Si alguien recordase los pronósticos económicos de diferentes analistas nacionales y argentinos de hace 12 meses (o quizá más recientes) sobre la situación económica de Argentina en el entorno de las elecciones nacionales, descubriría que, salvo honrosas excepciones, resultaron marcadamente errados.
Rescato algunos de ellos: el Boden 2015 no se puede pagar y ello nos conducirá a una crisis cambiaria similar a la del 2001, la inflación se encontrará en el entorno del 50%, el PIB caerá cerca del 3% anualizado, y podemos continuar.
Es que la realidad económica argentina, en el marco de una serie de desequilibrios que piden corrección, es muy diferente a la pronosticada. El PIB crece moderadamente, el Boden 2015 fue una excelente oportunidad de hacerse de dólares a bajo costo para quienes lo supieron entender y se pagó completamente, la inflación es inferior al 30%, mientras el consumo crece, y hay atisbos de un despertar de la inversión privada (al menos un sector de ella).
Luego de las elecciones nacionales, y considerando las encuestas de opinión existentes (al menos las más serias), parecería que Daniel Scioli será el próximo presidente de Argentina, posiblemente en la primera vuelta, o de lo contrario, de no ocurrir nada extraña según dichas encuestas, lo será a partir del mes de noviembre.
El candidato oficialista ya ha presentado algunas de sus figuras del futuro gabinete, entre las que destaco las de la Ministra de Economía Silvina Batakis, Miguel Bein o Alejandro Vanoli para el BCA. A partir de sus antecedentes, podemos estimar las medidas que se podrían tomar para las correcciones necesarias en la economía argentina.
Posiblemente se descarte una devaluación brusca en diciembre, y por el contrario conviva el Cepo Cambiario con una aceleración de la devaluación. Asimismo, es factible que continúen las negociaciones con los holdouts, pero sin mayores concesiones por parte del Gobierno argentino.
Es factible que el Gobierno se vuelque a un endeudamiento mayor sobre la base de emisiones fuera de la legislación de USA, quizá se utilice a Montevideo, entre otras opciones, para el pago de las mismas. Finalmente, podemos concluir que las correcciones van a ser suaves y prolongadas en el tiempo, lo cual, para nosotros, generaría espacio para realizar nuestras propias correcciones y poder estar en niveles de competitividad adecuados para los meses venideros.
Por supuesto que los mismos que erróneamente vaticinaron los desastres económicos que no ocurrieron, volverán a intentar convencernos de otras realidades que posiblemente no existan. De todas maneras, más allá de los clásicos profetas del desastre, está claro que prepararnos para los futuros movimientos económicos del vecino país depende exclusivamente de nosotros.
*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es asesor de inversiones financieras.