, así como los datos completos (nombre, domicilio, edad, etcétera), de quienes fueran propietarios o tuvieran a su cargo perros de las razas antes mencionadas “en la planta urbana de las ciudades de Maldonado”.

Asimismo, que las personas a cargo de estos ejemplares fueran responsables ante incidentes o ataques a personas en la vía pública, y que “las personas que ya tienen perros de las razas mencionadas, al ponerse en vigencia el presente Decreto, podrán conservarlos hasta la muerte natural o por otra causa de los animales”.

El proyecto de decreto, también establecía que los animales ya existentes de las mencionadas razas, debían estar “registrados y en lugares adecuados para su crianza y mantenimiento”, contando con “rejas que impidan que los animales ganen la vía pública”.

El proyecto de Víctor Hugo Castro, fue elevado al Intendente de Maldonado, que por entonces era Oscar De los Santos, así como a las comisiones de Legislación, e Higiene y Salud de la Junta Departamental. Nunca se supo de alguna respuesta favorable o negativa al mismo.

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