La falta de lluvias de estos últimos meses repercute en las frutas y verduras disponibles, pero también permite reflexionar sobre las formas y el costo de su consumo. Zanahoria, naranja, limón, papa, cebolla, boniato, tomate, lechuga, manzana, acelga, puerro, perejil y, en menor medida, los zapallos, son algunas de las frutas y verduras en las que se comenzó a notar la falta de abastecimiento desde febrero, luego de dos años de buena presencia en los mercados.
Los estudios de consumo muestran que, en cuanto mayor poder adquisitivo, mayor es el consumo de frutas y verduras. El promedio de consumo de frutas y verduras por persona y por día es de 246 gramos, pero en los hogares más privilegiados ronda los 400 gramos y en los hogares más socio económicamente vulnerables es menor a 100 gramos por persona y por día, explica el jefe de Desarrollo de la Unidad Agroalimentaria de Montevideo (UAM), Pablo Pacheco.
“Si bien la sequía ha provocado un aumento del costo, las frutas y verduras ´diferentes´ se comercializan a menor precio, lo que a su vez puede abrir la puerta a un cambio de hábitos para personas que no suelen consumirlas”, señala el Oficial Superior de Políticas Regionales y Representante de la Organización de las Naciones Unida para la Alimentación y la Agricultura (FAO) interino en Uruguay y Argentina, Jorge Meza.
La campaña del Instituto Nacional de Alimentación (INDA) del Ministerio de Desarrollo Social, sobre frutas y verduras “perfectas” parte de dos objetivos: “llegar a la población más vulnerable con una alimentación de calidad, que a veces por el costo o por su educación no consume frutas y verduras porque las percibe como caras y, reducir el desperdicio de alimentos”, explica el director del INDA, Ignacio Elgue.
Sea cual sea su apariencia y tamaño, la Guía Alimentaria para la Población Uruguaya recomienda que la mitad del plato de cada comida que se consume sea de verduras, y que cada día se consuman tres porciones de frutas.
“Incluir la fruta y la verdura, no tiene necesidad de ser en el marco de una estructura armada, tiene que ser algo que esté adecuado a la vida de cada persona, pero que sí estén presentes en cantidad y en volumen adecuados”, especifica la coordinadora del Área Programática de Nutrición del Ministerio de Salud, Virginia Natero. Ella aclara que “no estoy hablando ni de la papa ni del boniato, sino de todos aquellos vegetales que no tienen almidón”.
Las cifras disponibles indican que Uruguay tiene un bajo consumo de frutas y verduras. Dice Natero que la fruta y la verdura no se perciben como alimentos “que llenen o den buena saciedad” y que, en la relación costo beneficio, “se las percibe como algo que es caro y ahí se pierde de vista lo que realmente dan: vitaminas y minerales, fibras que solo se encuentran en frutas y verduras y los aportes en antioxidantes, elementos que contribuyen a una vida y una alimentación saludables”.
“Hay un proceso de educación que se puede hacer en años como éste en que van a predominar calibres más pequeños, para saber que por chico no es peor. Este año es un ejemplo: hay más concentración de sabor, la fruta y la verdura está más sabrosa y dulce”, explica Pacheco, quién señala que el mercado tiende a presionar para que ingresen productos importados, que afectan al productor nacional, para poder responder a la demanda en cuanto a los estándares.
La referente del Ministerio de Salud asegura: “Las frutas y verduras que tengan alguna manchita en la cáscara, que no sean totalmente redondeadas, tengan una forma o tamaño diferente, son tan válidas y naturales como las otras, es más, en muchas ocasiones, como no son tan lindas, tienen un costo más accesible, con la misma calidad nutricional”.
Además, el consumo de frutas y verduras suele estar vinculado a la regulación del peso corporal. En Uruguay, el sobrepeso y la obesidad están en aumento en todas las edades. Según datos del Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2022, la obesidad en adultos aumentó un 7% entre el año 2000 y el 2016, pasando del 21 al 28% a nivel nacional.
“Cuando consumo vegetales en un plato de comida, tengo que masticar más, aumenta la saciedad y disminuye la concentración de calorías. Es distinto un plato de arroz o fideos y vegetales, de uno con arroz o fideos solos, porque se metabolizan diferente y porque muchas veces los vegetales ayudan a controlar la cantidad que se consume”, describe Natero.
No es fácil incorporar el consumo de frutas y verduras, porque suponen tiempo de lavado, preparación, elaboración y “muchas veces la alimentación saludable no es parte de las prioridades de la vida”, señala Natero.
La nutricionista recomienda comenzar el proceso de cambio de hábitos de a poco, sin ser demasiado ambiciosos desde el inicio. “Si estoy en cero vegetales, llegar a medio plato, toma su tiempo, toma ganas, toma voluntad, porque muchas veces la rutina diaria conspira en contra de la alimentación adecuada”, menciona.
Natero concluye: “A veces nos parece costoso, pero a nivel de salud, lo que es costoso, es no consumirlas”.
*) La FAO es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y es la agencia especializada que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. Su objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos y al mismo tiempo garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana.
Con más de 194 Estados miembros, la FAO trabaja en más de 130 países. Todos podemos desempeñar un papel importante en la erradicación del hambre y la malnutrición.
En Uruguay, nos enfocamos en apoyar el cumplimiento del Derecho a la Alimentación Adecuada; avanzar hacia un sistema alimentario sostenible; acompañar la intensificación de la producción agropecuaria, reduciendo la brecha entre sectores urbano y rural y preservando los recursos naturales.
Por más información: http://www.fao.org/uruguay