El primer registro de una palmera Phoenix Canariensis afectada por el “picudo rojo” en Uruguay, fue en 2022. Actualmente se considera que la plaga está fuera de control y se extendió a palmeras autóctonas como Butiá y Pindó, en seis departamentos, entre ellos Maldonado.

 

La plaga Rynchophorus ferrugineus (picudo rojo) se encuentra actualmente en Montevideo, Canelones, Maldonado, Florida, San José y parte de Colonia. Si bien su principal hospedante es la Phoenix canariensis (palmera canaria), se ha encontrado atacando otras especies, incluyendo Butia odorata (Butiá) y Syagrus romanzoffiana (Pindó).

El insecto que se alimenta de las palmeras hasta matarlas, apareció en Uruguay en junio de 2022 y se transformó en un gran dolor de cabeza. El “picudo rojo”, de origen indio, no solo es un problema a nivel ambiental sino patrimonial por los perjuicios que ya está ocasionando en lugares donde las palmeras son emblemáticas.

En agosto del año pasado, el coordinador general de Gestión Ambiental de la Intendencia de Maldonado, Carlos Medina, confirmó a MaldonadoNoticias que la presencia del insecto ya había sido detectada por vecinos en Playa Verde, y que incluso había tenido lugar una reunión con técnicos del Mgap y otros organismos para analizar la situación.

Dada la poca experiencia generada debido a su reciente introducción en 2022, la severidad del daño y el impacto que pueda llegar a tener el “picudo rojo” en las especies nativas es aún incierto, de acuerdo al último informe de la Dirección General de Servicios Agrícolas, del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (Mgap).

La información pública con que se cuenta sobre la biología y comportamiento del insecto a nivel nacional es muy reducida. Los ejemplares adultos de la especie se empezaron a observar a inicios de primavera siendo su máxima expresión hacia finales de otoño, aunque se desconoce claramente cuando inician las posturas de huevos.

Del mismo modo, se desconoce hasta que momento del año continúan, proceso que en los insectos está fuertemente ligado a la temperatura. En la palmera canaria los estados inmaduros de la plaga penetran por la única yema de crecimiento, que está ubicada en la cima de la palmera.

Su detección temprana es dificultosa por lo que cuando los síntomas son claramente visibles, muchas veces, es demasiado tarde para realizar el control químico con insecticidas, siendo que no resulta efectivo y la palmera finalmente muere, como se ha observado hasta el momento en todos los casos.

La eficacia de las medidas de control químico disponibles, resulta incierta en el contexto nacional actual, ya que los insecticidas que pueden ser utilizados son limitados. Esto se debe a que además de requerir eficacia en el control de la plaga se deben minimizar los impactos de estos productos en especies benéficas como abejas, pájaros, y otras.

En áreas urbanas el sistema de aplicación de insecticidas muchas veces se reduce a tratamientos mediante endoterapia (inyección al tronco). Este sistema de aplicación limita el riesgo de exposición de las personas a los insecticidas, categorizados como moderadamente peligrosos, los que deben ser manejados por personal capacitado.

El control preventivo para proteger del ataque a la palmera es una alternativa que reduce el riesgo de infestación, aunque frente a ataques recurrentes con alta población de la plaga la probabilidad de éxito se reduce, por lo cual se entiende que al menos una aplicación preventiva a principios de primavera en palmeras visiblemente sanas, reduciría el riesgo.

El número de aplicaciones a realizarse va a depender de la residualidad del producto utilizado y de la presión de la plaga en la zona, entre otros factores. En función de estas variables es probable que se requiera más de una aplicación, por lo que se recomienda consultar con un ingeniero agrónomo especializado en el tema.

En el caso que no se tomen medidas de prevención o control, o se tomen tarde, la plaga termina matando a la palmera infestada. Esto implica que tarde o temprano la palmera tenga que ser extraída ante el riesgo de provocar accidentes. Una vez definido que el daño es irreversible hay que tomar varias medidas.

La palmera deberá ser extraída, sus hojas chipeadas, y el resto trozado, destruido o enterrado para evitar que el “picudo rojo” siga desarrollándose e infeste a otros ejemplares. La responsabilidad de la ejecución de las medidas fitosanitarias descritas es de las autoridades locales según la localización del ejemplar afectado.

Las intendencias en el ornato público y caminería interna de los departamentos; los organismos del Estado afectados, en predios estatales (gobierno nacional, entes autónomos, organismos descentralizados, Anep u otros); y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (Mtop) en las rutas nacionales.

Asimismo, deberán ejecutar las medidas fitosanitarias consignadas, los propietarios de las fincas urbanas o rurales. De acuerdo al plan de contingencia aprobado, las medidas serán ejecutadas a su costo, sin que esto genere algún tipo de indemnización por parte del Estado, concluye el informe.

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