Para todos aquellos que tenemos vínculos económicos o afectivos con Argentina, resulta difícil digerir las estadísticas (la mayoría no oficiales, por ausencia de las mismas) económicas y sociales de dicho país. Para ser más claro, no resulta agradable observar el devenir de las mismas, como si la tendencia hacia el fracaso económico y social de dicho país fuese una condena ineludible, cualquiera sea el Gobierno de turno.
Hoy, el centro del problema económico y social (y reitero, su trayectoria) va de la mano con los dos equipos económicos que tiene el actual Gobierno Nacional, con objetivos que se contraponen, y que reiteran idas y venidas en medidas que no hacen más que desprestigiar al país y su Gobierno de los Empresarios (como se le ha llamado); así como reducir la riqueza de Argentina.
Por un lado tenemos al Presidente del Banco Central Argentino, con su política monetarista restrictiva como remedio para todos los males de la humanidad (como lo razonan los monetaristas). Elevó la tasa de interés de las Lebacs a valores siderales, con sus consecuencias sobre el consumo y la inversión, y sobre la especulación financiera.
Si bien dicha política logrará que ceda la tasa de inflación en el segundo semestre, no atraerá los tan necesarios capitales productivos que Argentina necesita. Seguirá la bicicleta financiera siendo la fuente de riqueza (y de pobreza) que marque a nuestros vecinos.
Recibe aplausos del 3% de nacionales especuladores (La City), la industria financiera, y algún periodista cortoplacista; de los que quieren atesorar un dólar cada vez más barato, y de los políticos que creen que “cuanto peor, mejor”, aún a costa del grueso de la población.
Por otro lado ubicamos al Ministro de Hacienda, mal asesorado, apoyando aumentos brutales de tarifas que luego deben revocarse, reduciendo fuertemente la demanda interna para luego incrementarla con pagos a jubilados contra blanqueo de capitales, pidiendo disculpas ante inversores inescrupulosos que poca intención tienen de desarrollar el país, reduciendo el gasto público con señales de ajuste para luego tomar medidas de aumento del mismo. En pocas palabras, construye el masivo rechazo social para luego intentar ganarlo con las medidas opuestas.
Una combinación de políticas fiscales y monetarias inconsistentes, que lejos de dar luz al final del túnel, lo que han hecho es alargar el túnel varios kilómetros; a tal punto que la meta de recuperación del segundo semestre prometida por el propio Presidente se ha extendido -al menos- al año 2017.
Todo ello generando aplausos de los que creen que “cuanto peor, mejor” y de los especuladores de corto plazo, que todos conocemos en esta orilla del Río de la Plata. Parecería que el Gobierno de los Empresarios, no es la mejor salida para el desarrollo económico de un país, o al menos para Argentina.
*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es asesor de inversiones financieras.