La operación “Missisippi”, a cargo de la Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado (DGLCCO) e Interpol, tuvo su punto de inflexión el 8 de abril, y desembocó en el rescate de dos jóvenes brasileñas y la detención de tres hombres, dos de los cuales fueron condenados este miércoles por varios delitos. El único uruguayo involucrado, fue sobreseído.
Este miércoles, cuando expiraba el plazo de las medidas preventivas impuestas a los tres formalizados en el marco de la operación “Mississippi”, el equipo fiscal encabezado por Carolina Dean solicitó la condena para un norteamericano y un argentino, así como el sobreseimiento de un uruguayo imputado.
El miércoles 8 de abril, la Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado (DGLCCO) e Interpol, desató la operación “Mississippi” que desbarató lo que se presumía podía ser una organización de trata de personas, liderada por un extranjero radicado cerca de Maldonado y Punta del Este.
Una de las víctimas -una joven trabajadora sexual brasileña ingresada a Uruguay mediante engaños-, que fue afincada en la zona de Solanas, pudo acceder a un teléfono celular y dar aviso de lo que estaba ocurriendo a un conductor de Uber quien a su vez se contactó con una ong de ayuda a víctimas de trata.
La operación, supervisada por la Fiscal de 4° Turno de Maldonado, Carolina Dean, desembocó en la concreción de tres allanamientos durante los cuales fueron rescatados en total cinco jóvenes: dos trabajadoras sexuales brasileñas, y tres músicos (dos argentinos y un venezolano).
A nivel judicial el primer desenlace fue la formalización de 3 hombres: el norteamericano “Will” de 47 años (con profusos antecedentes en algunos estados de su país), un argentino de 49 años (presunto socio del anterior) y un fernandino de 32 que trabajaba para el primero, como chofer y custodio.
Precisamente éste último, W.L.D.C.B., de 32 años, había sido formalizado como presunto coautor de reiterados delitos de trata de personas, pero a lo largo de la investigación, se estableció que nada tenía que ver con las actividades ilícitas de los dos extranjeros.
En realidad, este hombre oriundo de Maldonado, trabajaba para “Will” como chofer y custodio, realizando siempre tareas ajenas a los ilícitos investigados. El problema para este hombre es que en una oportunidad alquiló una camioneta que los dos extranjeros usaron para viajar a Brasil de donde trajeron a dos jóvenes.
Este miércoles, en el Juzgado Penal de 10° Turno de Maldonado, el argentino R.A.K., fue condenado a 17 meses de prisión efectiva como autor de un delito de trata de personas, en reiteración real, con reiterados delitos de suministro de sustancias estupefacientes, y un delito de contrabando.
En la misma instancia, el norteamericano W.J.S., (alias “Will”), fue condenado a 3 años y 3 meses de cárcel, como autor de un delito de trata de personas, otro de suministro de sustancias estupefacientes, y por un delito de porte y tenencia ilegal de armas de fuego.
Camino de hormigas
El negocio de “Will”, un hombre ya muy conocido en los boliches de Maldonado, Punta del Este y Piriápolis, pero además en otros de Montevideo, que destacaba por pagar para tener espacios exclusivos y “mandar la vuelta” sin retaceos, se desbarrancó por una llamada telefónica.
Una trabajadora sexual brasileña traída a Uruguay mediante engaños, logró en los primeros días de abril acceder a un teléfono celular con el que llamó a un conductor de Uber, quien a su vez contactó a una mujer en Yaguarón que integra una ong, la que dio cuenta de los hechos a la Policía de Cerro Largo.
Cuando las dos chicas fueron traídas a Uruguay, guardaron el contacto del conductor de Uber que fue contratado por el norteamericano y el argentino para hacer el traslado. La que pudo acceder a un teléfono, llamó a este trabajador y le pidió que la ayudara a hacer conocer la situación que estaban viviendo.
Allí se inició la operación “Mississippi” a cargo de la DGLCCO, que ya tenía algunos datos sobre los movimientos de un extranjero que, radicado en las afueras de la ciudad de Maldonado, se estaría dedicando a la explotación de jóvenes -tanto hombres como mujeres., con distintos fines.
Durante los allanamientos concretados por la Policía, fueron rescatadas dos trabajadoras sexuales brasileñas muy jóvenes: L.P.M., de 21 años, y B.A.G., de 22 años; también los músicos J.A.R.U., venezolano de 25 años, y el argentino M.H.P.R., de 20 años, todos explotados por “Will”.
Arte y música
Unos 4 meses antes, el venezolano J.A.R.U. fue contactado por “Will” en Argentina, y convencido de viajar a Uruguay para que le produjera música y realizar eventos y giras. Se radicó en un chalet ubicado en calle El Guayabo esquina La Cinacina, Solanas, donde funcionaba un estudio de grabación.
