El proceso judicial ingresa en sus etapas culminantes luego que en agosto la Fiscal del caso solicitara distintas penas para los imputados. En ese momento, a excepción de los dos sicarios y uno de los hombres que fue pieza clave en la organización del asesinato del docente, los demás cumplían prisión domiciliaria.
El Tribunal de Apelaciones Penal de 4° Turno, con fecha 3 de octubre, revocó la sentencia interlocutoria dictada el pasado 16 de agosto, disponiendo que nuevamente los 4 imputados por el caso Edwar Vaz que gozaban de prisión preventiva domiciliaria, vuelvan a la cárcel.
La medida alcanza a la ex esposa de Vaz, Lulukhy Moraes y a la amiga íntima de esta, María Leticia Giachino Fiori, así como a la hoy ex pareja de Moraes, Carlos Mauro Machado, y para Franco Gustavo Silvera, el joven que realizaba tareas de mantenimiento en la residencia “Gypsy Queen”.
En el mes de agosto, la Fiscal Andrea Naupp solicitó 30 años de cárcel para la ex esposa de Vaz, Lulukhy Moraes, y para su amiga María Leticia Giachino Fiori, así como para Carlos Mauro Machado; para el amigo de éste, Mathías Guarteche; y para Carlos Alejandro Alberti, uno de los sicarios.
Asimismo, solicitó 10 años de cárcel por cómplice de un delito de homicidio para Franco Gustavo Silvera, el joven que trasladó a los dos sicarios desde la Parada 41 de la Mansa hacia el edificio donde vivía Vaz, y de retorno a la Parada 41 donde los esperaba Guarteche para retornar a Montevideo.
Se agravó
Como lo informara MaldonadoNoticias, el viernes 16 de agosto se había cumplido la última audiencia, durante la cual comparecieron los 5 formalizados hasta el momento; exceptuando los dos sicarios formalizados en forma anterior y que ya estaban en prisión.
Ese día la ex esposa de Vaz y su amiga íntima, la ex pareja de la primera, así como el individuo que se encargó de buscar a las personas adecuadas para concretar el crimen, trasladarlos y pagarles, y el joven que hizo de chofer de los sicarios cuando llegaron a Maldonado, fueron reformalizados.
Avanzada la investigación y encontrándose en su tramo final, la Fiscal de la causa Andrea Naupp, solicitó al Juez Diego González Camejo elevar la calificación de las dos mujeres y los tres hombres, a coautores de un delito de homicidio especial y muy especialmente agravado.
En el juicio oral, se establecerán las agravantes que se aplicarán a cada uno de los implicados, como la premeditación y la promesa remuneratoria, ya que hubo quien o quienes prepararon el crimen y pagaron para cometerlo, a los dos sicarios formalizados el mes de julio.
En uno de los casos se volvió a dictar prisión preventiva ya que se confirmó que existía peligro de fuga, según lo que se desprendió de escuchas telefónicas realizadas a lo largo de la investigación. Las otras cuatro personas siguieron hasta ahora en prisión domiciliaria con vigilancia reforzada.
Todos ellos
El 17 de julio pasado fueron formalizados los dos sicarios; Carlos Alejandro Alberti Rodríguez, de 22 años (vivía en situación de calle), quien era buscado desde el mes de junio y fue ubicado limpiando vidrios de automóviles en Montevideo; fue el primer contactado para cometer el crimen.
Quien habló con él más de un año atrás, fue Mathías Guarteche, el joven que el 9 de julio de 2018 trasladó a los dos sicarios desde Montevideo a Maldonado y de regreso a la capital, en un coche que le había pedido prestado a un primo pero sin decirle el propósito del viaje que realizaría.
Raúl Marcelo Barboza Lacuesta, de 38 años, fue el segundo en ser contactado por Guarteche para viajar a Maldonado y asesinar a Vaz. Alberti cobró $ 3.000 para consumar el plan (le prometieron más), mientras que Barboza, poseedor de otros antecedentes penales recibió entre $ 7.000 y $ 8.000.
Mathías Guarteche, de 25 años, estaba formalizado como cómplice de un delito de homicidio, y fue pieza clave entre los asesinos y quienes armaron el plan para matar a Vaz. Tenía una larga relación amistosa con Carlos Mauro Machado, quien a la fecha del crimen era pareja de Lulukhy Moraes.
Guarteche, fue quien en comunicaciones telefónicas interceptadas por los investigadores, expresó sus intenciones de fugarse antes que se concrete el juicio oral. En la audiencia del 16 de agosto, la Fiscal Andrea Naupp solicitó nuevamente prisión preventiva para él, por 60 días.
La entonces pareja de la mujer conocida como “la gitana”, que tenía dos hijos con Edwar Alexis Vaz Fascioli, fue quien le explicó los planes a Guarteche para que a su vez éste encontrara en Montevideo a las personas indicadas y capaces de perpetrar el asesinato, y les pagara lo acordado.
La decisión de sacar del medio al docente habría sido tomada a raíz de las profundas diferencias existentes entre él y la madre de sus hijos tras la separación, y porque mediaba incluso un reclamo por al menos US$ 1,5 millones que sería presentado ante la Justicia por parte de la víctima.
María Leticia Giachino, la amiga íntima de Lulukhy y con la que vivía en la mansión “Gypsy Queen”, se encargó de adquirir los teléfonos celulares que fueron utilizados exclusivamente para ultimar los detalles finales del plan. Uno fue entregado a los sicarios para coordinar todos los pasos.
Franco Silvera, de 26 años, quien realizaba trabajos varios en “Gypsy Queen”, trasladó a los sicarios desde la Parada 41 de Playa Mansa hasta media cuadra del edificio “Mavaró”; tras la ejecución volvió a llevarlos hasta donde esperaba Guarteche para retornar con los asesinos a Montevideo.