El hecho ocurrió la madrugada del sábado 10 de febrero de este año. Todo fue orquestado por un sujeto privado de libertad en Argentina, que mantenía una relación sentimental con la pareja del dueño de la casa copada. La mujer fue quien aportó toda la información necesaria para que el hecho se consumara.

 

Como lo informara MaldonadoNoticias, sobre la hora 3.00 del sábado 10 de febrero de este año, dos individuos irrumpieron en una finca del barrio Maldonado Park, ubicada en calle Horneros, entre Cisnes y Ñandú, y sorprendieron a la pareja dueña de casa que se encontraba durmiendo.

Lo que había llamado la atención -entre otras cosas- es que la puerta principal de la finca se encontraba sin trancar. La pareja fue reducida en su dormitorio donde fue maniatada con un cable, mientras al dueño de casa le acercaron un teléfono donde un hombre le sugería colaborar con quienes habían llegado.

Mientras en otras habitaciones dormían dos hijos de la pareja y la madre del hombre, quienes no se habrían percatado de nada de lo que estaba ocurriendo, los copadores se alzaron con una tarjeta de débito con un saldo de $ 90.000, y otra de la madre del dueño de casa con saldo desconocido.

Además, se llevaron $ 15.000 y US$ 2.500 en efectivo, así como dos teléfonos celulares -de manera de dejar incomunicada a las víctimas-, y también la llave de un automóvil Volkswagen de la casa. El hecho fue denunciado recién a la hora 7.50, unas cinco horas después de ocurrido.

El intenso trabajo policial, apoyado en registros de distintas cámaras de video vigilancia, permitió confirmar que al menos dos de los delincuentes, tras el copamiento se habían dirigido a la terminal de ómnibus de Maldonado, desde donde viajaron a Montevideo, y luego desde la capital a Colonia.

El mismo sábado 10 de febrero en la tarde, dos sospechosos de nacionalidad argentina fueron atrapados por personal de Prefectura del puerto de Colonia cuando se disponían a salir de nuestro país. Se les incautaron US$ 2.601, $ 13.360 y $A 550, además de dos teléfonos celulares, entre otros efectos.

Se trataba de F.E.G., de 32 años, y de J.R.R., de 18, quienes fueron trasladados a Maldonado. Más tarde, en el Juzgado Penal de 11° turno, ambos fueron formalizados por la presunta comisión de un delito de privación de libertad y copamiento, siendo enviados a cumplir 120 días de prisión preventiva.

Pero lejos de cerrarse el caso como lo adelantó MaldonadoNoticias, porque había una o dos personas más involucradas, la investigación desembocó en la mujer de la casa copada, quien estaría involucrada en el hecho. Detenida, M.O.U.C., de 36 años, fue indagada y quedó a disposición de la Justicia.

Una serie de datos obtenidos, más su actitud y la inconsistencia de sus dichos, terminaron derrumbándola. El mediodía del lunes 12, M.O.U.C. fue formalizada como presunta coautora de un delito de copamiento, siendo enviada a prisión preventiva por el término de 120 días. En los tres casos, la prisión preventiva fue extendida.

Toda la verdad

El jueves 19 de diciembre, la Fiscalía de 5° turno de Maldonado, a cargo del Fiscal Jorge Vaz, y la Fiscal adscripta Ana Laura Barrios, logró la condena, en proceso abreviado, de los dos argentinos como autores de un delito de copamiento en concurrencia fuera de la reiteración con un delito de lesiones personales.

Fueron penados con 8 años y 8 años y 2 meses de penitenciaria, respectivamente. Esta última pena también recayó sobre M.O.U.C. que fue imputada como coautora penalmente responsable de un delito de copamiento, en concurrencia fuera de la reiteración, con un delito de lesiones personales.

Los dos argentinos que habían arribado desde la ciudad de Buenos Aires especialmente a cometer el copamiento, se alojaron en un hotel de la ciudad de Maldonado y, en horas de la madrugada, se dirigieron a la casa donde encontraban durmiendo a la pareja con sus dos niños, de 9 y 6 años y una señora de 91 años.

Los copadores fueron directo al dormitorio de M.O.U.C. y su pareja, maniataron de pies y manos al hombre, le taparon la cabeza con una funda y lo golpearon en distintas partes del cuerpo provocándole varias heridas, bajo amenazas de que les entregara el dinero que tenía. A la mujer le ataron las manos con “cinta pato”, pero sin lesionarla.

En todo momento los perpetradores hablaban por teléfono celular con otro hombre, el cual amenazaba a la víctima manifestándole conocer detalles íntimos de la familia, como nombres, rutinas, lugares, etcétera. La privación de libertad se extendió por unas 4 horas según se desprende de la investigación.

Los delincuentes se retiraron a pie descartándose por el camino de la ropa utilizada en el hecho y del teléfono celular del hombre agredido. Posteriormente se dirigieron a la terminal de ómnibus de Maldonado desde donde viajaron a Montevideo y desde allí a Colonia para volver a Argentina, lo que no lograron.

De las pericias, surgió que M.O.U.C. fue quien dio todos los datos y colaboró con los delincuentes para que consumaran el copamiento, probándose, además, que iba a participar en la división del botín que eventualmente lograran obtener. Ella tenía una relación sentimental con un sujeto privado de libertad en el vecino país.

Ese individuo fue quien planificó el hecho y envió a F.E.G. y a J.R.R. a Maldonado a perpetrar el copamiento. La mujer le aportó al ideólogo todos los datos de la familia, le comentó que su esposo tenía dinero y propiedades, dio la ubicación de la casa y mandó un video con la distribución interna de la misma.

Además, ella transfirió el dinero para cubrir los gastos de los pasajes de los delincuentes desde Argentina, les dio datos del hotel en el que se alojarían y dejó la puerta de rejas del frente de la casa sin trancar; en el porche, dejó un pasamontaña, guantes de goma y cinta y, dentro de la casa, un cuchillo de cocina.

El acuerdo era que la mujer se quedara con el 40% del botín, y entre los dos autores materiales y la persona que coordinaba vía teléfono desde Argentina, se repartirían el 60% restante. De la investigación surgió también que, un mes atrás, la mujer había entregado a uno de los argentinos condenados las llaves de un apartamento en Punta del Este.

Ese inmueble era propiedad de la madre de la víctima, y había sido robado en dos oportunidades por el argentino que recibió la llave. Si bien la defensa de la mujer alegó que esta había actuado bajo amenazas y violencia psicológica ejercida por el ideólogo, no logró acreditar los extremos invocados.

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