*) Cr. Ricardo Puglia Saavedra
A partir de la unión de la economía y las finanzas en un solo ministerio se han deshilachado ambas materias por quienes han ocupado ese sillón y el hoy fracasado modelo “astorista” nos demuestra la incapacidad desde las alturas de indicar los caminos para generar riqueza y contra atacar con medidas contra cíclicas genuinas las dificultades regionales y mundiales a las que estamos expuestos.
A pesar de haber partido de una base equilibrada y sustentable en marzo de 2005, con todos los índices macroeconómicos conocidos, el modelo astorista y sus defensores se deslumbraron por el crecimiento continuo del PIB sin haber creado las condiciones para ello.
Vinieron los bancos internacionales, los bancos multilaterales de crédito, los fondos de inversión, los fondos de pensiones, etc., a incentivar a las autoridades en la consecución del “grado inversor” en beneficio de sus propios intereses.
Esto significó que la demanda de necesidades básicas y otras no tanto exigidas por la población ahora se podían cumplir por el crecimiento, por un mayor endeudamiento, y por el ilusorio espacio fiscal creado en la mente del modelo mientras la recaudación no paraba de crecer.
El endeudarse se transformó en el vicio del modelo astorista; nunca alcanzó el dinero para pagar los gastos sociales incurridos ni en la Administración Central, ni en los Organismos Públicos ni en algunas Intendencias como Montevideo y Maldonado. Fue y sigue siendo como andar en bicicleta con una venda en los ojos, pedaleando para seguir andando hasta darse el porrazo.
Si miramos con retrospectiva estos doce años de gobierno de izquierda vemos que el énfasis del gasto fue puesto en el llamado “gasto social” que admite hasta las nuevas butacas del rector de la universidad, el pulido del piso de la sala del vicepresidente de la república, los gastos de tantas Zambias, el avión presidencial y las inversiones a fondos perdidos en Alur, Ancap, Afe, Antel, Ute, Ose, Correos, Pluna, Fondes, Fonasa, etc., etc.
Mientras el dinero fluía como de un manantial inagotable (nada que sucediera en la región o en el mundo nos podía afectar; decían del modelo, que estábamos desacoplados). Las finanzas soportaron esta locura inédita de la izquierda en gastar mal y mal invertir peor, siguiendo los deseos de sus dirigentes que gastando más las cosas iban a mejorar.
La furia del gasto recorrió cada rincón del Uruguay y la inversión en obras públicas -carreteras, puentes, hospitales, escuelas, liceos, nuevos puertos-, dragado, energía más barata, baja en los costes de las administración central y las empresas públicas, reforma del Estado, fue olvidado o dejado de lado. Sólo el Antel Arena (obra innecesaria) tendrá lugar al doble del coste original. Prudencia y austeridad no son palabras conocidas por el modelo.
Muchas fueron las voces de la oposición en advertir que los tiempos estaban cambiando, que China había anunciado una baja en sus números de crecimiento y cómo vivimos en un mundo globalizado, iba a afectar a los países más dependientes de las exportaciones hacia ese destino, como lo es Brasil.
Advertimos que el descontrol kirchnerista se profundizaría al irse adecuando las variables a su real valor. El mundo había cambiado, Uruguay no, nada de ello lo afectaría.
La soberbia del modelo astorista es incapaz de reconocer sus errores que son alimentados con más impuestos a la población a cambio de nada. Sólo desean continuar con este modelo de gasto social, totalmente inconducente a un destino cierto, retraídos en la esperanza de que aparezca un grupo de zombis sonámbulos que nos salve la situación. Ahora no es el FMI el malo de la película.
Y mientras tanto, se produce el tercer ajuste fiscal de la segunda Administración Vázquez, el primero en Enero con la suba de las tarifas públicas, el segundo con la ley de presupuesto y ahora el tercero, como una mini reforma tributaria a ser incorporada en la ley de rendición de cuentas.
Hasta ahora y desde que la izquierda ganó el poder, sólo hablamos de finanzas públicas. De economía no dialogamos en ningún momento. Se ha apostado a la ley de inversiones como el desiderátum de la inversión privada que no tiene ninguna planificación ni indicación hacia qué sectores influir con nuevos capitales, y esperan que la mano invisible de Adam Smith se haga cargo de la misma.
Lo del título, Vamos mal!.
*) Especialista en inversión bancaria y asesoramiento empresarial, egresado en 1980 de la Universidad de la República Oriental del Uruguay “Contador Público y Licenciado en Administración”. Ex vicepresidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo. Ha desarrollado una proficua e intensa actividad en la banca nacional e internacional, destacando las áreas de inversiones, reestructuración de deuda, banca corporativa, banca minorista, proyectos de inversión, ingeniería financiera y comercio internacional.
En 1990/1991 ocupó la gerencia comercial de Credit Lyonnais Uruguay y participó en la renegociación de la deuda externa uruguaya en estrecho contacto con el Ministerio de Economía y Citibank N.A.; de 1992 a 1996 estivo a cargo de la gerencia comercial de Banco Exterior Uruguay (hoy BBVAArgentaria).
Desde el año 2006 desarrolló servicios profesionales independientes en Consultoría y Finanzas Corporativas en varias empresas.