La hotelería de Punta del Este trabaja a buen nivel, aunque ha verificado la ausencia de muchos brasileños que en ésta época del año colmaban la capacidad. Empero, aumentó la presencia de argentinos, según el presidente del Centro de Hoteles de la península.
El presidente del Centro de Hoteles de Punta del Este, Antonio Soto, dijo que la temporada se está desarrollando dentro de lo previsto, pero que los grandes ausentes de esta época del año, han sido los brasileños, aunque para compensar han llegado más argentinos que el verano pasado.
Soto recordó que muchísimos brasileños celebran habitualmente Reveillón en Punta del Este y colmaban la capacidad de la hotelería, y ésta vez “hubo disponibilidad”. El operador aclaró que aún no manejan porcentajes de ocupación porque recién en esta jornada se inicia un relevamiento.
Por otra parte, reconoció que la oferta se ha ampliado, porque entre otras cosas, ahora se ofrecen decenas de apartamentos en alquiler -tipo cama de hotel- que antes en Punta del Este no se ofrecían. De todos modos “la temporada viene relativamente bien”, aclaró.
Respecto a las causas de la caída de brasileños, Antonio Soto aseguró que se debe a la devaluación del vecino país, lo que hizo que los costos en Uruguay se duplicaran respecto a temporadas anteriores, y muchos decidieron vacacionar en su propio país.
El presidente del Centro de Hoteles de Punta del Este, no se animó a comparar precios de destinos brasileños con los de Uruguay, pero dijo que hoteles de 3 o 4 estrellas en Punta del Este cuestan entre US$ 130 y US$ 140, lo que considera un precio razonable.
Soto acotó que es difícil hacer comparaciones, pero que hay que tener en cuenta que en Punta del Este, un alojamiento está “muy cerca de todo”, fundamentalmente de la playa y los distintos centros comerciales, lo que en cualquier destino es un diferencial que se valora.
Finalmente dijo que, las consecuencias de lo ocurrido sobre fin de año y primeros meses de enero, podría repercutir en invierno, ya que los costos operativos “son altísimos”, al extremo de no permitir que se reduzcan tarifas para hacer al destino más atractivo en baja temporada.