El Ministerio de Ambiente (MA) dio a conocer el estado de avance del Plan Nacional de Gestión de Residuos (PNGR), un instrumento de planificación estratégica, a nivel nacional, con un horizonte temporal de diez años (2022-2032) que tiene como objetivo mejorar su manejo en el marco de la transición hacia un Uruguay más circular.
Se trata del primer plan a nivel nacional, en el marco de lo establecido en la Ley de Gestión Integral de Residuos (Ley N° 19.829, de 18 de setiembre de 2019) que busca avances en la planificación a nivel departamental, comprometiendo e implementando diversas acciones con el horizonte en 2030.
El plan cuenta con 10 ejes que abordan todos los tipos de residuos comprendidos en la Ley la que incluye la dimensión ambiental, social y económica de su gestión. A su vez, impulsa la disminución de la generación de residuos y los posiciona como recursos, apostando al desarrollo de capacidades nacionales.
Su abordaje tiene un fuerte anclaje en el manejo de los residuos domiciliarios por lo que el Ministerio de Ambiente avanza, en alianza con las intendencias, en estrategias adaptadas a las realidades de los diversos territorios, ya que existen diferencias muy marcadas en distintos departamentos.
Para esto se establecieron convenios de cooperación con los gobiernos departamentales asociados al cierre de vertederos a cielo abierto, la adecuación ambiental de los sitios de disposición final y el fortalecimiento de capacidades operativas y de planificación en cada departamento para avanzar en una estrategia integral y nacional.
Al momento se alcanzaron acuerdos con 15 intendencias, y se está próximo a firmar el convenio con la comuna de Cerro Largo mientras continúan las negociaciones para integrar los gobiernos departamentales de Artigas, Salto y Treinta y Tres.
Los aportes económicos y técnicos que aporta el MA, en coordinación con los gobiernos departamentales, impulsan un modelo de desarrollo sostenible, mediante la prevención y reducción de los impactos adversos de la generación y gestión de los residuos, además de reconocerlos como un recurso capaz de generar valor y empleo.
El proceso de construcción del plan involucró a un amplio conjunto de actores y aportó al documento una multiplicidad de visiones que permitieron integrar las dimensiones ambiental, económica, social y de género.