*) Doctor Enrique Jorge Méndez
Evo Morales ha sido reelecto días pasados para un otro período de gobierno en una Bolivia cada vez más descentralizada, que parece ser el signo de nuestra época, no solo en Hispanoamérica sino en todas partes.
Y ello porque descentralizar implica mayor participación de los ciudadanos en la administración del Estado, que es de todos, en la misma medida que un Estado centralista -como era Uruguay desde 1830 hasta las últimas Constituciones descentralistas- implica centrar generalmente en la capital el cúmulo de las decisiones políticas que afectan a todos.
Para ejemplo, baste recordar que los montevideanos denominan a quienes viven en el resto del país con el nombre casi despectivo "los del interior" o "los de campaña", y que significa sicológicamente una referencia anodina a los que no participan de la cosa pública.
En el caso de Bolivia, Evo Morales fue concediendo cada vez más descentralización a todo el país, pero en especial a las provincias de Santa Cruz y Cochabamba, donde se hallan las mayores riquezas del altiplano en materia de petróleo y de gas.
Y ahora, luego de más de 10 años de gobierno, este indígena que ha sido humillado por sus pares europeos el año pasado por atreverse a considerarlos colonizadores y explotadores de nuestras América, vuelve a ser electo por su pueblo no solo el indígena, sino también los de color blanco, en una clara aceptación de su gobierno democrático.
Pero no faltan quienes lo consideran como un gobierno populista, los mismos que así denominan a los gobiernos de Lula y ahora Rouseff en Brasil, de Rafael Correa en Ecuador, de Cristina Fernández en Argentina y de Nicolás Maduro en Venezuela.
Pero si los europeos y los norteamericanos llaman populistas a estos gobiernos de centro izquierda, ellos en cambio son gobiernos electos por un muy pequeño porcentual de sus pueblos, tanto así que no mas del 30% ha ido a las urnas, mientras que las mayorías se desinteresan de la cosa pública.
Ello significa que en esos países existe mucha más representación que democracia. Y entonces es el momento de preguntarse: ¿dónde se juega mejor la democracia, en las naciones "populistas-subdesarrolladas" donde los pueblos aceptan el carisma de ciertos líderes y salen a la calle para acompañarlos, o en el mundo desarrollado, donde solo eligen a los representantes una pequeña minoría?.
En nuestra América, los líderes y sus pueblos participan directamente en la administración del Estado a través de mítines, asambleas, plebiscitos, protestas y piquetes, pero son los pueblos los que así deciden actuar y eso es democracia directa.
Hay que insistir en un hecho evidente: quienes gobiernan al mundo en las naciones que deciden lo que se debe hacer por parte de los dominantes son las elites, que representan a los grupos dirigentes de las clases altas y de sus derivados, las empresas multinacionales.
No son los presidentes de turno, quienes responden a los que se hallan detrás de bambalinas, porque el pueblo no los conoce ni los distingue. Por ejemplo, en Estados Unidos las decisiones económicas y militares no son tomadas por Obama sino por el Pentágono, donde se hallan las grandes corporaciones que deciden el destino de la humanidad, y lo mismo sucede en el resto de las otras naciones del mundo altamente desarrollado, que si bien potencias, dependen a su vez de las elites.
Seguramente, tanto China como Rusia y Japón no escapan a esta regla de oro de la política: "quienes fijan las regla de oro de las decisiones, son los dueños del oro".
Y quienes nos acusan de "populistas" con marcado desdén, son los mismos que designan como Ministro de Economía a un miembro de la Banca Lehmans-Brothers de Estados Unidos, caso de la España de Mariano Rajoy, que determinó en el 2007/2008 la mayor crisis del sistema financiero mundial desde la del 1931 y que afectó a todos los países del mundo, salvo a Rusia y Japón.
Y son también quienes han dado recientes golpes de estado palaciegos, casos de Italia con Monti salido de uno de los grandes organismos que gobiernan al mundo desde Estados Unidos, y de una Grecia en que Alemania impuso las condiciones de permanencia en la Unión Europea como parte de la "germanización de Europa".
El populismo hispanoamericano, en cambio, pone el acento en el pueblo real como protagonista de los procesos políticos, y el caso de Bolivia es paradigmático, porque allí fue el 61% de los ciudadanos los que mayoritariamente eligieron a Evo Morales. Lo mismo sucedió en el Ecuador de Rafael Correa, y que sean los pueblos los que protagonicen la democracia significa que lo que se va imponiendo es la tolerancia y la armonía, lo que no sucede en una Europa donde gobiernan las elites.
El mundo del norte desarrollado continúa creyéndose superior y los únicos capaces de gobernar, sobre todo a aquellos que para ellos no son personas que hayan ido a buenas escuelas o buenas universidades y no tienen el mismo color de piel, que viven en el sur.
Estos son los "populistas", objeto del racismo y la discriminación impuesta por los europeos. Sin embargo, el mundo no avanza hacia el igualitarismo sino hacia un orden mundial jerárquico dominado por las elites que cabalgan sobre el caballo de la globalización.
*) Doctorado en la Universidad de la República en 1968. Ingresó al Instituto de Profesores Artigas en 1962 en Historia y Filosofía por Concurso de Oposición. Inicio como Docente en Historia en Enseñanza Secundaria en Montevideo de 1963 a 1974, año en que se radica en Punta del Este, donde dicta Historia en el Liceo de Punta del Este e Institutos privados. Mantiene actividad periodística desde 1982 a la fecha en Radios de Maldonado y Punta del Este, complementando desde el año 2000 en FM Aspen y en el programa "Frecuencia Abierta" de Maldonado que dirige el periodista Jorge Méndez. Exposiciones permanentes sobre la temática Geopolítica en Rotary Club y Club de Leones de Punta del Este y Maldonado, y Casa de la Cultura de la Intendencia Departamental de Maldonado. Invitado por las Bibliotecas "Sarmiento" y "Campano" de la ciudad de Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires, para exponer sobre "Guerra de las Malvinas" y "Empresas Multinacionales" en los años 1982 y 1983. Participación en 12º Congreso de Ciencia Política en Río de Janeiro en agosto de 1982. Expositor en el 2º Simposio Nacional de Geopolítica en la Universidad de Cuyo (Mendoza, República Argentina. Expositor en otros diversos eventos en distintos puntos de Uruguay.
Publica en 1982 "La Guerra de las Malvinas" (Edit. Monteverde, Montevideo); "Iberoamérica: Angustia del Futuro", 2001 Edit. Torre del Vigía; 2003 "La Guerra que se viene"; 2011 "Geopolítica de la Guerra", Edit. Torre del Vigía. Múltiples publicaciones en Revista Naval de Montevideo; Revista Geosur" de Montevideo y "Disenso" de Buenos Aires sobre la temática de Geopolítica.