*) Cecilia Goldaracena

Otra mañana de viernes en Inglaterra, esta vez desde Londres donde el movimiento se deja ver en sus calles y más aún por el sol que acompaña la jornada, algo raro por estos lados por lo tanto muy disfrutable (y como les gusta hablar del clima a los ingleses!).

Mucho movimiento luego de un día de paro en el subte en la capital británica. Los típicos ómnibus rojos de dos pisos recuperan la cantidad normal de pasajeros luego de un jueves donde trabajaron doble, al no haber subte las distancias de la ciudad y el transito hicieron que fuera un caos metropolitano. Así que miro todo esto y me alegro de haber elegido esta mañana de viernes para recorrer sus calles.

Luego de cruzar el famoso “Tower Bridge” me dirijo al centro de la ciudad y al norte del Rio Támesis y allí aparecen esos muros y torres color arena. Es la Torre de Londres, una construcción fundada en el año 1066 como parte de la conquista Normanda. Pero llevó años llegar a ser lo que vemos hoy.

Atravesó varios periodos de construcción que pueden verse claramente en la disposición de los espacios, las murallas, la forma de “anillos” muestran como la torre se fue ampliando a través del tiempo. Consta de diferentes edificios y patios, es un paraíso para el que le gustan los laberintos y recovecos.

La torre de Londres hoy es una atracción turística declarada patrimonio de la humanidad pero sobre todo es símbolo de tradición inglesa, de patriotismo e historias. Los puentes, las puertas de madera maciza y hierro típicas del Medio Evo, las exposiciones con tronos y joyas de la corona, hacen que esos paseos sean un verdadero viaje en el tiempo.

Conocemos a la torre también por iconos en la historia como Ana Bolena o historias de los años que funcionó como cárcel, pero hoy por hoy entre los miles de turistas hay dos personajes característicos de la Torre que hacen que todo sea aún más pintoresco. Los cuervos y los “Alabarderos”.

Los alabarderos son los guardias de la torre, quienes visten sus clásicos uniformes azules y rojos con galera y son los encargados de contar historias en cada rincón de la torre. Además de trabajar aquí, los alabarderos viven con su familia en este recinto. Son los encargados de la seguridad y de ceremonias como las de la protección de la llave de la torre.

Los cuervos, no dejan de ser guardianes también. Y están muy bien cuidados, bien alimentados y con las alas cortadas para que no vuelen lejos, porque según la leyenda, son los que mantienen en pie la torre. Si ellos desaparecen la torre caería, y con ella la monarquía…

Una vez más un símbolo histórico cuidado como lo que es, patrimonio de la humanidad y símbolo de tradición del país. Si esos muros hablaran posiblemente no estaríamos tan orgullosos de las cosas que allí pasaron, pero sí que vale la pena conocer este tipo de historia viviente.

*) Nacida en Punta del Este-Uruguay, reside en el exterior desde 2010 (Washington DC- EEUU y actualmente Cambridge-Inglaterra).

Columnista de Frecuencia Abierta (Aspen FM de Punta del Este), comenzó en 2002 y se unió al equipo nuevamente en 2011.

Blogger y fotógrafa. Escribe sobre viajes, ciencia, historia y temas de actualidad.

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