En los últimos días, hemos sido testigos de muchas opiniones y juicios sobre el legado de la presidencia de Pepe Mujica, la cual, como todos sabemos, finaliza en los próximos diez días.
La mayoría de dichas opiniones han sido muy vagas, demasiado subjetivas, teñidas de valoraciones propias no compartidas por la inmensa mayoría de la población uruguaya, y en algunos casos hasta muestran cierto resentimiento por parte de sus emisores (como en el caso de los ex presidentes Julio Sanguinetti y Luis Lacalle), como si envidiasen el éxito que ha tenido el saliente Presidente Mujica en contraposición con el fracaso de sus propias jefaturas de Estado.
En estas líneas, intentaremos hacer una breve evaluación del punto de vista económico, mucho más objetiva.
Para comenzar, recordemos que en el año 2010, las expectativas de crecimiento económico del Uruguay no eran buenas; el FMI preveía un magro crecimiento del orden del 2% anual, en la línea de la mayoría de los economistas consultados habitualmente por el BCU; y durante todo el período de gobierno nunca faltaron los agoreros de las crisis, como el caso del Ec. Aldo Lema, quien en el año 2013 pronosticaba que se iría a “acentuar el aterrizaje (del crecimiento económico) suave del 2012”, y el principal desafío de la administración que asuma el 1 de marzo de 2015 será “evitar una crisis como las últimas dos que vivió el país en 1982 y 2002”. (El Observador 28/4/2013).
Pues ni hubo aterrizaje, ni nos encontramos en una crisis como la del 2002. El PBI de punta a punta creció más del 30% desde enero de 2010 hasta diciembre de 2014. Este guarismo supera en un 57% al del período 1990-1999 de los ex presidentes Lacalle-Sanguinetti de los años 90, donde había menos agoreros de crisis que lamentablemente no previeron la que sobrevendría en el año 2002.
Desde el punto de vista del desempleo, la Administración Pepe Mujica lo dejará en un 6,6% algo más de medio punto por encima de la herencia Vazquez, manteniendo una tasa muy baja para el histórico de nuestro país. Comparado con la década de los críticos Lacalle-Sanguinetti, quienes dejaron el país con un desempleo del 11,5% en 1994 y 15,1% en el año 2000.
La segunda administración Sanguinetti nos ha dejado el legado de un desempleo nunca por debajo del 12.5% durante el quinquenio, casi el doble del de Pepe Mujica.
Finalmente, Pepe Mujica nos entrega una inflación a la baja del 8.3%, que rondó el 9.5% en la mitad de su período, por encima del promedio de sus detractores, quienes curiosamente, no se han molestado en ahondar en este tema en sus críticas. Quizá el verdadero debe de la Administración Mujica.
Si a partir de lo que el Ec. Gabriel Oddone denominó “El Declive”, desde el año 1959 gobernado por el Colegiado del Partido Nacional, hasta el año 2004 con el gobierno de Coalición de los partidos tradicionales, nuestro país hubiese gozado de las tasas de crecimiento y desempleo de la Administración Mujica, nuestra riqueza e ingreso se encontrarían en niveles similares a los de Suecia o Finlandia, y seríamos parte del primer mundo. Quizá por eso irrita tanto escuchar a los que nos han privado de ello.
*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es Sub Director Gral. de Hacienda de la Intendencia Departamental de Maldonado. Es asesor de inversiones financieras.