*) Ec. Pablo Broder

Fue noticia (La Nación 19-9-24) que: “… en una inédita alianza, las dos confederaciones de gremios del transporte… se unieron… para rechazar la eventual privatización de Aerolíneas Argentinas que evalúa el gobierno…, se declararon ´en alerta y movilización´ y amenazaron con un paro general del transporte en todo el país. … frente al atropello cotidiano que vemos implementa el gobierno… con el objetivo de establecer un ´Plan de Lucha General´, que no descarta medidas de fuerza de alcance nacional”.

Amenaza que supone, de efectivizarse, al igual que los paros salvajes de la línea aérea estatal, la virtual paralización del país, y se enmarca en varias circunstancias inscriptas en recordados climas mucho más allá que simplemente opositores, tales como:

  • las distintas expresiones de la condenada por corrupción exvicepresidenta, así como de gobernadores provinciales K, lo mismo que de sus diputados y senadores;
  • los intentos de concentraciones violentas (afortunadamente controlados) frente al Congreso;
  • la ultra agresiva prédica de los medios periodísticos afines al lamentable régimen que con escasas interrupciones gobernó el país en las últimas siete décadas, y cuya continuidad fue solamente interrumpida en las escasas presidencias no afines, tales como las de los doctores Frondizi, Illia, Alfonsín, De la Rúa y Macri, ninguno de los cuales (salvo el último) pudo concluir su período gubernamental.

Cabe en este entorno cuestionarse por qué los reclamos, las quejas y las actuales movilizaciones no se han manifestado, por ejemplo, en todo el reciente período K, en circunstancias también muy difíciles para la población, y cuyo resultado fue la virtual destrucción de las bases económicas del país.

Una posible respuesta a ese silencio y a la reaparición del actual clima supone ser que el Gobierno pueda, en esta lamentable historia, producir una vuelta de campana, desterrando para siempre la vigencia del régimen populista, generador del atraso sistemático del país, tomador del Estado como coto de caza para perpetuarse en el poder, usufructuar negocios, corrupción, posiciones espurias en el entramado estatal y privilegios personales por doquier.

Una señal de una posibilidad esperanzadora la da una serie de circunstancias del área económica, como, por ejemplo:

El descenso sistemático de la inflación.

El control de variables tales como la tasa de interés y la cotización del tipo de cambio no oficial.

La desregulación en diversos campos del quehacer nacional.

En los primeros ocho meses del año, superávit primario de aproximadamente un 1,5% del PBI y un superávit financiero de casi un 0,4%, que desde 2010 no se registraba en igual período.

Reducción del gasto primario del 30% interanual en términos reales.

Como contrapartida, los recursos destinados a la Asignación Universal para la Protección Social (AUPS) se incrementaron en términos reales entre enero y agosto, reflejando el refuerzo en los programas sociales que llegan a la población más vulnerable sin intermediarios.

Esta compleja circunstancia conduce a reflexionar sobre una doble posibilidad:

que el actual derrotero oficial permita emerger de un ya secular proceso de atraso, declinación sistemática y oscurantismo; de lo contrario, que de triunfar los intentos asomándose con violencia en las actuales jornadas, las perspectivas de poder vivir una Argentina digna de ser vivida quedarán desterradas por largo tiempo.

Ojalá triunfe la esperanza.

 

*) Es Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, habiendo realizado cursos de especialización en Economía Moderna en la Universidad Federico Santa María (Valparaíso, Chile).

Presidente honorario de la Fundación Grameen Argentina.

Sus libros: “Fundamentos de la Economía”; “Desarrollo y Estancamiento en el Proceso Económico Argentino”; “La Argentina y el Mundo”; “La convertibilidad en crisis”; “La Argentina de la posconvertibilidad”; “Dos años en la era K”; “Mitos y realidades en la era K” y “El ocaso de la era K”.

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