En esta era tecnológica en la que nos encontramos inmersos, los inmigrantes digitales, cada día se sorprenden un poco más con los inventos de todo tipo de elementos y herramientas para facilitar el modo de vida de las personas o su acceso a determinados instrumentos.

Tal es el caso de la impresora 3D; ésta tiene la capacidad de realizar impresiones o piezas volumétricas que se han diseñado previamente en ordenadores o computadoras.

Su comercialización comenzó hace poco más de un año; a partir de allí se han realizado prótesis médicas (estas permiten adaptar cada pieza a la necesidad del usuario), comida, trajes especiales, piezas o componentes de arquitectura o diseño industrial e infinidad de cosas más.

Las impresoras 3D normalmente utilizan diversos polímeros como material de impresión, pero además, existen clases especiales de impresoras tales como Foodini, impresora que crea comida o algunas que hasta pueden imprimir casas depositando cemento por capas.

Otra de las tecnologías 3D funciona inyectando resinas en estado líquido y curándolas con luz ultravioleta. Estos son fotopolímeros, es una formulación cuya base es un polímero orgánico, cuya característica principal es que es sensible a la luz de determinada longitud de onda.

Su formulación básica consta de un colorante sensibilizador, un iniciador generador de radicales libres y uno o varios monómeros polimerizables. Estos componentes se sitúan en una matriz formada por un polímero como PVA, poliacrilato, PVC, etc.

Otra tecnología de impresión 3D funciona inyectando resinas en estado líquido y curándolas con luz ultravioleta. Se trata de fotopolímeros de base acrílica con diferentes propiedades físico-mecánicas: variedad de flexibilidades, elongación a rotura, resistencia, colores, etc.

Se caracteriza por su precisión y acabado de superficie, lo que hace que su aplicación en matricería resulte muy adecuada.

Una de estas últimas se encuentra en el Liceo Pinar 2 y el FPB trayecto II de UTU Solymar, y se logró en el marco del Proyecto  “Laboratorios de Fabricación Digital” del Plan Ceibal cuyo objetivo es incorporar la tecnología de impresión 3D en los centros de estudio.

A nivel internacional, según Rtve, se presentó la última tecnología en 3D; ésta permite crear baterías recargables con capacidad equivalente a la de las pilas AA; la novedad surge de la empresa llamada Graphene 3D Lab.

Esta compañía, utilizando grafeno, un nanomaterial ligero y flexible creado con capas de carbono de tan solo un átomo de grosor, para imprimir diversos circuitos electrónicos e incluso pequeños componentes, permite la creación de estas baterías (que pueden tener cualquier forma  para poder adaptarlas a los diferentes dispositivos modernos, como relojes o cámaras de todo tipo) que se cargan, ponen su voltaje a trabajar junto con otros circuitos y cuando se gasta puede volver a cargarse.

Según la empresa barcelonesa EntresD, en un futuro muy próximo, muchos de los hogares tendrán una impresora 3D o una pequeña “Fábrica personal”, como lo llama el director de la compañía, Marc Torras, y con ello la posibilidad de crear nuestros propios objetos, juguetes, electrodomésticos, repuestos  e inimaginable cantidad de piezas.

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