Los dos hombres, de 22 y 38 años que fueron trasladados, uno de Montevideo y el otro desde la cárcel de Canelones, cobraron solamente $ 10.000 para viajar a Maldonado y asesinar al docente que se domiciliaba en avenida Lavalleja. Con la confesión de ambos sujetos, se derrumban los testimonios de las otras personas que desde hace más de un año cumplen distintas medidas cautelares.

 

La noche de este miércoles y tras una larga audiencia, el Juez Penal de 4° Turno de Maldonado formalizó a los dos sicarios que la noche del 9 de julio de 2018, viajaron desde Montevideo hacia Maldonado para dar muerte a Edwar Alexis Vaz Fascioli, en la puerta del edificio donde vivía.

Se trata de Carlos Alejandro Alberti Rodríguez, de 22 años, quien fuera detenido el martes en la capital del país. Cumplirá prisión preventiva hasta el 21 de agosto, como presunto autor de un delito de homicidio especialmente agravado y muy especialmente agravado, por la premeditación y la promesa de remuneración.

Por el mismo tiempo y similar delito, fue enviado a prisión preventiva Raúl Marcelo Barboza Lacuesta, de 38 años, quien fue trasladado desde la cárcel de Canelones donde estaba purgando pena por un delito de hurto especialmente agravado. Fue quien con total frialdad efectuó los disparos contra Vaz.

Ambos fueron contratados para viajar a Maldonado, concretamente a matar una persona por solamente $ 10.000. Alberti Rodríguez tuvo la misión de “convencer” al docente para que bajara de su apartamento, por $ 3.000; Barboza Lacuesta fue quien lo ejecutó a balazos, y cobró unos $ 7.000.

Castillo derrumbado

A partir de estas dos formalizaciones, la Fiscal del caso -que trabajó intensamente con personal de Homicidios del Distrito 4 de la Policía de Maldonado-, pudo recomponer el puzle en el que quedó claramente definido el rol de cada una de las otras personas que ya cumplen medidas cautelares.

Carlos Alejandro Alberti Rodríguez vivía en situación de calle tras abandonar a su familia por su consumo problemático de drogas; era buscado desde el mes de junio y finalmente fue ubicado días atrás limpiando vidrios de automóviles en Montevideo; fue el primer contactado para cometer el crimen.

Quien habló con él más de un año atrás, fue Mathías Guarteche, el joven que el 9 de julio de 2018 trasladó a los dos sicarios desde Montevideo a Maldonado y de regreso, en un automóvil marca Geely que, le había pedido prestado a un primo pero sin decirle el propósito del viaje que realizaría.

Barboza Lacuesta, fue el segundo en ser contactado por Guarteche para viajar a Maldonado y asesinar al docente. Alberti cobró la suma de $ 3.000 para consumar el plan (le prometieron más), mientras que Barboza, poseedor de otros antecedentes penales recibió entre $ 7.000 y $ 8.000.

Mathías Guarteche, de 25 años, por ahora está formalizado como cómplice de un delito de homicidio, y resultó ser pieza clave entre los asesinos y quienes armaron el plan para matar a Vaz. Guarteche tenía una larga relación amistosa con Mauro Carlos Machado, quien era pareja de Lulukhy Moraes.

La entonces pareja de la mujer conocida como “la gitana”, quien tenía dos hijos con Edwar Alexis Vaz Fascioli, fue la encargada de explicarle los planes a su amigo para que a su vez éste encontrara en Montevideo a las personas indicadas y capaces de perpetrar el asesinato, y les pagara lo acordado.

Tras la audiencia de este miércoles y de cara a lo que sería la instancia final del caso, no solo puede cambiar la imputación a Guarteche, sino la de todos los implicados, ya que estaría probado que el plan fue urdido por Lulukhy y su pareja, pero en conocimiento además de la amiga de la gitana y otras personas.

La decisión de sacar del medio al docente de inglés habría sido tomada a raíz de las profundas diferencias existentes entre él y la madre de sus hijos tras la separación, y porque mediaba incluso un reclamo por al menos US$ 1,5 millones que sería presentado ante la Justicia por parte de la víctima.

María Leticia Giachino, la amiga íntima de Lulukhy y con la que vivía en la mansión Gypsy Queen, fue la encargada de adquirir los teléfonos celulares que fueron utilizados exclusivamente para que el plan no fallara. Uno fue entregado a los sicarios para coordinar todos los pasos.

Franco Silvera, de 26 años, quien realizaba trabajos de jardinería en la mansión “Gypsy Queen”, trasladó a los sicarios desde la Parada 41 de la Playa Mansa hasta media cuadra del edificio “Mavaró”; tras el asesinato volvió a llevarlos hasta donde esperaba Guarteche para retornar con los asesinos a Montevideo.

Ahora, se sabe que tuvo otro tipo de participación, ya que en más de una ocasión habría acompañado a Mauro Carlos Machado a realizar “inteligencia” en torno al edificio donde vivía Vaz en avenida Lavalleja, y fue el encargado de entregar los teléfonos celulares a los otros actores.

Mucho en juego

Edwar Vaz y Lulukhy Moraes habían contraído matrimonio el 14 de abril de 1997 y se divorciaron el 3 de junio del año 2016. Tenían dos hijos en común: un varón hoy con 17 años que vivía con el padre y una chica de 21 años que cuando ocurrieron los hechos ya se había independizado.

Tras la separación y divorcio, las diferencias entre ambos -por distintas razones, tanto materiales como sentimentales- se agudizaron, lo que fue corroborado por una serie de intervenciones de la Unidad Especializada en Violencia Doméstica y de Género (UEVDG) de Maldonado.

También había expedientes judiciales en una sede de Familia, Paz y Civil a fin de dilucidar cuestiones relativas a los bienes que poseía el matrimonio, razón por la cual Vaz estaba a pocos días de presentar una demanda por aproximadamente US$ 1,5 millones cuando fue asesinado.

La demanda no incluía la mansión “Gypsy Queen”, sino otra serie de bienes que deberían ser repartidos entre los integrantes de la pareja: un apartamento en un lujoso edificio de Punta del Este, varios automóviles y camionetas que habrían sido puestas a nombre de la amiga de la ex esposa de Vaz, entre otras cosas.

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