*) Mauro Mendiburu Benedetto

He recibido en las últimas semanas algunos comentarios de amigos y alumnos, respecto al resurgimiento de un sistema de “inversión financiera” denominado Mandala o Flor de la Abundancia, prometiendo jugosos rendimientos con escasa inversión. La existencia de Facebook, Twitter y otras redes sociales, hacen que este sistema pueda reproducirse rápidamente en poco tiempo, llevando al engaño a mucha gente de bien.

El sistema consiste en “invertir”, como lo dice el método señalado, $ 1500 o $ 2000, y al mismo tiempo lograr captar otros “inversores” para que hagan lo mismo. El dinero se gira a una cuenta determinada, y el obtener dos nuevos “socios inversores” o “empresarios” en el sistema, hace que uno ascienda a mayor grado en el sistema.

Si nuestros nuevos “emprendedores” o “socios” logran conseguir cada uno de ellos dos nuevos participantes, y lo mismo ocurre sucesivamente, luego de tres rondas de ascensos, comenzaremos a recibir las “ganancias” producto de aportes de cada nuevo socio, lo cual asegura la rentabilidad del modelo o sistema. Dicha ganancia llega a ser varias veces la “inversión” original.

A veces el sistema se enmascara en venta de algún producto, pero en el fondo poco importa cuál es el mismo, lo importante es el aporte de cada “socio” o “empresario” o “emprendedor exitoso”, sea en efectivo, o a cambio de algún bien; y es más, principalmente importa que éste logre incorporar un nuevo “socio o empresario” al sistema. El sistema subsiste siempre que nuevos participantes ingresen con sus aportes.

Este formato fue inventado por un inmigrante italiano, Carlo Ponzi, a comienzos del siglo XX. Ponzi, descubrió que existía una renta interesante por diferencias de precios entre los cupones de los inmigrantes italianos residentes en USA, y los precios de los mismos en Italia. Arbitrar en los mismos le hubiese generado suculentas ganancias.

Pero Ponzi observó que la gente quiere altas rentas en el corto plazo, e ideó un sistema consistente en captar ahorros con la excusa de invertir en estos cupones, y pagar intereses altos a los mismos, financiados con nuevos aportes de nuevos ahorristas.

Claro está, el negocio de la compra venta de cupones, que tenía un origen legítimo, terminó siendo la excusa para entrar al sistema, simplemente se necesitaba captar suficientes ahorros para pagar altos intereses de viejos ahorros. Poco importaban los cupones.

Ponzi llegó a amasar varios millones de dólares. Sin embargo, solo restaba que un grupo de ahorristas intentaran retirar sus ahorros (los cuales no existían pues habían sido distribuidos como intereses entre los mismos ahorristas) para que la pirámide se desplomara. Ello ocurrió, y Ponzi fue encarcelado por fraude. Murió muy pobre en Río de Janeiro.

Los sistemas actuales mencionados mantienen las mismas características que el Modelo Ponzi. Con otros nombres o mercaderías, solo subsisten si se logra convencer que nuevos participantes “inviertan” sus ahorros y se transformen en “empresarios”.

Sugerimos analizar bien estas propuestas financieras o empresariales antes de aceptarlas, aún si provienen de buenos amigos, que al igual que los amigos de Ponzi, terminaron estafados y en la bancarrota.

 

*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es asesor de inversiones financieras.

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