*) Por Peter Johann Abmayr Kranzfelder
Había un agricultor que cosechaba maíz de excelente calidad.
Cada año, ganaba el premio por el mejor cultivo de maíz.
Un periodista lo entrevistó y se enteró de algo interesante acerca de su cosecha. El reportero descubrió que el agricultor compartía su semilla de maíz con sus vecinos.
El periodista le preguntó: ¿Cómo puede darse el lujo de compartir sus mejores semillas de maíz con sus vecinos cuando están entrando en competencia con la suya cada año?.
Dijo el granjero: ¿Por qué señor, no sabes?. El viento recoge el polen del maíz maduro, remolinos de campo a campo. Si mis vecinos cultivan maíz inferior, la polinización cruzada degradaría de manera constante la calidad de mi maíz. Si voy a cultivar buen maíz, debo ayudar a mis vecinos a cultivar buen maíz. Así es con nuestras vidas...
Los que quieren vivir de manera significativa y buena deben ayudar a enriquecer las vidas de los demás, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y aquellos que eligen ser felices deben ayudar a otros a encontrar la felicidad, porque el bienestar de cada uno está ligado al bienestar de todos.
Lo llamo el poder de la colectividad... Lo llamo un principio de éxito... Lo llaman una ley de la vida. El hecho es que ninguno de nosotros realmente gana hasta que todos ganamos.
*) Productor agrícola-orgánica e investigador de sistemas alternativos autosustentables en la producción alimentaria. Ha investigado en Sud África, Tanzania, Australia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Nueva Zelanda y desde abril 2006 en Uruguay. Iniciador y coordinador de UNIDOS Por Nuestras Riquezas Naturales y de la red de Estaciones Experimentales Alternativas (EEA). Vive en la EEA Tíbet, Aiguá, Maldonado. Columnista en MaldonadoNoticias.