El acto de conmemoración del proceso fundacional de la ciudad, contó con la presencia del secretario general de la Intendencia de Maldonado, Luis Eduardo Pereira -en representación del intendente Enrique Antía, los alcaldes de Punta del Este y Maldonado, Javier Carballal y Andrés Rapetti, respectivamente), concejales de ese municipio, y otras autoridades civiles y policiales.

 

Al hacer uso de la palabra en representación de la administración departamental, el director general de Cultura, Jorge Céspedes, valoró la importancia y la necesidad de detener la agenda diaria para la reflexión sobre fechas históricas, como en este caso los 118 años del proceso fundacional de Aiguá.

“Cuando se analiza el proceso de evolución permanente es inevitable pensar que el gobierno departamental invirtió para transformar y dar ese impulso que ha cambiado la localidad”, contexto en el que destacó la inversión en infraestructura realizada en esa norteña ciudad del departamento.

En ese sentido, Céspedes mencionó la terminal de ómnibus, la Casa de la Cultura y el plan de recuperación patrimonial de fachadas. Además, recordó que “su gente fue el motor que dinamizó la formación de Aiguá y evocó a su fundadora Margarita Muniz por su compromiso y velar por los intereses de los vecinos”.

“Aiguá siempre estuvo en la cercanía de los centros de poder y formó parte de la riqueza ganadera del país, y estuvo siempre llamada a cumplir un rol protagónico”, enfatizó el director general de Cultura de Maldonado, al tiempo de hacer hincapié en el compromiso de hombres y mujeres “con su tierra”.

Por su parte la profesora Susana Tizze, relató la importancia histórica de Aiguá y repasó la donación de tierras que realizara Margarita Muniz para crear un centro poblado, hasta que fuera fundada como pueblo, remarcando al mismo tiempo su evolución de los últimos 70 años, “porque se necesitaba crecer”, afirmó,

Recordó que nació en Aiguá, se crío allí y que vuelve cada vez que le es posible. Relató que “hace 70 años no había divisiones en las calles, el pueblo era recorrido a pie o en bicicleta y los jardines tenían limoneros”. “Se sacaban las sillas a la vereda para tomar el fresco y primaban las puertas abiertas”, dijo.

“Las facilidades de trabajo que aparecieron, debido a la construcción de puentes y rutas, derivaron en el éxodo de mucha gente en busca de un futuro mejor, por lo que (Aiguá) se fue despoblando y quedando con un déficit demográfico. A pesar de ello la ciudad, con los que se quedaron, se fue rejuveneciendo y hoy goza ser un atractivo turístico del que hay que estar orgulloso”.

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