*) Ec. Pablo Broder
Mientras que funcionarios de la provincia de Buenos Aires continuaban con una campaña mediática intentando sembrar el pánico, ante su aparente impotencia para enfrentar la pandemia con acierto, el presidente en conferencia de prensa señalaba: “Que me sigan hablando de cuarentena es algo que me asombra”, a la vez que anunciaba su enésima extensión y un amenazante botón rojo para acentuar aún más el rigor del encierro.
En este marco, vastos sectores continúan reclamando vivamente la atención a sus necesidades, obviamente bajo la ineludible responsabilidad social, tanto en lo que respecta a su autopreservación como en relación a los cuidados a tener en cuenta ante la aún no desterrada pandemia.
Quizás la afirmación presidencial podría corresponderse con la realidad, de no existir algunas vedas o restricciones “menores” en la vida nacional que la contradicen, tales como:
- Transporte interjurisdiccional
- Actividad aerocomercial
- Utilización plena de vehículos propios, teniendo en cuenta el riesgo de la población de utilizar el transporte público de poder ser evitado
- Sistema bancario condenado a la mínima actividad
- Administración pública o empresas prestatarias de servicios esenciales prácticamente paralizados (la atención a distancia, cuando la hay, normalmente es ineficiente)
- Profesiones liberales, a excepción de menores liberaciones
- Prohibiciones en la actividad recreativa o deportiva sin riesgo.
- Cierre de centros comerciales
- Controles viales interprovinciales generadores de demoras imposibles.
- Impedimento de acompañar al sepelio de los familiares fallecidos, imposibilitando dar un último adiós, salvo en permisos mínimos.
Todas estas restricciones aun cuando muy relevantes, quedan rezagadas respecto a los siguientes vitales aspectos:
- Sistema judicial prácticamente clausurado
- Gobierno omnímodo en base a Decretos de Necesidad y Urgencia, ante un parlamento en modo virtual, sesionando mínimamente o en temas del interés vicepresidencial.
- Virtual parálisis de la actividad escolar
- Enorme masa de argentinos, condenados a la inactividad, sean obreros, empleados, cuentapropistas, profesionales, comerciantes, etc., que tras casi medio año de encierro, se encuentran con sus reservas materiales, psíquicas y emocionales, agotadas o al borde de su colapso.
No sería de aplicación, en consecuencia, la calificación del título, a la negación oficial respecto a la vigencia o no de la cuarentena, palabra suprimida, por otra parte, en las últimas alocuciones?
La explicación posible para su persistente obcecación en obligar a un encierro ya casi intolerable, ¿no podría estar ubicada en su zona de confort, a mérito de una hipotética carencia de planes para encarar la imprescindible y urgente acción gubernamental?
Una apertura mayor ¿no desnudaría la falta de respuesta para enfrentar solventemente los gravísimos problemas nacionales?
En cambio, en medio de la pandemia, se ha observado una particular diligencia para, directa o indirectamente, criticar a la prensa libre u opiniones divergentes, liberar masivamente presos, proyectar reformar la Justicia, intentar desplazar al procurador general, propiciar –fallidamente- la expropiación de empresas como Vicentin, o abandonar las causas judiciales que denunciaban o procesaban hechos de corrupción.
*) Es Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, habiendo realizado cursos de especialización en Economía Moderna en la Universidad Federico Santa María (Valparaíso, Chile).
Fue profesor y miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires; y profesor (en la carrera de postgrado) y director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de la Cuenca del Plata, Corrientes. Argentina.
Presidió la Fundación de la Facultad de Ciencias Económicas, fue miembro del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Capital Federal, y Secretario General de la Sociedad Internacional para el Desarrollo en Argentina.
Fue Secretario de Programación Económica del “Gabinete de la Oposición” de la Unión Cívica Radical (Comité Nacional). Ha sido el introductor en la Argentina del programa Grameen, siendo a su vez presidente de la Fundación Grameen Argentina y representante honorario para la Argentina y el Paraguay del Profesor Muhammad Yunus, creador del Grameen Bank (el Banco de los Pobres) en el mundo.
Expositor en diversos congresos, nacionales e internacionales, columnista en medios gráficos, radiales y televisivos, es autor de numerosos artículos.
Sus libros: “Fundamentos de la Economía”; “Desarrollo y Estancamiento en el Proceso Económico Argentino”; “La Argentina y el Mundo”; “La convertibilidad en crisis”; “La Argentina de la posconvertibilidad”; “Dos años en la era K”; “Mitos y realidades en la era K” y “El ocaso de la era K”.
Desarrolla su actividad en el ámbito público y privado, como director y asesor de gobiernos locales, empresas e instituciones.