*) Psic. Manuel Froilán Zavala Ayala

“Sólo quiero saber por qué…así tendría algún descanso y paz con ésta muerte; si pudiera saber por qué sucedió esto”.

Muchas sociedades se están haciendo la misma pregunta con respecto a la epidemia de suicidios que el mundo está enfrentando. Demandan una definición más profunda de las causas. No basta con decir: “que pena; o, “y bueno… que triste la muerte de J.P. que se disparó”. Las personas necesitan preguntarse “cuál fue el motivo” por el que se disparó.

Las causas de cada suicidio son una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y espirituales. Entre estas se incluyen problemas familiares, falsas expectativas, cambios impredecibles de la vida, sentimientos de aislamiento y falta de propósito en sus vidas, entre otras.

El suicidio siempre ha sido un hecho de vida o muerte; esto es evidente inclusive en la literatura antigua. Para entender la fuerza detrás de la actual epidemia de suicidios, debemos examinar muy de cerca la degeneración de las normas sociales, culturales, filosóficas y éticas de las diversas sociedades. Las normas éticas concernientes al respeto por la vida y la importancia de la preservación de la familia se han desintegrado rápidamente.

Como nadie lo puede negar, las normas éticas entre los adolescentes han ido declinando. Las normas modernas de ideas y principios en las que los adolescentes están basando sus vidas se están moviendo hacia el narcisismo y el nihilismo. Hace años preocupaba la apatía en ciertas sociedades; ahora la apatía está siendo desafiada por la antipatía.

Posiblemente peor que la actitud de “No me importa” es la actitud que dice “No me interesan aquellos que lo hacen”. Los hijos del narcisismo están preocupados por la manera en que se ven: sólo creen en sí mismos; se adoran a sí mismos.

Por el otro lado, los hijos del nihilismo no creen en nada. Veneran a la nada; sirven a la nada. Debemos recordar, sin embargo, que la culpa no yace únicamente en los adolescentes; sus creencias y actitudes han sido aprendidas del hogar y de la sociedad.

Muchos han visto el rompimiento de la unidad familiar, que el materialismo es adorado y sus mentes han sido bombardeadas con el mensaje de que “verse bien y sentirse bien” es más importante que “ser buenos”.

Recordemos: el suicidio es una causa de muerte evitable.

*) Licenciado en Psicología, especialidad Clínica (con Habilitación Profesional del MSP). Miembro Honorario en el Área de Negociación Antisecuestro (gerenciamiento de crisis) del Grupo Halcón de la Policía Argentina

Especializaciones en Suicidología: Red Mundial de Suicidiólogos (Representante Nacional hasta el año 2.008); Red Iberoamericana de Suicidiólogos (Argentina).

Miembro de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), desde el 10 de agosto de 2016.

Ex - Miembro de la Sociedad Mexicana de Tanatología.

Libros publicados: “Suicidio Infanto-Juvenil” - Cómo reconocer las Señales de Advertencia (Editorial Arandura. Año 2006); en proceso: “Estrés, Depresión y Suicidio”. Disertante en múltiples eventos en varios países.

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