*) Psic. Manuel Froilán Zavala Ayala

La sociedad en general ha adoptado creencias erróneas acerca del suicidio. El mito más común es que las personas que hablan del suicidio no se quitan la vida. Las estadísticas muestran que de cada diez personas que se suicidan, nueve hablaron con otros acerca de ello. Otro mal concepto es que las probabilidades de que suceda un suicidio pueden ser reducidas “evitando hablar” del tema.

La frecuencia de suicidios puede reducirse simplemente sacando a relucir el tema en lugar de tratarlo como un “tabú”. Un mal entendido común es que “todas” las personas que se suicidan están mentalmente enfermas.

Aunque es cierto que aquellos que padecen de desórdenes mentales corren un gran riesgo, el número total de suicidios en ésta población, sólo constituye una pequeña fracción de los suicidios cometidos cada año. Es posible estar extremadamente “enojado” sin estar mal mentalmente. Es posible no lograr manejar situaciones frustrantes, sin estar mal mentalmente.

Otro mito, es que existe una “clase” de individuos que se suicidan. El suicidio afecta a personas de todas las edades, razas, religiones, y situaciones socio-económicas. Otra creencia sin fundamentos es que los suicidios suceden sin aviso previo.

Numerosos estudios demuestran que la mayoría de las personas que piensan cometer suicidio dan pistas con respecto a sus intenciones, sin embargo estas advertencias a menudo no son notadas. El problema está en el hecho de que la sociedad, en su gran mayoría, no reconoce los indicadores suicidas.

La mayoría de las personas, piensan que no hay nada que puedas hacer con respecto al suicidio. Es relativamente fácil encontrar personas que pueden testificar del poder persuasivo y de rescate que tuvo el hecho de que “alguien se interesara en ellos e interviniera”.

El dolor psicológico del suicida es desgarrador. En última instancia, la desesperación ocupa el lugar de la desesperanza. Los gritos de ayuda, se vuelven silenciosos. La indiferencia contamina toda posibilidad de salvar una vida.

Pero la batalla contra la autoeliminación se puede ganar. No es un proceso fácil ni rápido. Se necesita persistencia, convicción y valentía… y personas que den un paso adelante y que se “atrevan a interesarse”.

RECUERDA: El suicidio es una causa de muerte EVITABLE.

 

*) Licenciado en Psicología, especialidad Clínica (con Habilitación Profesional del MSP). Miembro Honorario en el Área de Negociación Antisecuestro (gerenciamiento de crisis) del Grupo Halcón de la Policía Argentina

Especializaciones en Suicidología: Red Mundial de Suicidiólogos (Representante Nacional hasta el año 2.008); Red Iberoamericana de Suicidiólogos (Argentina).

Miembro de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), desde el 10 de agosto de 2016.

Ex - Miembro de la Sociedad Mexicana de Tanatología.

Libros publicados: “Suicidio Infanto-Juvenil” - Cómo reconocer las Señales de Advertencia (Editorial Arandura. Año 2006); en proceso: “Estrés, Depresión y Suicidio”. Disertante en múltiples eventos en varios países.

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