Allí comenzó a crear canciones aunque solo recibía alojamiento y comida con la promesa de hacerse famoso a nivel internacional. También fueron tentados a viajar a Uruguay con las mismas promesas, y lo hicieron el 15 de febrero, los argentinos M.H.P.R., de 20 años y quien solo fue identificado como J.
Con los tres, el norteamericano firmó un contrato a 5 años pactando abonarles el 50% de las ganancias que generara la actividad musical, y U$S 1.000 por canción creada y producida. Las víctimas crearon 12 canciones en unos 45 días, y recibieron por ello la suma de US$ 1.000 cada uno.
Declararon que el norteamericano iba todas las noches a ese chalet donde tomaba abundante alcohol y consumía drogas, y les solicitaba que le mostraran el trabajo realizado. Aseguraron que trabajaban entre 13 y 14 horas diarias produciendo para el norteamericano.
Las chicas
Aunque MaldonadoNoticias obtuvo el testimonio de una trabajadora sexual montevideana de 23 años, que dijo haber convivido con “Will” en Solanas durante unas tres semanas a mediados de octubre del año pasado, junto a dos amigas, en los allanamientos solo fueron encontradas dos brasileñas.
Los investigadores establecieron que en los primeros días de marzo, W.J.S. viajó junto a un amigo y a dos de los jóvenes músicos a Porto Alegre, en Brasil. Lo hizo en una camioneta alquilada por el fernandino que ahora fue absuelto, ingresando por Yaguarón sin realizar ningún trámite migratorio.
En Porto Alegre concurrieron a un prostíbulo donde “Will” contactó a dos jóvenes brasileñas de 21 y 22 años, y mantuvo relaciones sexuales con ellas. El 15 de marzo, su empleado W.L.D.C.B. viajó en avión a Porto Alegre para retornar a Uruguay conduciendo la camioneta que había alquilado.
Este hombre ahora desvinculado totalmente del caso, nunca supo cual fue el motivo de aquel viaje ya que trabajaba para el norteamericano pero sin acceder a los detalles de sus actividades. De hecho, se sorprendió cuando la camioneta que había alquilado a su nombre estaba en Brasil.
A las jóvenes brasileñas, “Will” las invitó a instalarse en su domicilio como “damas de compañía” a cambio de recibir US$ 1.000 semanales. Pero las engañó porque les dijo que vivía cerca de Pelotas, en Brasil, sin mencionarles en ningún momento que en realidad residía en Maldonado, Uruguay.
Aunque ambas finalmente aceptaron la propuesta (ante la emergencia por el Covid-19 el lugar donde trabajaban iba a cerrar y quedarían sin ingresos), nunca pensaron que iban a ser ingresadas ilegalmente a Uruguay. Una de las jóvenes le pidió pasar por su casa a levantar documentos y ropas.
“Will” les dijo que no se preocuparan, que él se haría cargo de lo que necesitaran: ropa, maquillaje, peluquería y otros servicios. La madrugada del lunes 16 de marzo, retornaron todos a Uruguay en un coche de Uber. No hicieron el control migratorio, consumándose el ingreso ilegal de las jóvenes.
Ya en Maldonado, las víctimas fueron alojadas en otro chalé de la misma zona de Solanas, el domicilio del norteamericano que usaba como pantalla a una mujer que en estos momentos se encuentra en el exterior, a la que presentaba en algunos ámbitos como su esposa.
En Maldonado, las chicas L.P.M. y B.A.G., eran obligabas a mantener relaciones sexuales en forma permanente y estaban mal alimentadas; el norteamericano les retaceaba la comida argumentando que no le gustaban las mujeres gordas, y cuando salía de la propiedad, las dejaba encerradas.
En una ocasión, una de las chicas le dijo que quería viajar a su país a visitar a su hijo y por ello la agredió físicamente así como a su amiga que intentó interceder. Ambas admitieron haber consumido drogas no porque les gustara, sino para hacer más llevadero el calvario al que eran sometidas.
La trabajadora sexual de Montevideo que habló con MaldonadoNoticias, dijo que “Will”, en determinado momento de su estadía en el chalet de Solanas, la tentó al igual que a sus dos amigas, a viajar a Los Ángeles, en Estados Unidos. Les prometió pagar US$ 400 por semana a cada una.
La chica dijo que al principio cumplía, pero que luego comenzó a buscar excusas para no pagarles. Además, habían acordado que tendrían un día libre que tampoco lo lograban porque por distintos motivos no las querían llevar a la terminal de Maldonado a tomar un ómnibus hacia la capital.
En principio, todo indica que "Will" en realidad no encabezaría ni integraría ninguna organización de trata de personas, sino que, haciendo alarde de su solvencia económica lograba concretar todos sus caprichos, como tener una vida nocturna muy activa y pagar permanentemente para tener sexo.