*) Mauro Mendiburu Benedetto

El pasado lunes 18 de enero, el precio del barril de crudo Brent del Mar del Norte, retrocedió hasta los Usd 28. Habiendo alcanzado su máximo valor a finales de junio de 2014, ha sufrido una caída constante (con breves altibajos) que lleva ya 565 días.

Dicha baja ascendió a 70,21% entre puntas. Los analistas estiman que el precio descenderá aún más, a partir del levantamiento de las restricciones comerciales con Irán.

Es de recordar que este país suministraba el 27% del crudo a Europa antes de ejecutarse el embargo mencionado, y autoridades de dicho país estarán viajando a dicho continente en la próxima semana para retomar el volumen comercial perdido.

El problema que genera esta caída continuada, es que al ser la producción de petróleo una actividad intensiva en capital, muchas empresas se han endeudado fuertemente para poder entrar al mercado; y ahora se enfrentan con importantes pagos de intereses y vencimientos que solo pueden afrontar vendiendo más a menor precio.

Ello genera un aumento de la oferta que hace bajar aún más los precios, que les obliga a vender mayor cantidad, y de esa manera se forma un círculo vicioso para ellas. Y ello deriva en la posibilidad que muchas de estas empresas quiebren, si este proceso continúa.

Al precio actual pocos emprendimientos son rentables, y se estima que el 30% de las empresas del ramo entrarán en bancarrota para 2017, de mantenerse esta situación.

Ello traslada el problema al mercado de capitales, donde muchos fondos de ahorros han prestado su capital financiero a estas empresas y se encuentran hoy en día ante la posibilidad de default.

Por supuesto lo mismo ocurre con países productores como Venezuela, Nigeria, Angola y Rusia; que dependen fuertemente de sus exportaciones de petróleo, y les cuesta cada vez más enfrentar el pago de sus obligaciones financieras. En el caso de Venezuela, cada día se acorta el plazo para el ingreso de su deuda en default.

Desde Uruguay, se presenta una excelente oportunidad para aprovechar. Es el momento de asociarnos de alguna forma con empresas que enfrentan estas dificultades pero sobrevivirán a la coyuntura actual.

Es el momento de entrar al mercado, y cosechar los beneficios dentro de un par de años al menos (cuando el precio vuelva a valores de equilibrio, y hagamos manifestaciones en nuestro país por el aumento del combustible), invirtiendo en un rubro que siempre nos ha causado dolores de cabeza.

Pero entre el análisis político de la situación de Ancap que no tiene asidero empresarial y dista mucho de ser profesional, y los proyectos de extracción de la propia empresa; seguramente se tome la medida inapropiada y dejemos pasar una oportunidad más que interesante a largo plazo. Es la condena por contar con un sistema político que mira el corto plazo, y jamás puede elevar su mirada más allá del próximo período electoral.

*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es asesor de inversiones financieras.

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