*) Enrique M. González Vilar Laudani

En la década de los ´70 y parte de los ´80, en la mayoría de los países en desarrollo, como los de América Latina, se podía pasar de un empleo a otro fácilmente. Si a uno no le gustaba el sueldo o las horas que tenía que viajar, se despedía de los compañeros y renunciaba, sabiendo con certeza que en pocos días más podría conseguir otro empleo por el mismo dinero o un poco más.

Era una época especial. Con estudios primarios estabas habilitado para trabajar en cualquier lado, en puestos que no requerían calificación, pero que abundaban. Si uno tenía estudios secundarios, sus posibilidades mejoraban y podías acceder a ser empleado, vendedor o administrativo, con posibilidades de ir progresando, mejorando el sueldo y la posición mediante el esfuerzo y la dedicación.

Era posible, en esa época, que uno estuviese muchos años trabajando para la misma empresa, salvo que voluntariamente te fueses en busca de nuevos horizontes. Si tenías estudios superiores (universitarios o terciarios) tenías casi asegurada una buena remuneración de entrada y tus posibilidades de progresar aumentaban exponencialmente.

Parecía que esto siempre se iba a mantener así, pero, con el paso de los años, las exigencias aumentaron. Tener la escuela terminada no significaba nada. El liceo completo era un requisito indispensable para presentarte a solicitar un empleo regular y en algunos casos, en los últimos tiempos, hasta es requerido manejar con soltura idiomas como el inglés o portugués para poder postularte en posiciones de mayor cuantía.

Debido a mis experiencias en el trabajo con jóvenes en estos últimos 30 años, me gustaría poder compartir algunas reflexiones con vos, seas un joven del liceo, un padre o madre, un trabajador que quiere progresar o aunque tan solo estés buscando aumentar tu caudal de conocimiento.

En primer lugar, la “bella época” del pleno empleo, de salir de un trabajo y entrar al otro, ya no existe, ni volverá, salvo para aquéllos que tengan una sólida formación en las llamadas ciencias duras. En general todos los que estudien en campos tales como la informática, la ingeniería (en todos sus tipos), la salud, las energías renovables, los controles de calidad alimenticia y ambientales y algunos otros, tendrán muchas posibilidades de pleno empleo rápidamente.

Todo esto en detrimento de las Ciencias Sociales, (donde se inscriben la mayoría de los estudiantes), lo cual les impide conseguir mejores trabajos o desempeñarse en el área en la cual han estudiado. Por otra parte, muchos otros, por diversas causas, abandonan sus estudios o directamente no los comienzan.

Quisiera expresar, con todo el énfasis que pueda, que la Educación es la Clave del Éxito. El mundo actual es más competitivo que nunca. Tanto el hombre como la mujer necesitan obtener la formación académica necesaria que les permita responder a las exigencias, a las necesidades urgentes de la vida y el decidir qué estudiar, dónde hacerlo y cómo desempeñarse, debería ser un tema de fundamental importancia para cada individuo y su familia.

Además, los hombres y las mujeres tienen que estar preparados en un campo mucho más amplio que nunca antes, con una competencia cada vez mayor, en la obtención de puestos cada vez menores (en cantidad) que brinden una mayor satisfacción salarial y de realización personal.

El esfuerzo en obtener una educación, muchas veces contrasta con la facilidad con que se brinda ayuda para solucionar temas temporales, según la conveniencia de los sectores comprometidos, olvidando ese antiguo refrán que dice que “si se le da a una persona un pescado, tendrá comida para un día, pero si se le enseña a pescar, tendrá comida para el resto de la vida”.

Hay muchos individuos que padecen las consecuencias del olvido, de la falta de instrucción y por no haber tenido la posibilidad en su momento, no han podido capacitarse. Esto no los denigra en absoluto, pero debemos hacer todo lo que podamos para ayudarles a elevarse, a establecer su vida sobre el fundamento de la autosuficiencia que brinda la instrucción.

¡La educación es la clave de la oportunidad!. El aprendizaje no se circunscribe solo a las instituciones de nivel superior. Tenemos en este bendito país la oportunidad de aprender muchos oficios que te brindarán conocimientos para ayudarte a vivir mejor. Casi en cada Departamento y Alcaldía hay cursos dictados por profesionales.

Electricidad, Construcción, Corte y Confección, Peluquería, Carpintería y muchos otros más están al alcance de todos. Son totalmente gratuitos y si pones de tu parte y te capacitas cada vez más, estarás facultado para mejorar tu situación laboral. En mi opinión, si uno se capacita y trabaja con honestidad y mucha dedicación, poniendo toda la fuerza en ello, solo hay un camino para recorrer, y este es el del progreso.

En un próximo artículo, me gustaría ampliar un poco más estos temas, mostrando algunas políticas educativas y laborales de otros países, pero, como todas las semanas, te invito a que en este año que comienza, pienses en aprender.

Si aún no empezaste a estudiar, podes fijarte la meta de hacerlo, de poner mucha energía en no solo concurrir a un liceo, universidad o curso, sino en realmente aprender. Asistir y participar plenamente. Sumergirte en el maravilloso universo del conocimiento. ¿Qué te parece?. ¿Lo intentamos juntos?.

*) Periodista (Universidad Nacional de la Matanza - Bs. As. - Argentina). Director de Seminarios e Institutos en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para las sedes Morón, Quilmes y Merlo (todo en Bs. As.).

Docente y Profesor en religión para jóvenes de 14 a 30 años. Director del Programa de Becas Educativas (FPE) de la Iglesia en Instituto SEI Merlo. Coach y Orientador Educativo en el mismo Instituto.

Todo esto fue realizado desde 1986 a 2013. Coach de Vida y Facilitador de proyectos personales (Estudios con la Licenciada Graciela Sessarego - Venezuela).

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