La obra se inició hace 9 años y tuvo postergaciones y  una larga interrupción hasta que en julio de 2021 un grupo de promitentes compradores encontró la fórmula para continuar con el proyecto. Desde entonces el objetivo fue entregar las primeras unidades a partir de este mes, y dentro de al menos un año culminar con los amenities.

Este martes se entregará la primera unidad terminada de la lujosa torre Trump, ubicada en la Parada 9½ de la rambla Lorenzo Batlle Pacheco de Punta del Este, lo que se considera un hito teniendo en cuenta que la obra fue lanzada el verano del año 2013, estuvo paralizada y hasta se dudó que se culminara.

Se trata de la finalización de la primera etapa del nuevo plan encarado por un núcleo de promitentes compradores que decidieron hacerse cargo del proyecto cuando había un 60% de avance de obra. A partir de ahora, cada semana se entregarán varias unidades desde el piso 1 en adelante.

El objetivo ahora, es para fines de diciembre tener las 160 unidades que componen la torre terminadas, de las cuales unas 140 ya están comercializadas. Para el 15 de septiembre se quiere inaugurar el lobby y luego continuar hasta la finalización de los amenities sobre 12.000 metros cuadrados.

Se detuvo

En julio del año pasado, un consorcio de promitentes compradores encabezado por el ingeniero civil argentino Jorge Garber (presidente de la Cámara Tucumana de la Construcción), encontró la fórmula para continuar la obra con el objetivo de entregar las unidades desde agosto de este año.

La negociación también incluyó la devolución del hotel El Campanario que fue adquirido por los directores de Faroy SA contra la entrega de cinco apartamentos de la torre Trump. A partir de ese momento, además, fueron vendidas varias unidades que salieron al mercado a precios atractivos.

Para una segunda etapa, ya en aquel momento el nuevo plan preveía la terminación de los amenities, que incluyen entre otras cosas un helipuerto en la azotea, una lujosa cancha de tenis en uno de sus subsuelos, además de espacios de recreación en distintos lugares del edificio.

La construcción de la Trump Tower se detuvo en 2019 generando diversos problemas, incluso con los últimos 40 trabajadores que se encontraban en seguro de paro y fueron despedidos. Retornarían a la obra el 1° de diciembre de ese mismo año, pero en octubre se anunció la paralización total.

La empresa Faroy S.A., a cargo del proyecto, había planteado hacer una pausa mientras solucionaba problemas financieros vinculados a la situación argentina y a la lenta comercialización de las unidades. Los inversores, precisamente, eran argentinos: Moisés Yelatti y Felipe Yaryura, éste último fallecido en agosto de 2018.

El matutino The New York Times, el 2 de junio de 2019 sostenía en un informe que, la torre “cilíndrica” de Punta del Este se estaba convirtiendo en “la más reciente debacle de la extensa cartera de propiedades de la Organización Trump”, un negocio encarado con una firma inmobiliaria argentina.

Señalaba que “la construcción avanza a duras penas, en parte debido a que actualmente menos de un cuarto de los trabajadores necesarios están trabajando”, y porque, “la agencia inmobiliaria con sede en Miami que está a cargo de la venta de los condominios demandó al desarrollador local de Trump”.

Según aquel informe del prestigioso matutino norteamericano, “algunos compradores ahora están buscando vender sus unidades, lo cual posiblemente haría que los precios bajen justo cuando el proyecto necesita captar efectivo mediante la venta de nuevas unidades”.

También recordaba que, como sucedía con otros desarrollos internacionales, la Organización Trump no estaba construyendo la torre de Punta del Este, “más bien otorgó la licencia de uso del nombre ´Trump´ a cambio de quedarse con una comisión de la venta de unidades”.

A comienzos del año 2019, Eric Trump, hijo del ex presidente de Estados Unidos, estuvo algunos días en Uruguay y particularmente en Punta del Este, donde visitó la obra, participó en algunos eventos y anunció que para fines de aquel mismo año el millonario emprendimiento estaría culminado.

Estuvo acompañado por Moisés Yellati, socio argentino de YY Development Group, y Juan José Cugliandolo, director ejecutivo de la desarrolladora. Junto al equipo de arquitectos, el empresario recorrió las obras anunciando que, de acuerdo con el avance, culminarían a lo largo de aquel mismo año.

Sin embargo, en noviembre se confirmó que solo fue una acción de marketing en procura de soluciones a problemas financieros que, se arrastraban desde hacía algunos años. Incluso, se ordenó cerrar el showroom y el único trabajador que oficiaba de “cuidador” o “sereno” también quedó desafectado.

Gran parte de la estructura interior de la torre quedó “cruda” y habría trabajos de finalización en yeso solamente en los primeros pisos. Además, el cerramiento que se podía observar desde el exterior, abarcaba solamente el frente de la torre para mostrar una imagen que no revelara la realidad.

La parte posterior, solo tenía cerramiento exterior de vidrio hasta el piso 16, por lo cual distintos sectores mostraban los efectos de aquellas estructuras expuestas al salitre; varios ascensores de servicio, aún se encontraban en los fondos de la obra sin haber sido sacados de grandes cajas.

La obra se inició en el año 2014 y se preveía que culminara en 2016. Sin embargo varios años después de la fecha prevista, por sucesivos retrasos el proceso fue muy lento y el avance por momentos imperceptible. Finalmente se sumó la detención de 2019, y luego la prosecución dos años después.

Gigante

La Trump Tower contará con 12.000 metros cuadrados de amenities con calidad de clase mundial (representan 4 veces más que los proyectos de mayor relevancia en Punta del Este), únicos en la región. Por ejemplo, la cancha de tenis ATP, indoor, con las dimensiones del US Open.

También piscinas exteriores de 800 metros cuadrados, dos piscinas indoor de 25 metros de largo, cava de vinos, cigar lounge, tres propuestas gastronómicas, spa, kids club y una cantidad de servicios que brindan una experiencia de “Luxury Living” exclusiva para los propietarios.

La torre de 51.000 metros cuadrados, cuenta con 26 pisos y un total de 160 apartamentos, y demandaba (inicialmente) una inversión de US$ 100 millones. Apenas comenzó su construcción se había logrado el nivel de ventas mínimo para iniciarla, con un 40% de las unidades vendidas.

El valor promedio de los apartamentos, durante el prelanzamiento de obra fue de US$ 5.000 el metro cuadrado. En la fase previa de venta, los apartamentos iban desde US$ 443.900 el de un dormitorio (de 114 metros cuadrados) hasta US$ 2 millones uno estándar de tres dormitorios.

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