En Uruguay los ahogamientos son la primera causa de muerte por lesiones no intencionales en niños de entre 1 y 4 años y la segunda entre los de 5 a 15 años. El año pasado, el Ministerio de Salud Pública declaró de interés ministerial el 8 de diciembre como “Día de prevención de ahogamientos”, con el objetivo de visibilizar y concientizar sobre el tema de cara a prevenirlo.
Existen múltiples factores de riesgo sobre los que se puede actuar para evitar un ahogamiento; en el caso de los niños, uno de los principales es la falta de supervisión adecuada, mientras que en el caso de los adolescentes la falsa seguridad y concientización sobre los peligros que de las grandes masas de agua naturales y artificiales.
Es fundamental que los adultos responsables reconozcan las situaciones de peligro en las lagunas, ríos y el mar como en las piscinas familiares. En ningún momento se debe perder de vista a los menores al entrar al agua y la distancia con ellos no debe ser mayor a la de un brazo, de manera de poder dar una respuesta rápida ante una emergencia.
No existe ningún dispositivo para el agua que pueda sustituir la supervisión de un adulto. Es indispensable un control permanente del niño y estar cerca en todo momento, pudiéndole alcanzar con el brazo. Los flotadores o dispositivos de flotación, deben evitarse, ya que su uso da una falsa sensación de seguridad que los pone en riesgo.
Solo deberían ser usados chalecos adecuados al tamaño del niño con la certificación correspondiente de calidad, el que debe ser llevado además siempre que se navegue en cualquier tipo de embarcación o se practique algún deporte acuático. En resumen, las estrategias de prevención son simples y se deben tener presentes en todo momento.
En la playa los baños se deben realizar en zonas habilitadas con guardavidas y respetando la señalización. Pero aunque haya guardavidas, los padres no pierden la responsabilidad sobre los niños. Son ellos o los cuidadores adultos quienes deben estar siempre atentos mientras los niños están en el agua o jugando cerca de ella.
Las piscinas deben estar cercadas en sus cuatro lados y los cercos deben ser suficientemente altos y no escalables para que los niños no se puedan trepar, saltar o pasar a través de ellos. Además, el cierre de la reja debe ser seguro. En caso de que la piscina no esté en uso, se debe tapar con un cobertor firme en toda su extensión para que los niños no puedan atravesarlos ni quedar atrapados debajo.
La profundidad de la piscina debe estar indicada a sus lados, y debe prohibirse el lanzamiento de cabeza si la profundidad es menor a 1,80 metros. La manera segura de tirarse al agua es hacerlo de pie. No se recomienda que los niños se tiren de trampolines u otras alturas y se debe evitar que corran alrededor de las piscinas porque pueden resbalarse y caer al agua.
Los adolescentes
Los ahogamientos de los adolescentes suelen ocurrir fuera de casa, en lugares no supervisados como lagunas, ríos, mar. En muchas ocasiones se dan como resultado de lesiones producidas por zambullirse en zonas de escasa profundidad, practicando deportes acuáticos o al nadar bajo los efectos del alcohol.
Hay que recordar que en playas de agua dulce y ríos la flotabilidad es menor y se debe poner especial cuidado en las señales y advertencias que fueron colocadas respecto de la zona de baños. Por eso se recomienda vigilar a los menores en todo momento mientras que están cerca del agua o en ella, aun cuando sepan nadar.
Elegir siempre lugares seguros, bien señalizados y con guardavidas. Evitar bañarse en ríos, lagunas y bajo cascadas; pueden haber corrientes internas, algas y otras plantas acuáticas que pueden representar un peligro. Se remarca que las canteras son lugares prohibidos para el baño.
Los menores nunca deben ingresar al agua sin supervisión y en todo momento deben usar chaleco salvavidas si no saben nadar o hacen algún deporte acuático. Siempre se debe conocer la profundidad del agua y las características del fondo, antes de realizar una zambullida.
Se deben jugar o nadar lejos de los desagües de las piscinas o de hidromasajes, pues se pueden producir lesiones por succión o atrapamiento de determinadas partes del cuerpo, como el pelo. Los adolescentes deben evitar bañarse de noche o bañarse después de haber bebido alcohol, pues disminuye la capacidad de reacción ante el peligro.
En las piscinas deben tener cuidado con los resbalones y las zambullidas. En el mar deben nadar siempre cerca de la playa y paralelamente a ella, para evitar que se alejen sin darse cuenta y después tengan dificultad para volver. Los niños no deben quedar solos en las bañeras, latones o jugando con baldes que contengan agua.